Voluntarios con discapacidad acompañan a los mayores de una residencia de Ávila
Fundación 'la Caixa' apoya este programa que desarrolla Respirávila y que invita a cambiar la mirada
. Cada 15 días, Adrián y Daniel, dos jóvenes con discapacidad intelectual, acuden como voluntarios a una residencia de Ávila para pasar la tarde con Luisa y Luciano, dos personas mayores, solteras y sin familia cercana. Lo hacen gracias al acompañamiento de Respirávila y a su programa 'Yo también hago voluntariado', seleccionado en la Convocatoria de Proyectos Sociales Castilla y León 2024 de la Fundación 'la Caixa'. Coincidiendo con el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, que se celebra cada 3 de diciembre, su historia nos invita a cambiar la mirada: pasar de ver a las personas con discapacidad como meras receptoras de ayuda a reconocerlas como ciudadanos con pleno derecho y capacidad de asistir a otros.
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A Adrián le encanta cómo juegan los futbolistas Jude Bellingham y Kylian Mbappé. «Soy del Real Madrid, pero cuesta mucho dinero ir al campo», confiesa. Tiene 24 años y vive con sus padres. Daniel tiene la misma edad, pero él prefiere el rugby y los paseos por la ciudad amurallada. Se la conoce al dedillo. A Luisa, que pronto cumplirá 70, le va más el dominó y sentarse en una terraza a tomar algo. Y el nonagenario Luciano, que fue taxista y hombre de campo, sigue fiel a los toros y al Real Ávila Club de Fútbol.
Los cuatro se encuentran un miércoles de cada dos en el mismo punto, la residencia de personas mayores de la capital abulense, dependiente de la Junta de Castilla y León. Adrián Casado y Daniel García trabajan como voluntarios y su labor consiste en acompañar a Luisa y Luciano. Y también hacer que pasen un buen rato.
Hasta aquí es una historia que se repite en muchos pueblos y ciudades. Lo que la distingue de otras es que Adrián y Daniel son personas con discapacidad intelectual que han decidido dedicar parte de su tiempo a mejorar el bienestar de Luisa y Luciano. A que la soledad no sea la que mande en su día a día.
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«Siempre vemos a las personas con discapacidad intelectual como receptores de ayuda y no como personas que pueden ayudar. Por eso, lo más importante de este proyecto es el cambio de mirada. Ese cambio se da en las familias de los voluntarios, en la comunidad y en ellos mismos. Como voluntarios mejoran su autoestima, hacen algo valioso, se sienten útiles y establecen relaciones con un grupo de pertenencia. Y las familias ven a sus hijos más capaces, más responsables, más autónomos», explica Elena Unquiles Cobos, coordinadora de ocio inclusivo en Respirávila, asociación sin ánimo de lucro que proporciona momentos de respiro y descanso a las familias, e impulsora de la iniciativa 'Yo también hago voluntariado'.
El proyecto lleva activo tres años con 16 voluntarios, además del equipo técnico de la asociación y cinco asistentes personales que atienden las necesidades individuales de los voluntarios.
El beneficio es mutuo. Adrián comenta, sin soltar a Luisa, que «es una señora mayor que tiene problemas para moverse y salir de la residencia. Suelo ponerle la cazadora, luego le pinto los labios y nos vamos a dar un paseo, a comprar lotería o a tomar algo. A ella le gusta tomar una cervecita, a mí un refresco de cola sin azúcar y a Yolanda un refresco normal». Por su parte, Luciano señala sobre Daniel que «es un chico muy majo. Viene por aquí y salimos juntos, y me cuenta muchas cosas. El otro día estuvimos en el campo de fútbol viendo el Real Ávila contra el Numancia. ¡Hacía un frío…!». Ambos cuentan que se lo pasaron fenomenal, aunque no se ponen de acuerdo en el resultado. Al final fue un empate a cero.
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