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Los veterinarios de los mataderos denuncian una situación laboral insostenibleDoce veterinarios supervisan cada año el sacrificio de más de 300.000 animales en los seis mataderos que operan en la provincia de Palencia, garantizando ... que la carne que llega a los mercados cumpla con los estándares sanitarios y de bienestar animal.
En Palencia, Paredes de Nava, Guardo, Osorno, Amayuelas y Villamartín de Campos realizan un trabajo esencial para la seguridad alimentaria y la salud pública, que se desarrolla en condiciones de alta presión, largas jornadas y sin el reconocimiento que exigen desde hace años.
En la actualidad, trabajan en Castilla y León a tiempo completo y según los datos de la última RPT, 125 veterinarios oficiales en los mataderos a los que hay que sumar los veterinarios de zona a tiempo completo o a tiempo parcial. En total unos 150. Y en Castilla y León hay 73 mataderos con plazas en RPT y 38 mataderos con un sólo veterinario. Es el caso de los mataderos de Amayuelas y Villamartín de Campos, donde solo trabaja un veterinario, mientras que en los mataderos de Paredes de Nava, Osorno y Guardo hay dos veterinarios y en el matadero de la capital, trabajan cuatro.
Ahora, todos estos profesionales han alzado la voz para denunciar una situación que consideran insostenible: jornadas extenuantes, escasez de personal, falta de compensación por nocturnidad y desplazamientos, y una presión creciente de la industria cárnica. «Somos los únicos funcionarios públicos que desarrollamos toda nuestra labor dentro de una empresa privada», sostiene Javier Rodríguez, director técnico sanitario en el matadero de Giresa en Palencia y a su vez vicepresidente del sindicato veterinario en Castilla y León (SIVECAL) y en Palencia.
Hace 35 años se llevó a cabo la restructuración de los Servicios Veterinarios Oficiales de mataderos y desde entonces no se ha visto ningún detalle para mejorar la situación laboral de estos profesionales que tienen una situación «tan atípica» dentro de la función pública que requeriría una atención especial por parte de la administración que no se les está dando. No solo eso, aseguran que cada día son más los agravios comparativos que reciben estos profesionales respecto a otros empleados públicos.
Denuncian la falta de consideración con los veterinarios destinados en los mataderos, que vienen a sumarse al total y absoluto abandono y falta de valoración con el trabajo de estos profesionales. Profesionales mal pagados, con horarios interminables, y a los que se trata como sanitarios de segunda al compararlos con otros colectivos sanitarios del mismo grupo. «Tenemos que estar antes de que abra el matadero, comprobar que todo está en orden antes de empezar a funcionar y somos los últimos en irnos, trabajamos a turnos, a disposición de la empresa, usamos nuestro propio vehículo», sostiene Rodríguez para incidir en que su trabajo está mal pagado y para nada reconocido. «Ni siquiera durante la pandemia se nos reconoció el esfuerzo que hicimos para garantizar la seguridad alimentaria», sostiene.
En medio de este escenario, los veterinarios de matadero advierten que, si la Consejería de Sanidad no atiende sus demandas, el sistema de control sanitario en los mataderos de Palencia y de toda Castilla y León podría verse seriamente comprometido. Para evitar llegar al colapso, el Sindicato de Veterinarios de Castilla y León SIVECAL-USCAL exige una negociación que dé respuesta a las reclamaciones que llevan décadas haciendo y asegura que si no hay un compromiso claro por parte de la Consejería de Sanidad se convocará una huelga en el mes de abril, justo antes de Semana Santa.
Antes de llegar a estas amenazas, han dado pasos para negociar, pero de momento sin éxito. En enero, el sindicato presentó un documento a la Consejería de Sanidad denunciando su precaria situación laboral, el abandono y la desprotección que lleva años sin resolverse, los agravios comparativos con otros empleados públicos y el clima laboral cada vez más insostenible para estos profesionales, con una lista de reclamaciones irrenunciables.
«Llevamos lustros esperando que atiendan nuestra situación laboral pero se nos sigue considerando sanitarios de segunda, con salarios bajos y condiciones de trabajo muy duras», insiste el vicepresidente del sindicato en Palencia.
Se quejan de que la administración no tiene en cuenta que trabajan en un entorno de bajas temperaturas, alta humedad y exposición constante al ruido y productos químicos. En salas de despiece, la temperatura es inferior a 12°C, mientras que en cámaras frigoríficas puede llegar a -18°C. Se enfrentan también a riesgos físicos como atrapamientos, coces y cornadas, además de la exposición a zoonosis y contaminantes químicos.
Los turnos de trabajo incluyen jornadas nocturnas continuadas, con cambios constantes de horarios sin apenas antelación, lo que dificulta cualquier conciliación laboral y familiar. «Y a cambio recibimos 2,45 euros la hora por nocturnicidad. Es terrible», se queja Rodríguez. Sin olvidar que en épocas de mucho trabajo, como Navidades o Semana Santa, pueden llegar a hacer jornadas semanales de 50 horas y que se trabaja sábados, domingos y festivos.
También agravan su situación la alta carga burocrática y la falta de personal, con el 60% de la plantilla de veterinarios en mataderos que son interinos, lo que genera una gran inseguridad laboral.
En cuanto a los agravios comparativos con otros empleados públicos, Rodríguez explica que mientras que otros empleados de la Junta, como médicos y enfermeros del Sacyl, reciben compensaciones por desplazamientos y manutención, los veterinarios de mataderos deben acudir con su propio vehículo sin reembolso alguno y no reciben dietas por jornadas extendidas.
Una situación que viene de lejos. Ni siquiera se ha cumplido el compromiso adquirido por las Cortes de Castilla y León, que aprobaron una Proposición No de Ley en 2021 para mejorar sus condiciones y realizar un estudio sobre su situación. «La Junta no ha cumplido con este compromiso», insiste Rodríguez.
En este punto y ante esta precaria situación laboral exigen mejoras a la Consejería de Sanidad con la advertencia de que si no cumple y no se atienden sus reclamaciones, el conflicto laboral podría agravarse afectando tanto a los profesionales como al sector cárnico de la Comunidad. «Llevamos mucho tiempo intentando no llegar al conflicto, hemos sido pacientes y seguimos abiertos a negociar pero si no se atienden nuestras reclamaciones iremos a la huelga», advierte Rodríguez.
El pasado mes de enero presentaron a la Consejería un documento con 18 reivindicaciones «totalmente asumibles», afirma Rodríguez. Entre ellas exigen la equiparación salarial con otros sanitarios del subgrupo A1, el pago de un complemento por nocturnidad y turnicidad, la compensación de los desplazamientos en vehículo propio y el reconocimiento del derecho a una jornada especial acorde a la penosidad de su trabajo y un sistema que haga que la jornada de trabajo no exceda las 48 horas semanales. También reclaman mejoras en la conciliación laboral y el reconocimiento de la formación práctica que imparten a los nuevos veterinarios y que ningún matadero de Castilla y León disponga en su plantilla de un solo veterinario.
En términos económicos, los veterinarios argumentan que la propuesta de aumento salarial supondría un coste asumible para la administración, especialmente si se reajustaran las tasas aplicadas a las inspecciones sanitarias. «Generamos casi 10 millones de euros en tasas cada año y atender nuestras reivindicaciones económicas supondría un desembolso de 1,1 millones de euros al año para la administración», afirma este veterinario.
Aseguran que la Consejería se comprometió con SIVECAL-USCAL a dar una respuesta en dos meses y el pasado 7 de marzo, durante una reunión con el consejero de Sanidad, se plantearon unas soluciones «irrisorias». «Lo que nos propusieron es absolutamente impresentable», sostiene el representante del sindicato.
Por ello han asegurado que, de no haber avances en la negociación, los veterinarios de mataderos se acogerán al Decreto 59/2013, de 5 de septiembre, de forma que a partir del día 24 de marzo estos empleados públicos optarán por su legal derecho de asistir a sus puestos de trabajo, al igual que lo pueden hacer el resto de funcionarios, dentro del llamado tiempo fijo o estable y por tanto comenzarán, en todos los casos, su jornada laboral a las 09:00 horas.
En el caso de que esa Consejería no negocie y no presente un acuerdo que satisfaga sus reivindicaciones, advierten que en la semana que comienza el día 7 de abril (semana previa a la Semana Santa) convocarán un conflicto colectivo en todos los mataderos de Castilla y León. «Iremos a la huelga antes de Semana Santa», incide el vicepresidente del sindicato, consciente de que esta decisión paralizaría la producción en los mataderos y tendría repercusiones en el consumo, pero también de que sus reclamaciones son legítimas y la situación es ya insostenible.
En el matadero de Palencia se sacrifican 500 lechazos cada hora y 24 vacunos. «Cada siete segundos inspeccionas un animal», explica Javier Rodríguez. Esto genera conflictos con empresarios y trabajadores que ven sus medidas como una amenaza a la rentabilidad del matadero. De hecho, es uno de los sectores con más problemas de estrés laboral y síndrome de 'burnout', hasta el punto de que un estudio reciente indica que el 21% de los veterinarios en España lo sufren. «Es la empresa la que marca el ritmo de los sacrificios en función de sus necesidades», sostiene este veterinario que garantiza la seguridad alimentaria de toda la carne que sale del matadero de Palencia, junto a otros tres inspectores.
Pero su trabajo va mucho más allá, desde la inspección del animal en vivo, del transporte y la carga, hasta el animal después de muerto, el despiece, el envasado, el etiquetado, todo el tema sanitario desde que entra en el matadero hasta que sale listo para consumir, además de grabar todos los datos y llevar el control de todo. «Nuestra jornada es completamente atípica» insiste este veterinario, que además recuerda que la labor de los veterinarios de mataderos es fundamental para la seguridad alimentaria y la prevención de zoonosis, lo que justifica su exigencia de mejores condiciones.
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