El tabaco mueve 45 millones al año en Palencia pese al retroceso en el consumo
La nueva ley amenaza con cambiar los hábitos en bares y restaurantes, y con abrir un pulso entre salud pública y negocio hostelero
Las terrazas de bares y restaurantes, las piscinas municipales, el campus universitario y hasta las marquesinas de autobús podrían convertirse en espacios sin humo si ... sale adelante la nueva Ley Antitabaco del Gobierno. El anteproyecto aprobado recientemente por el Consejo de Ministros no solo amplía los espacios libres de humo, también iguala al tabaco convencional los vapeadores y cigarrillos electrónicos, cada vez más presentes entre los jóvenes, prohíbe los cigarrillos electrónicos de un solo uso, limita la publicidad, establece la creación de un Observatorio para la Prevención del Tabaquismo y refuerza la atención sanitaria para dejar de fumar.
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El cambio legislativo, de gran calado, abre un debate en Palencia que afecta directamente a tres frentes. Por un lado, la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) aplaude unas medidas que, asegura, salvarán vidas y frenarán la iniciación de los adolescentes en el consumo de nicotina. En la otra cara, los hosteleros advierten de que vetar el tabaco en las terrazas podría alejar clientes y golpear de nuevo a un sector que todavía arrastra secuelas de la pandemia. Y los estanqueros, con la mirada puesta en las ventas, alertan del impacto económico que traerá la equiparación de los vapeadores y la prohibición de dispositivos de un solo uso, a la vez que confían en su capacidad de adaptación y reclaman que se evite fomentar el mercado ilegal.
El debate sobre la salud, el consumo y los intereses de la industria y de los sectores económicos implicados se abre con cada paso que se da y que, inevitablemente, avanza hacia un futuro sin humo.
Por un lado están los datos estadísticos que ofrece el Ministerio de Hacienda sobre el mercado de tabacos y que revelan una caída progresiva de las ventas de cigarrillos a la vez que aumenta la venta del tabaco de liar y de los dispositivos electrónicos. Y por otro, los datos sanitarios, que relacionan un 30% de las muertes por cáncer con el tabaco, y la efectividad de una legislación que, desde la primera ley antitabaco, que prohibía fumar en espacios cerrados y entró en vigor en enero de 2006, la logrado reducir a más de la mitad el consumo de tabaco.
En Palencia, las estadísticas confirman que el consumo de tabaco sigue en retroceso, pero mueve todavía cifras millonarias. Si hace diez años se fumaban más de 9 millones de cajetillas de cigarrillos en Palencia, la cifra se redujo a los 7,9 en 2020, debido a la pandemia, y desde entonces se mantiene con ligeras variaciones, pero a la baja (7,9 millones de cajetillas en 2022, 7,7 en 2023 y 7,6 millones de cajetillas en 2024). Entre enero y agosto de 2025 se han vendido en Palencia 4,8 millones de cajetillas frente a los cinco millones vendidos en el mismo periodo de 2024, lo que refleja, a falta del último cuatrimestre, esa leve tendencia a la baja. Una tendencia que tiene su lectura particular en una provincia que no deja de perder población y en la aparición de otras formas de consumo, como los vapeadores, cigarrillos electrónicos o el tabaco de liar, como explica la presidenta de la Asociación de Estanqueros de Palencia, Beatriz Fernández Antolín.
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Sin embargo, a pesar de ese descenso progresivo en las ventas, el tabaco sigue generando más de 45 millones de euros anuales en una provincia de apenas 160.000 habitantes. Entre enero y agosto de 2025 se vendieron en la provincia 31,59 millones de euros en cajetillas, cigarros sueltos y picadura, frente a los 30,59 millones registrados en el mismo periodo de 2024. La recaudación crece cada año, desde los 42,3 millones de euros de 2021, pasando por los 43,7 millones en 2022, 45 en 2023 y los 46,16 millones de euros del año pasado.
Cifras millonarias que revelan el peso de un negocio que ya sufrió durante la pandemia y que ahora teme las repercusiones que pueda tener la Ley Antitabaco. La presidenta de los Estanqueros de Palencia recuerda que «el estanco es un pequeño negocio familiar que siempre se ha sabido adaptar a las circunstancias y que ofrece a la sociedad numerosos productos y servicios que complementan la venta del tabaco».
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Sin embargo, no cabe duda de que las medidas encaminadas a reducir su consumo tendrán impacto en estos negocios. Aun así, Beatriz Antolín considera que algunos aspectos, como la prohibición de cigarrillos electrónicos de un solo uso, no tendrá un impacto excesivo en Palencia. «Nuestro cliente es habitual y no suele optar por los desechables», sostiene Fernández Antolín que, por otro lado considera positiva la medida en el aspecto medioambiental y no cree que esta medida afecte al perfil del consumidor en Palencia.
En cuanto a la limitación de la publicidad de los nuevos productos, Beatriz Fernández considera que ya estaban bastante limitados y que en cualquier caso, lo importante es que el cliente sepa que «en el estanquero tiene un comerciante especializado que puede informarle y aconsejarle con la profesionalidad con la que siempre lo ha hecho».
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En este sentido defiende también que los estanqueros siempre han sido una parte importante en la aplicación de las medidas sanitarias y el cumplimiento de la legislación. «Valga como ejemplo nuestro papel a la hora de evitar el acceso de los menores al tabaco y los productos relacionados. En el caso de estos últimos, incluso antes de que estuvieran regulados, los estanqueros decidimos no venderlos a menores», asegura.
Más contundente es la Asociación General de Hostelería de Palencia, integrada en CEOE, que rechaza de plano la norma. Su presidente, Jaime Antolín, asegura que las medidas contempladas son desproporcionadas y suponen un ataque directo a la hostelería.
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En particular, cuestiona la prohibición de fumar en terrazas y la imposición de distancias mínimas de 15 metros respecto a centros educativos, sanitarios, culturales y deportivos, imposibles de cumplir técnicamente en la mayoría de las ciudades, donde las calles estrechas y la proximidad entre establecimientos hacen inviable la aplicación práctica de estas distancias. «Se convertirían zonas enteras en desiertos para fumadores, expulsando a una parte significativa de la clientela», advierte. Además la prohibición de fumar en terrazas eliminaría uno de los últimos espacios donde los fumadores pueden compatibilizar el consumo de tabaco con el disfrute de la oferta hostelera.
Asimismo critican la incoherencia fiscal del Gobierno, asegurando que no es lógico impulsar medidas tan restrictivas mientras se mantiene una política fiscal laxa hacia el tabaco. Basta mirar hacia otros países europeos donde la cajetilla de tabaco cuesta 12 y 15 euros, frente a los 6 euros que se pagan en España, para preguntarse por qué el Gobierno no opta por subir significativamente los impuestos al tabaco como medida disuasoria, en lugar de criminalizar a los empresarios hosteleros. «Si de verdad quieren reducir el consumo, que suban los impuestos y financien campañas de prevención con esos ingresos. Criminalizar a los hosteleros no es la solución», sostiene Antolín mientras aclara que desde la Asociación General de Hostelería no están en contra de las políticas de salud pública, pero sí exigen que sean proporcionales, viables y coherentes.
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Al respecto, la portavoz de los estanqueros recuerda que estos profesionales siempre han defendido que los impuestos especiales del tabaco deben subirse de forma moderada y acordes con las condiciones económicas del país. «La experiencia nos demuestras que las subidas excesivas de impuestos al tabaco tienen como consecuencia el aumento del mercado ilícito, del contrabando».
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