La recompensa al esfuerzo de tres excelentes palentinos
Tres alumnos de los institutos Alonso Berruguete y Trinidad Arroyo muestran su satisfacción por el premio de Bachillerato concedido por la Junta
lAURA LINACERO
Palencia
Lunes, 22 de julio 2019
'Todo esfuerzo tiene su recompensa' es la frase que resume los dos años de trabajo y sacrificio que han desarrollado tres estudiantes palentinos para obtener el Premio de Bachillerato de Investigación. Un título de excelencia personificado en la figura de unos jóvenes que han destacado por un historial académico inmejorable y un esfuerzo que queda compensado con este reconocimiento.
Publicidad
Sara Pedroso Emperador, del IES Alonso Berruguete, y Ángel Villota Román y Víctor Merino García, del IES Trinidad Arroyo, han sido galardonados por su faceta investigadora y ahora lo perciben con orgullo. «Es una satisfacción haber recibido el premio porque refleja todo el esfuerzo que hay detrás, y la ayuda económica también es importante», explica Ángel Villota.
Además de las exenciones y bonificaciones económicas para el curso académico siguiente a la obtención de los premios, los alumnos tendrán una distinción en el expediente y en el historial académico de Bachillerato. No obstante, los tres premiados lamentan que solo a ellos se les reconozca en el expediente el haber cursado este bachiller, mientras que a sus compañeros igualmente matriculados no se les distinga su mérito. «Solo nosotros por haber obtenido el premio tenemos el reconocimiento de haber cursado este bachiller de excelencia. Al resto de compañeros no les aparece que han hecho excelencia, les aparece un bachillerato ordinario. No me parece justo, porque para ellos ese esfuerzo a mayores no ha tenido su recompensa», apunta Sara Pedroso.
Por su parte, Víctor Merino desvela las claves para conseguir la excelencia en el ámbito académico. «Organización, esfuerzo, constancia, trabajo y disciplina», reseña. Unos valores que son secundados por sus compañeros. «El nivel de esfuerzo es directamente proporcional a la nota que quieres sacar, pero en general, en bachiller eliges estar ahí y tienes que estar ahí», apunta.
El método de evaluación que se desarrolla no convence a los alumnos premiados a pesar de que han obtenido unas calificaciones envidiables. «Se valora mucho la nota y yo no creo que sea un método acertado, porque valoran más la memoria que el aprendizaje. Con el trabajo de investigación he aprendido más que con alguna asignatura y no he tenido que estudiar nada», aclara la joven.
Publicidad
Cursar este bachillerato conlleva una ecuación de mayor trabajo y menos tiempo, que a veces genera dudas sobre si vale la pena. «El nivel educativo del programa de excelencia respecto al programa ordinario es mayor, y eso implica una mayor dificultad y un mayor sacrificio», comenta Sara Pedroso.
Ángel Villota corrobora la idea de su compañera, pero reconoce su importancia para el futuro laboral que les espera. «En nuestro caso, hemos hecho mucha práctica, hemos ido a charlas de la Universidad, hemos trabajado con profesores directamente de las facultades. Para nuestra formación académica es un punto a favor haber estudiado tan unidos a la Universidad», incide Ángel Villota.
Publicidad
La posibilidad de desarrollar un ejercicio más práctico se ha visto impulsada por el número reducido de alumnos que componían las clases de este bachillerato. Víctor Merino reconoce la importancia de que la educación sea más personalizada para conseguir mejores resultados académicos. «En el caso del Alonso Berruguete éramos cinco alumnos. La gente que estudia este bachiller es gente que realmente quiere ir a estudiar, no a molestar», comenta.
Sara Pedroso confirma la relación del éxito académico con la reducción de alumnos por clase. «En el Bachillerato de Excelencia en el Trinidad Arroyo éramos catorce alumnos, se centraban mucho en nosotros y focalizaban nuestros inquietudes de manera más personal», explica.
Publicidad
Asimismo, reconocen la implicación de los profesores con el alumno en esta etapa. «Los profesores que han trabajado en este proyecto han estado trabajando más horas, y por su parte ha habido una disposición positiva, ya que sin ellos no hubiera sido posible», admite Ángel. Sin embargo, Sara Pedroso insinua la falta de compromiso por parte de la Universidad. «En mi caso sí ha habido apoyo por parte del insituto, pero desde la Universidad podían haber aportado un poco más», explica.
La excelencia, una oportunidad poco promocionada
La decisión de optar por el Bachillerato de Investigación y Excelencia, que les ha llevado a conseguir este reconocimiento, no ha estado potenciada por la información facilitada desde los Institutos. La oportunidad ha partido de su propia iniciativa.
«Conocer la existencia de este bachillerato no ha sido gracias a los profesores. Ha sido una decisión nuestra.», explica Sara Pedroso. Los tres alumnos coinciden en que los institutos no conceden la importancia que merece esta posibilidad para el futuro de los alumnos. «No tratan de ofertarlo de forma que despierte nuestra curiosidad, es una buena oportundiad porque tiene una recompensa detrás y pasa desapercibido. Si no fuera por iniciativa propia, yo no estaría aquí», comenta. Sus compañeros corroboran que desde su instituto no les ofrecieron información, sino que cursaron este bachiller por los consejos de conocidos.
«Me dijeron que si me gustaba la investigación era un punto a favor por la conexión con la universidad y sería positivo para mi formación. Lo hice porque conocía a gente que lo había hecho y me lo recomendaron», concluyen.
Además de la oportunidad profesional que supone haber cursado el Bachillerato de Excelencia, asumen unas cualidades que podrán aprovechar en su faceta personal. «De este bachiller he aprendido la importancia de arriesgarse. La innovación es algo importante para el futuro, tanto personal como profesional», concluye Ángel Villota.
Publicidad
Sus salidas profesionales toman caminos diferentes. En el caso de Sara Pedroso, estudiará el grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual en la Universidad Carlos III. Ángel Villota iniciará los estudios de Biotecnología en la Universidad de León, y Víctor Merino García ha decidido cursar el doble grado de Ingenierias Agroalimentarias del Medio Rural en Palencia.
La incógnita que rodea el futuro laboral de los españoles se traslada también a las nuevas generaciones. «Yo creo que, tal y como está el mercado laboral, encontrar trabajo es cuestión de suerte. Suerte de estar en el momento y en el sitio indicado y que te dé posibilidades. Por muchos idiomas que sepas, mucha experiencia que tengas o por muy alto que sea tu nivel de formación, nadie te asegura que vayas a encontrar trabajo», asegura Sara Pedroso.
Noticia Patrocinada
Los tres estudiantes coinciden en que no siempre se corresponde el esfuerzo en el estudio con un buen trabajo, aunque la formación sea importante. El factor suerte, para ellos, juega un papel fundamental.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión