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La provincia se rinde al sabor del queso en la Feria de Frómista
Cuarenta produtores de todo el país recalan en una de las convotacorias más consolidadas de la temporada veraniega palentina
El Paseo Central de Frómista se ha transformado una vez más en un animado centro de sabores, aromas y tradición, gracias a la celebración de ... la jornada grande de la XXXI Feria del Queso y Productos Agroalimentarios. Desde primera hora, con un tiempo espléndido acompañando, la afluencia fue masiva, y los pasillos del recinto se llenaron de visitantes llegados de distintos puntos de la provincia –y del país–, así como de peregrinos del Camino de Santiago que, mochila al hombro, se detenían a probar un queso y diferentes productos.
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Una de las estampas más singulares de esta feria es precisamente esa mezcla de públicos. Vecinos fieles a la cita, caminantes internacionales y turistas de paso que, juntos, disfrutan del sabor más artesano. Este año han sido más de cuarenta los productores que han acudido con sus mejores quesos, así como otros productos agroalimentarios como embutidos, dulces o conservas. Para muchos de ellos, esta feria no solo es una oportunidad de venta directa, sino también un escaparate clave para ganar visibilidad y fortalecer la relación con su clientela.
Nuria González, de Quesos Artesanales La Antigua de Villaumbrales, no falla a la cita. «La quesería la hicieron mis abuelos hace treinta años y mi madre lleva a cargo de ella unos quince. Llevamos acudiendo a Frómista unos diez o doce años. Es una feria que está marcada en el calendario y no se puede fallar. Es una feria que da valor a nuestro producto, que es el queso. Nosotros, que somos productores y tenemos ganadería propia, es donde se nos valora. Estamos muy cerca, es nuestra zona, nos conocen y es una feria donde se vende».
A ese vínculo con el entorno se suma también la fidelidad de comerciantes veteranos como Ángel Fregeneda, de Iberfreheher, llegado desde Salamanca. «Llevo viniendo muchísimos años a esta feria de Frómista. Tienes tu clientela y tienes que servirla. Esta feria es importante para todo. Para vender en el momento, porque estar aquí supone unos gastos. Aunque buscamos también ese escaparate para que te conozcan y vender también a largo plazo».
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La jornada comenzó oficialmente a las 11:00 y se extendió hasta las 20:30, aunque desde las ocho de la mañana los puestos ya se encontraban en pleno montaje. A mediodía tuvo lugar la inauguración oficial, animada por los dulzaineros y con el tradicional paseo institucional por los diferentes stands. Por la tarde, el sorteo de lotes de productos entre los compradores puso el broche final a un día con sabor intenso.
Frómista, como es habitual cada mes de julio, se convirtió en punto de encuentro para quienes apuestan por el producto de proximidad, elaborado de forma artesanal y con una historia detrás. También hubo sitio para caras nuevas, como Albert Romero, de Quesos Mahón, recién llegado desde Menorca. «Es la primera vez que venimos a esta feria. Tenemos diferentes tipos de quesos y hemos apostado por Frómista por las buenas referencias que tiene esta feria. Habíamos estado en esta zona en Cervera de Pisuerga y los compañeros nos recomendaron venir aquí».
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Más allá de la venta directa, el evento ha sido también un revulsivo para el turismo y la hostelería local, que ha notado el empuje de las decenas de visitantes que han pasado por el municipio. La feria se ha acompañado, además, de actividades paralelas como las visitas guiadas al conjunto monumental de la localidad, la exposición de los trabajos del Concurso de Pintura Infantil y Juvenil 'Santiago' o el ambiente musical de las noches anteriores, con especial protagonismo para el II Festival del Vino del Camino de Santiago celebrado el sábado.
También este fin de semana, el festival vinícola tiñó de aroma y color la noche del sábado, con la participación de ocho bodegas de Castilla y León que ofrecieron sus mejores vinos. Bajo la luz de la iglesia de San Martín como fondo escénico, los asistentes pudieron recorrer los distintos stands y disfrutar de elaboraciones explicadas por los propios bodegueros, en una experiencia enológica enriquecida por la música en directo del grupo palentino Cover Maxters.
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