«Es prioritario reducir el consumo de tabaco, que sigue siendo muy alto»

La infección por coronavirus puede causar daño directo al corazón, a través de miocarditis, muchas veces de curso leve como pericarditis, vasculitis y algunas formas de arritmias, junto con el riesgo de desarrollo de trombos. Pero, además de este daño, existe otro indirecto: «El retraso en la asistencia cardiológica durante la pandemia, condicionado por el temor a contagiarse en el hospital y soportando los síntomas indebidamente en el domicilio. Se estima que la mortalidad por enfermedades cardiovasculares durante la pandemia ha aumentado más de un 20% con respecto de los años anteriores».

Resta importancia a que el corazón es el órgano más importante del cuerpo. «En la salud, lo importante no es un órgano solo sino todo el organismo, por lo que si hay un órgano rey, ese sería el cerebro. Es el que rige el resto de las funciones de otros órganos. El corazón también cuenta, pero es difícil decir dónde empieza el uno y termina el otro», señala el doctor. «Las cardiopatías forman parte importante de las enfermedades cardiovasculares, siendo este último término más general al incluir todas las patologías de los vasos sanguíneos, trombosis pulmonar, cerebral o periférica», argumenta González Liébana. «La alta mortalidad de las cardiopatías se debe a la elevada prevalencia de los denominados factores de riesgo cardiovascular: hipertensión arterial, diabetes, hipercolesterolemia y el consumo de tabaco», agrega. Subraya el trabajo de los suyos. «Es digno de reconocer el esfuerzo de todo el equipo de Cardiología para intentar reducir los plazos de espera. No nos importan las estadísticas, nos importan las personas», subraya.