La fiesta regresa a Herrera de Valdecañas

Aunque con la mascarilla como si fuera parte del traje típico y con distancia de seguridad, San Isidro Labrador se celebró en la mayoría de los pueblos de Palencia. En Herrera de Valdecañas, además, es su día grande, por lo que el Ayuntamiento preparó una animada jornada festiva que fue recibida con ilusión y alegría por parte de todos los herrerenses. «Sabemos que llevamos más de un año con la pandemia y los vecinos necesitan recuperar su día a día, por lo que hemos preparado un programa festivo que ha sido acogido con mucho cariño por todos los vecinos. Todos somos conscientes de la situación que estamos viviendo, por eso se han cumplido las distintas medidas y recomendaciones sanitarias para el desarrollo de los actos programados. Esperemos que a partir de este momento podamos retomar nuestra vida y estos actos que nos ayudan a salir de la rutina», destacó el alcalde, Víctor Arroyo Gallardo. Los cohetes, el balcón engalanado del Ayuntamiento y la música de la tierra anunciaron la jornada festiva en honor al patrón del campo.

Los actos comenzaron con una exhibición de tractores de época en el atrio de la iglesia parroquial de Santa Cecilia. Varios vecinos llevaron sus vehículos para disfrute de todos los herrerenses. Los más pequeños inmortalizaron este día agarrados a los volantes de estos tractores históricos. A continuación, los herrerenses celebraron la eucaristía en honor a San Isidro Labrador. «La fiesta de San Isidro Labrador nos enseña la importancia de la convivencia, de hacer pueblo juntos, de elegir siempre el camino mejor. Porque la vida es más vida si colaboramos unos con otros, si somos capaces de dialogar, si nos ponemos en el lugar del otro… De este modo, somos bendecidos por Dios, hacemos cultivar las semillas que nos hacen estar unos con otros y fomentamos ese cuidado de la tierra», comentó Jesús Díez, párroco de la localidad, durante la celebración. Una eucaristía que estuvo amenizada por el coro parroquial y en la que se recordó de un modo especial a José Luis Monge, 'Luisito', un vecino muy querido en la localidad que falleció hace un año.

A continuación, a ritmo de dulzaina y tamboril, los herrerenses procesionaron a San Isidro Labrador por los entornos del templo parroquial. Una procesión más corta que otras veces debido a la situación provocada por la covid-19, pero que permitió a los vecinos danzar al santo patrono entre alegres vivas en su honor y con cierta emoción en sus rostros, después de unos meses tan difíciles. El párroco también bendijo los campos y a todos los vecinos, pidiendo la protección de San Isidro Labrador en un día tan especial.

La fiesta continuó con el reparto de lechazo asado al hierro por Ángel Lezcano y su equipo. Treinta y dos lechazos fueron repartidos entre los 217 vecinos que pasaron a por su ración de comida, que contó también con pan, bebida y postre.

«Pensamos que sería bonito tener un detalle con todos nuestros vecinos, pues solíamos compartir juntos el vino español para celebrar nuestra fiesta de San Isidro Labrador. Por ello, optamos por esta empresa de Solares, que ha hecho un trabajo magnífico y además ha suscitado mucho interés entre todos los vecinos, que siguieron con detalle todo el proceso del asado durante la mañana. El plato estaba exquisito y ha sido un éxito», destacó el regidor herrerense.

San Isidro Labrador también contó con recreativos durante la tarde para los más pequeños y un animado concierto con canciones de siempre, que hizo las delicias de todos los herrerenses.

De este modo, Herrera de Valdecañas marca un hito clave para la celebración de los actos festivos, manteniendo siempre las medidas de seguridad y siendo conscientes de la importancia que tiene retomar la vida y hacer pueblo unidos.