La neuropsicóloga Nina Gramunt, el jueves en la jornada en Palencia en la Fundación Caneja. Almudena Álvarez

Palencia

Expertos revelan que el 45% de factores que inciden en el alzhéimer son modificables

La Fundación Pasqual Maragall pide políticas locales de prevención y ciudades inclusivas ante el aumento de las demencias

Viernes, 28 de noviembre 2025, 08:26

La prevención del alzhéimer avanza terreno en la agenda pública gracias a la evidencia científica de que el 45% de los factores de riesgo asociados ... al alzhéimer pueden modificarse. Una idea que centró el jueves el Seminario Técnico Prevenir y cuidar en comunidad: acción local frente al alzhéimer, celebrado en la Fundación Díaz Caneja. La cita, organizada por el Clúster Sociosanitario Palencia Ciudad de los Cuidados, contó con dos especialistas de la Fundación Pasqual Maragall que aseguraron que la prevención, los hábitos de vida saludables y la acción comunitaria pueden retrasar la aparición de la enfermedad y mejorar la autonomía de quienes ya conviven con ella.

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«Creemos que es muy importante sensibilizar, romper estereotipos, entender que aunque es una enfermedad que no tiene cura y que no existe una vacuna infalible para poderla evitar, sí se pueden hacer muchas cosas desde la prevención para fomentar la salud cerebral», sostuvo la neuropsicóloga Nina Gramunt, experta en formación y divulgación y responsable de la primera ponencia. Incluso en personas que ya presentan deterioro cognitivo o alguna fase de demencia se pueden hacer cosas para mejorar su bienestar y el de sus familias.

Gramunt señaló que el alzhéimer no es atribuible a una única causa y que solo en un uno por ciento de los casos se debe a un motivo estrictamente genético. En el 99% restante entran en juego factores de riesgo sobre los que sí se puede actuar. Son factores de riesgo modificables. Entre ellos, la salud cardiovascular. «Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro», sostuvo. Los hábitos de vida saludable, el ejercicio físico, la nutrición, son hábitos que también inciden en la salud neuronal. Pero hay otros que también son importantes, como la actividad cognitiva, ya que cualquier nuevo aprendizaje fomenta nuevas conexiones entre neuronas o las relaciones sociales. «La socialización disminuye factores relacionados con el estado de ánimo y ayuda a prevenir la soledad no deseada», señaló, junto a elementos clave como el control del sueño o la atención a problemas auditivos, que a menudo se subestiman.

En cualquier caso Gramunt insistió en el impacto acumulado de estos hábitos. «No sirve centrarse solo en uno. Por muy deportista que uno sea, si no duerme bien o no cuida la alimentación, lo que gana por un lado lo pierde por otro». Y aunque el envejecimiento es el principal factor no modificable, «siempre se está a tiempo de modular un poco la manera de envejecer ese cerebro y cuanto antes empecemos mejor».

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Por su parte, Laia Ortiz Castellví, directora del área Social de la Fundación Pasqual Maragall, destacó el papel decisivo de los ayuntamientos para construir comunidades inclusivas y prevenir el aislamiento. «Una persona con diagnóstico de alzhéimer tiene que tener participación social, mantenerse activa, y eso requiere que la ciudad se adapte al incremento de las demencias», afirmó. Esa adaptación pasa por configurar equipamientos accesibles, formar a profesionales, ajustar la comunicación y favorecer la continuidad de rutinas que sostienen la autonomía.

Ortiz alertó del peso del estigma en España, donde un diagnóstico «sigue percibiéndose como una catástrofe» y defendió la necesidad de modificar esa mirada, porque la detección precoz abre un recorrido largo y valioso de autonomía.

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Sostenibilidad del cuidado

También puso el foco en la sostenibilidad del cuidado. «Hoy el 80% de los cuidados recaen en las familias y el 70% de esos cuidadores tienen problemas de salud mental o estrés crónico». Por ello, insistió en que mantener la participación social y los vínculos beneficia tanto a la persona diagnosticada como a su entorno.

Ortiz subrayó además los avances recientes en investigación, especialmente los medicamentos que comienzan a intervenir en el curso de la enfermedad. «Por primera vez sabemos hacia dónde ir. Todavía frenan la enfermedad solo un tiempo. Es insuficiente, aun así, es un cambio fundamental», señaló, recordando que hay más de veinte ensayos clínicos en marcha y que los estudios publicados consolidan la idea de que el 45% de los factores que inciden en el alzhéimer son modificables, lo que convierte las políticas de prevención en una herramienta clave.

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«Sabemos que tenemos todavía mucho camino que recorrer», aseguró la alcaldesa, Miriam Andrés, quien incidió en la necesidad de avanzar en concienciación y sensibilización para que el estigma de determinadas demencias no pase factura ni a los enfermos ni a sus familias y agradeció el empeño del área de Servicios Sociales y del propio clúster para transformar la prevención en políticas reales. «Ya hemos pasado de los papeles a la acción y el año 2026 tendrá una nueva dotación presupuestaria para que esta acción no duerma», aseguró.

La jornada concluyó con un espacio de intercambio sobre los retos del Clúster de Cuidados de Palencia y con la clausura a cargo de la concejala de Bienestar Social, Charo García, en un encuentro que reafirmó la apuesta municipal por un modelo de ciudad que integre investigación, prevención y cuidados comunitarios.

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