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Tencha, junto a sus familiares, en la celebración de su centenario. El Norte

Cien años de sencillez, entrega y coraje

Crestencia 'Tencha' Bartolomé Campo celebra en Palencia su centenario arropada por su familia, ejemplo de una generación de mujeres fuertes y silenciosas

Miércoles, 9 de julio 2025, 07:25

Cien años no son solo una cifra redonda. Son una vida entera, llena de recuerdos, de silencios y de gestos pequeños que van tejiendo el ... carácter de una persona. Para Crestencia Bartolomé Campo, conocida con cariño como 'Tencha', alcanzar el siglo de vida ha supuesto un motivo de reunión y de emoción para toda su familia.

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Hace apenas dos semanas, la reunión familiar se llenó de risas, miradas cómplices y abrazos largos para conmemorar el centenario cumpleaños de Crestencia. «Ha sido una celebración muy emotiva porque hemos estado toda la familia reunida. Algunos hacía mucho que no nos veíamos y lo hemos celebrado con una comida», explica Lourdes Mota Bartolomé, una de sus hijas, quien ha estado a su lado durante más de cincuenta años.

Nacida en Valdespina, un pequeño pueblo palentino que atesora la tranquilidad y el sabor de lo auténtico, Tencha' empezó a escribir su historia muy pronto marcada por el dolor y la fortaleza. Con apenas tres años perdió a su madre, una ausencia que marcó el inicio de una vida de superación.

Se crió junto a sus abuelos y sus tíos en Valdespina, pero ya de joven se trasladó a Palencia para aprender el corte, un aprendizaje habitual entre las muchachas de la época que querían buscar un oficio o prepararse para el futuro. Fue allí donde el destino le presentó a Emilia, quien años más tarde se convertiría en su cuñada. A través de Emilia conoció a Pepe, el hombre que conquistó su corazón y con quien acabaría formando una familia.

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Tencha se casó a los 23 años, aún muy joven pero con una madurez forjada en la austeridad y la responsabilidad. La pareja se instaló en Autilla del Pino, donde nacieron sus cinco hijos, Miguel Ángel, Lourdes, Puri, Pepín y Carlitos. La familia creció, aunque la vida volvió a golpear fuerte. Una de sus hijas falleció con tan solo 18 años, un dolor irreparable para cualquier madre.

A esa pérdida se sumó otra, la muerte prematura de Pepe, su marido, a causa de un ictus. Quedó viuda joven, obligada a sacar adelante sola a sus hijos. Aquella etapa difícil terminó de forjar el carácter de una mujer sencilla pero inquebrantable. «Ella ha sido siempre el eje principal de la familia», reconoce Lourdes. «Ha pasado momentos muy duros y siempre ha seguido adelante. Nunca pensó que llegaría a cumplir cien años después de todo lo que ha sufrido».

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Pese a las adversidades, Tencha se mantuvo fuerte y generosa. Ha sido, según cuentan sus hijos y quienes la conocieron, una mujer muy querida por todos: vecinos, familiares y amigos. Discreta, trabajadora y siempre dispuesta a ayudar, su carácter afable le permitió mantener una excelente relación con todo el mundo. «Siempre ha estado para todos, intentando ayudar en las dificultades que se han presentado a lo largo de la vida a toda la familia», recuerda Lourdes.

Hoy, con un siglo de vida a sus espaldas, Crestencia sigue viviendo en Palencia, rodeada de cariño y cuidados. Sus hijos se han convertido en su mayor apoyo, correspondiendo al amor incondicional que ella les regaló durante toda su vida. Actualmente son tres los hermanos que viven en la ciudad y, junto a ellos, Tencha continúa su día a día.

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Aunque el paso del tiempo ha mermado su memoria y ya no entiende todo como antes, su fortaleza sigue intacta. «Ve la tele, come y duerme relativamente bien. Hay cosas que se le olvidan, pero sigue manteniéndose», explica Lourdes. Esa imagen de madre paciente que tanto la ha definido continúa viva, aunque ahora sea ella quien necesita los cuidados que antes brindó sin descanso.

Su legado se prolonga en el tiempo a través de sus hijos, un nieto y un bisnieto. «Todos nosotros estamos solteros, salvo uno de los hermanos. Entonces por eso cuenta con un nieto y un bisnieto», apunta Lourdes. Cuando se le pregunta por el secreto para llegar a los cien años, afirma que no existe ninguna fórmula mágica. «No hay secretos. Ella siempre me dice que nunca se imaginó llegar a esta edad. Simplemente ha sido una persona muy fuerte, capaz de superar muchos momentos duros».

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La reciente celebración de su centenario ha sido mucho más que una fiesta de cumpleaños. Ha sido un homenaje a la memoria familiar, a la importancia de las raíces y a la gratitud por el camino recorrido. A sus cien años, Tencha sigue siendo esa mujer discreta y generosa que nunca levantó la voz, pero que siempre supo hacerse oír a través de sus actos. Valdespina, Autilla del Pino y Palencia son los escenarios que vieron crecer y forjarse a esta mujer centenaria que hoy es sinónimo de sencillez y de fortaleza.

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