Silvia Gutiérrez, trabajando en uno de sus muñecos 'reborn'. Marta Moras

Bebés hiperrealistas 'nacidos' en la provincia de Palencia

Silvia Gutiérrez lleva desde 2007 confeccionando estos muñecos 'reborn' de manera personalizada para cada cliente en Villaviudas

Carmen Aguado

Lunes, 15 de enero 2024, 00:21

Cada uno de ellos es único y diferente, no existen dos iguales. Son los muñecos 'reborn' o hiperrealistas. Bebés que en los últimos años han ... ido ganando adeptos, sobre todo dentro del mundo del coleccionismo de juguetes, y que ha convertido estas creaciones en auténticas obras de arte. En Palencia, en concreto en Villaviudas, trabaja una de las primeras artistas rebonistas. Una técnica basada en el vinilo que después se pinta aportando todo tipo de detalles: uñas, venas, pelo natural... Todo ello hace que se pueda llegar a confundir a uno de estos muñecos con un auténtico bebé real.

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Silvia Gutiérrez es natural de Cantabria, pero hace más de diez años decidió volver al pueblo de su padre, Villaviudas, y comenzar una nueva vida en la que los muñecos 'reborn' han sido los grandes protagonistas. Desde entonces, ha elaborado cientos de piezas por encargo para clientes de toda España.

«Empecé trasteando en Internet y vi uno de ellos. Siempre me han gustado mucho los muñecos y los bebés. Lo vi, me encantó, lo compré y cuando lo recibí en casa me llamó tanto la atención que decidí que yo también quería tener estos bebés. Investigué y encontré en Barcelona un sitio donde daban clases», recuerda Silvia Gutiérrez.

Una década ha pasado desde que esta esteticista decidiera comenzar a adentrarse en este universo realizando una formación en Cataluña, para después continuar actualizándose en una técnica que hizo de ella una de las primeras artistas dedicadas a los muñecos 'reborn'. Aunque nunca ha tenido tienda física ni 'on-line', no le han ido faltando encargos. «Cuando empecé y fui a la primera clase, mi mayor duda no fue cómo pintar sino como poner el pelo. Sacarle me parecía fácil, pero poner uno o dos cabellos por folículo, no. Me pareció muy difícil, pero luego no ha sido así porque ya tengo adaptadas las manos para cada uno de estos dos procesos», reconoce.

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Nada más volver de esta primera formación, Silvia Gutiérrez comenzó a recibir los primeros encargos de muñecos. Tanto familiares como amigos comenzaron a demandar sus nuevas creaciones. De esta forma fue perfeccionando la técnica, llegando en pocos meses a mejorar la creación del primer bebé que había comprado. «Cuando yo empecé éramos muy pocas las que nos dedicábamos a esto, y ahora hay muchísima gente, con copias chinas incluso. Somos muchas y con todo tipo de imitaciones», agrega. Antes, Silvia Gutiérrez acudía a muchos mercados en los que poder enseñar en persona sus creaciones; sin embargo, ahora son pocas las citas que se dan para poder ir.

El boca a boca ha sido la principal vía por la que los interesados en estos muñecos han podido conocer a Silvia Gutiérrez, que ahora mismo compagina su anterior trabajo de esteticista con su gran pasión, los muñecos 'reborn'. A cada uno de ellos dedica una media de veinte días, pero puede realizarlos incluso en menos tiempo si es necesario.

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35 capas de pintura

Un tiempo que puede aumentar si el muñeco que tiene que realizar está basado en alguien real, ya que hay muchos clientes que acuden a ella con una foto para que la repliquen. En estos casos, realizar una obra que sea exacta necesita muchos días ya que hay que cuidar cada mínimo detalle para que sea exactamente igual al bebé real. «Muchas veces los quieren mediante fotos de algún bebé o de alguien fallecido también. Por ejemplo, una de las réplicas que he llegado a realizar fue de una chica que había muerto con 32 años de cáncer e hicimos un bebé de un año y medio a través de las fotos que su madre conservaba», explica.

Aunque la primera fase del muñeco la realiza una escultora, una vez hecha la forma Silvia dota al muñeco de 'vida'. Todo él recuerda a un bebé real, desde el pelo, hasta la gestualidad, los pliegues de la piel e incluso el peso. Un conjunto de detalles que los aleja de estar indicados para niños como se podría pensar inicialmente. «La primera fase puede ser muy cerrada o más abierta, de cien o doscientas unidades. Son como lienzos en blanco que luego hay que ir dando diferentes capas de pintura. Los míos tienen unas 35 capas de pintura. Cada uno tienen un proceso de secado que es importante respetar para que salga bien», afirma.

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Todos ellos necesitan de un cuidado para su conservación y por eso no se recomienda para los más pequeños, que pueden llegar a utilizarles como un muñeco convencional tirándoles del pelo o jugando con ellos. Cada una de estas piezas ronda los 300 euros y su conservación depende de un meticuloso cuidado.

«Cuando coges uno de estos muñecos es como si cogieras un bebé. Te transmiten cierta paz y tranquilidad. Al cogerlos, los movimientos son los mismos, se les cae incluso la cabeza como a los bebés. Por eso requieren ser tratados con cuidado», concluye.

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