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Anabel Alonso. Javier Naval

Anabel Alonso | Actriz

«Soy bastante echada para adelante, a pesar de lo sombrío del panorama mundial»

Habitual de las comedias, la actriz vasca cambia radicalmente de registro al interpretar el personaje de Murielle en 'La mujer rota'

Jose Rojo

Palencia

Domingo, 30 de noviembre 2025, 08:39

La actriz Anabel Alonso (Baracaldo, Vizcaya), que cumplió 61 años el pasado 11 de noviembre, regresa de nuevo a la capital palentina para meterse en ... la piel de la atormentada Murielle de 'La mujer rota', de Simone de Beauvoir. Este relato angustioso y caótico sobre el abandono y la desesperación de una mujer, que se estrenó a principios de octubre en octubre y que está dirigido por la dramaturga argentina Heidi Steinhardt –pareja sentimental de la artista vasca–, se escenificará el domingo, a las seis y media de la tarde, en el Teatro Ortega.

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–Hace dos años hablé con usted con motivo de la representación de 'La Celestina', con la que pisó, por primera vez, la capital palentina, y el domingo regresa a nuestra ciudad para meterse en la piel de Murielle de 'La mujer rota', un personaje mucho más desgarrador que el de la alcahueta...

–Sí, aunque 'La Celestina' tenía lo suyo también. Murielle está en una situación mucho más atormentada, desde el inicio hasta el final.

–¿Es la primera vez que se sube a las tablas para protagonizar una obra dramática en solitario?

–No, en su día hice 'Un día cualquiera' y 'La mujer sola', ambas de Darío Fo, pero ya hace muchísimos años.

–El texto se inspira en el libro homónimo de Simone de Beauvoir y la dirección corre a cargo de Heidi Steinhardt...

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–Este texto se titula 'Monólogo', que está dentro del volumen 'La mujer rota', que contiene tres relatos: 'La mujer rota', que da título al libro; 'Monólogo', el que yo interpreto; y 'La edad de la discreción'. 'Monólogo' es la primera vez que se lleva a las tablas porque es un texto literario, son las reflexiones de Murielle en una noche de insomnio, y en el libro todo pasa en su cabeza, son sus pensamientos caóticos y en bucle. Heidi ha sabido poner en pie, magistralmente, esa catarata de pensamientos en el salón de la casa de Murielle cuando ésta no puede dormir porque sus vecinos de arriba están de fiesta una Nochevieja y en la calle hay un bullicio tremendo. Hay un enorme contraste entre la fiesta que se vive en el exterior y la soledad y abandono al que se ve sumida Murielle.

–Y todo ambientado en una lograda escenografía de encierro emocional firmada por Alessio Meloni. ¡Claustrofobia total!

–¡Total! Además, la elección de las texturas y los colores reflejan el estado emocional de esta mujer; todo en tonos grises, ajados. Está muy conseguida esa comunión entre el mundo exterior e interior de Murielle.

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–'La mujer rota' se estrenó en octubre en el Teatro Arriaga de Bilbao, por lo que se sube a las tablas del Ortega sin apenas rodaje.

–Bueno, no te creas… Estrenamos en el Arriaga, estuvimos dos días en Vitoria y luego hemos actuado en el Infanta Isabel de Madrid entre el 8 de octubre y el 16 de noviembre. Y, ahora, arrancamos la gira por el resto del país; el viernes actué en Ávila y este domingo me subiré al escenario del Ortega de Palencia.

–¿Cómo se siente con el personaje de 'La mujer rota'?

–Probablemente, hace dos años te dijera que 'La Celestina' era mi mayor reto y un punto de inflexión, pues ahora te digo que me he subido la apuesta a mí misma (risas). Aparte de ser un monólogo, es un texto muy complicado; es un personaje que va y viene, no hay ningún agarradero ni ninguna progresión dramática. Además, tengo que trasladar al espectador la sensación de ese caos mental y estado de desquicie con una verborrea sin filtros y sin pausas. En los ochenta minutos de duración hay un sillón en escena que no uso en ningún momento; acabará la gira y estará para estrenar… El viaje emocional de esa mujer pasa por el desgarro, la impotencia, la rabia, el dolor, el abandono… Es tremendo.

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–¿Y cómo se queda cuando baja el telón?

–Me quedo como vacía. Antes de salir a escena, hago como un futbolista: estiro los músculos, me caliento, hago respiraciones, me concentro… para entrar 'engrasadita' porque cuando el personaje sale a escena, lo hace por todo lo alto. Cuando acabo, tardo quince minutos en recomponerme y recuperarme emocionalmente. Espero que el público de Palencia lo disfrute; muchos espectadores me han comentado que habían pasado un buen y mal rato a la vez. Es paradójico que se disfrute de un espectáculo teatral y que, al mismo tiempo, te pellizque el estómago. El panorama de Murielle es tan gris como la escenografía.

–Para Murielle el presente es desolador y el futuro aún menos prometedor. ¿Cómo ve Anabel Alonso el presente?

–Afortunadamente no como Murielle. Estoy muy contenta, muy satisfecha y muy feliz de participar en este montaje. Y espero que, después de cuarenta años de carrera, el público redescubra en mí este registro dramático que no es tan habitual en mi trayectoria. La acogida del espectáculo a nivel de crítica y de público está siendo maravillosa. Nos queda un año por delante y espero poder seguir disfrutándolo. La verdad es que estoy muy satisfecha con mi vida profesional y familiar.

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–¿Y cómo ve el mundo?

–Lo veo un poco gris. Últimamente, prefiero no ver las noticias porque se me pone mal cuerpo por la situación política y de enfrentamiento que existe en todo el mundo. Es bastante desolador y pesimista. A pesar de este panorama tan sombrío, yo soy bastante echada para adelante y pienso que si aquí estamos, hay que seguir... Mi hijo tiene cinco años y cuando tienes una criatura, te das cuenta de que el tiempo va a toda pastilla y te da mucho que pensar con respecto al mundo que les dejaremos. Por otro lado, cuando tienes un niño al lado, que está descubriendo el mundo, te hace redescubrir el mundo de nuevo y disfrutar de las pequeñas cosas, como hace él, algo que, quizás, ya habíamos olvidado.

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