La asociación contra el cáncer denuncia la exposición masiva de los jóvenes al 'humo digital'
La presidenta de la AECC, Rosa Andrés, reclama medidas más ambiciosas, «porque el 80% de los fumadores empieza antes de los 18»
El anteproyecto de la nueva ley antitabaco aprobado por el Gobierno ha devuelto al primer plano del debate público una cuestión sanitaria con rostro joven, ... la iniciación al consumo antes de los 18 años. Para Rosa Andrés, presidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) en Palencia, la norma es «un paso positivo pero insuficiente» y debe completarse con medidas más directas y específicas orientadas a frenar la puerta de entrada que representan hoy los vapeadores y el llamado «humo digital».
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«Es un paso más, los avances legislativos desde 2005 han sido importantes, pero esto es insuficiente. Se pueden evitar el 30% de las muertes por cáncer si se deja de consumir; tenemos la evidencia científica y la obligación de actuar sobre los jóvenes», sostiene. Su afirmación se basa en datos duros y contundentes: «el 80% de los casos de tabaquismo comienzan antes de los 18 años, uno de cada dos jóvenes de entre 14 y 18 años ha probado cigarrillos electrónicos y los menores que consumen nuevos productos de nicotina tienen hasta el triple de probabilidades de consumir productos de tabaco en el futuro», advierte.
Pero ¿por qué preocupa tanto a la AECC la exposición de los jóvenes? Rosa Andrés apunta a tres factores que explican la urgencia de legislar con mayor dureza los vapeadores y cigarrillos electrónicos: la normalización comercial, el atractivo del producto y la promoción en redes. «Los vapeadores no son inocuos. Al calentarse producen sustancias tóxicas que inhalan los chavales pensando que no pasa nada», subraya.
Además, alude a un fenómeno relativamente nuevo y de enorme alcance, «el humo digital». Nueve de cada diez jóvenes están expuestos en redes sociales a influencers que promocionan directa o indirectamente el tabaco o el vapeo, alcanzando a más de 51 millones de seguidores. «Es terrible, porque se transmite la idea de que es algo moderno e inofensivo. En nuestra época se imitaba al actor que salía fumando en la película. Hoy, el referente es el influencer en TikTok con su vapeador», lamenta.
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Tampoco se olvida la AECC de los festivales patrocinados por la industria del tabaco que generan una promoción indirecta que llega a los jóvenes. «Tenemos una campaña contra conciertos patrocinados», señala la presidenta de la asociación en Palencia, convencida de que hace falta regular la presencia de la industria del tabaco en eventos y pedir a las plataformas que apliquen políticas de control de contenidos que promocionan el vapeo entre menores.
Además, Rosa Andrés llama la atención sobre empaquetado. «Es fundamental, si a un producto le pones una envoltura atractiva, llama la atención de los jóvenes. Por eso pedimos empaquetado neutro para los nuevos productos de nicotina, igual que para las cajetillas tradicionales».
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Por eso, aunque valora la equiparación legal entre tabaco y vapeo y la extensión de espacios libres de humo, Rosa Andrés reclama tres medidas que considera claves y que, según ella, no están suficientemente contempladas en el anteproyecto. El empaquetado neutro para que los productos no atraigan por su diseño a menores; la limitación de puntos de venta, de forma que los vapeadores y dispositivos no se vendan en gasolineras o kioscos, sino en estancos, para evitar su normalización; y por último el aumento de la fiscalidad para disuadir por el precio, siempre acompañado de recursos para prevención y control del mercado ilícito.
Cursos de siete semanas
La AECC no se queda en la protesta, lleva años desplegando programas de deshabituación. Andrés detalla la metodología: cursos de siete semanas dirigidos por psicólogos y médicos, soporte farmacológico y trabajo grupal. «En cada grupo siempre hay 2 o 3 personas que lo consiguen», añade con realismo mientras subraya que la combinación de terapia psicológica, apoyo médico y medicación adecuada incrementa significativamente las probabilidades de éxito.
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Por último, reconoce las resistencias sociales y políticas, pero insiste en la evidencia científica: el tabaco provoca múltiples cánceres, no sólo de pulmón, y mata a la mitad de quienes lo consumen. Por eso entiende que el desafío político es mantener la ley en la agenda y reforzarla con medidas preventivas y fiscales. Y pese a las resistencias en fumadores y en la industria, Rosa Andrés es optimista: «No llegaremos al cero, pero sí podemos reducir a un 10% la población fumadora y aspirar a tener en 2040 la primera generación libre de humo».
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