Un recuerdo a Juan Alberto Pajares, el doctor de los bosques
Profesor de la Escuela Agraria de la Yutera, está considerado uno de los principales expertos mundiales sobre sanidad forestal
Juan andrés oria de rueda
Palencia
Lunes, 11 de enero 2021, 16:16
El 30 de diciembre del fatídico año 2020 falleció el doctor Ingeniero de Montes Juan Pajares Alonso, profesor en Palencia (en la Escuela Técnica ... Superior de Ingenierías Agrarias del Campus Universitario de la Yutera) y afamado experto internacional en plagas y enfermedades de árboles forestales. Apasionado profesional hasta el último momento, pese a su grave dolencia, estuvo trabajando activamente. Está considerado por la comunidad científica y profesional como uno de los principales expertos mundiales sobre sanidad forestal y ornamental. Siempre se manifestó muy comprometido con la conservación de los bosques a través de la propuesta y desarrollo con éxito de innovadores métodos naturales de control biológico. Preocupado profundamente por resolver las plagas que amenazan y asfixian a los árboles en nuestros montes, buscaba soluciones efectivas y ecológicas, como prueban las patentes desarrolladas con éxito dentro del control biológico y cuyos beneficios están en su totalidad destinados a la investigación en nuestra universidad.
Destacan sus pioneras investigaciones frente a la grafiosis del olmo desde los años 80, junto al experto Luis Gil, así como de las plagas de los nematodos e insectos que atacan a las especies arbóreas forestales. Justamente creemos que se trata del entomólogo y patólogo forestal español más influyente de lo que va de siglo en sus trabajos de investigación y desarrollo contra plagas, enfermedades y problemas de salud de los bosques. Buena prueba de ello es que estaba en permanente contacto, diálogo y colaboración con los mejores expertos internacionales de salud forestal.
Inspirador de miles de estudiantes y docentes a través de las carreras de forestales y montes, másteres de investigación superior, cursos de doctorado, generó una inmensa tropa de 'hijos' forestales a los que dirigió multitud de trabajos fin de carrera y tesis doctorales. Así, gran cantidad de brillantes estudiantes recibieron su fructífera formación, ayuda y estímulo de modo continuado y decisivo. Aunque volcado diariamente con su investigación, poseía una responsabilidad enorme como docente, como prueba el gran aprecio que siempre recibió de su alumnado.
La lista resulta interminable, pero es de justicia nombrar a sus brillantes discípulos Pablo Martín Pinto, Jorge Martín, Jaime Olaizola, Iñaqui Echebeste, Gema Pérez Escolar, Amanda Huerta, Gonzalo Álvarez Baz, Alberto Sacristán, Laura Ponce, y un largo etcétera, muchos de ellos profesores en diversas universidades españolas, centros punteros de investigación o emprendedores e innovadores en Biotecnología y micología forestal y aplicada. Podemos decir que la familia forestal española y americana queda verdaderamente huérfana, pero sus componentes preservan y acrecientan con entusiasmo el extraordinario legado del profesor Pajares y recogen su relevo.
Juan Alberto Pajares Alonso nació el 24 de noviembre de 1959 en la casa familiar en Palencia, en el castizo barrio de Maria Cristina, junto al umbroso y céntrico Parque del Salón, en la misma casa en la que vivió hasta su muerte. Estudió en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, donde acabó la especialidad de Silvopascicultura de forma brillante en 1983, iniciando inmediatamente sus trabajos de investigación en el Departamento de Maderas del Centro de Investigaciones.
Durante varios años realizó estancias internacionales en las universidades de Syracuse (Nueva York) y Oregón junto a especialistas internacionales del sector forestal. En 1994 consigue la plaza de Catedrático de Universidad de plagas y enfermedades junto al doctor Julio Díez Casero en el actual Departamento de Producción Vegetal y Recursos Forestales de la Universidad de Valladolid a través del Instituto Universitario de Investigación en Gestión Forestal Sostenible.
Con 27 años era ya doctor defendiendo su decisiva tesis 'Contribución al conocimiento de los escolítidos vectores de la grafiosis en la Península Ibérica' y nada menos que autor de varios libros de referencia en esta grave enfermedad de los olmos y en destacados temas de entomología aplicada. De hecho, en el 2019 participó en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia en la plantación de olmos resistentes a la grafiosis, logro que se ha obtenido gracias al trabajo arduo y bien hecho de un grupo de expertos entre los que se encuentra.
La lista de publicaciones científicas de máximo nivel, que hace tiempo era superior a 100, es interminable, así como los proyectos de investigación y desarrollo en diversas regiones de España, en especial en la comunidad de Castilla y León, así como en países de todo el mundo. Podría haberse quedado de profesor e investigador en las mejores universidades de Estados Unidos, donde trabajó, o en Madrid, pero eligió apoyar a Palencia, su patria chica, donde ha brillado con luz propia.
Solicitado a diario por los servicios públicos de plagas y enfermedades forestales de toda España, en especial por los de Castilla y León, pero también por los de la Comunidad Valenciana o Andalucía, no escatimaba esfuerzos sin compromiso, asesorando sobre los más variados temas con una profesionalidad sobrecogedora.
Una de sus mayores satisfacciones fue la creación del innovador y ejemplar Centro de Sanidad Forestal de Calabazanos (Villamuriel de Cerrato, Palencia), de la Junta de Castilla y León, en donde trabajan numerosas y brillantes investigadoras formadas por él sobre las plagas y enfermedades que afectan a los montes de la comunidad autónoma y que se trata de un verdadero centro de recuperación de especies arbóreas en peligro.
Hasta el último momento, pese a su grave enfermedad, estuvo trabajando muy activamente en los proyectos de investigación que dirigía y resolviendo todo tipo de problemas con clarividencia, en especial a sus estudiantes e investigadores. De una gran cultura, poseía conocimientos enciclopédicos no sólo de temas de bosques y naturaleza, sino también de Historia. Ir con él a los montes o pasar por un pueblo cualquiera era una clase magistral apasionante. Tan pronto explicaba en español o en inglés cualquier aspecto forestal con sabiduría y creatividad, como aspectos artísticos y espirituales del Camino de Santiago. Buena prueba de ello es que dirigió tesis doctorales sobre temas de historia e hidráulica, exponente de una vasta cultura que no es la del típico especialista. De gran modestia, generosamente daba ideas a raudales a todos los que le oíamos. Gran comunicador y de enorme capacidad, aunque el nivel científico de su trabajo resultaba insuperable, sabía compaginarlo con una formidable habilidad divulgadora y expresiva, atendiendo y asesorando siempre comprensiblemente a cuantos medios de comunicación y agencias de noticias preguntaban por la solución biológica de los problemas de la salud de los bosques y de plantas.
Le suceden en la saga familiar sus dos hijos; Juan y Luis. Como detrás de todo gran hombre, aquí también hay una excepcional mujer. Además de su madre, Carmen, sin duda alguna esa es Henar Marchesi Solís, su genial esposa y asesora humanista, destacada profesora de instituto en la provincia de Palencia desde hace muchos años.
En el campus universitario de Palencia y en nuestra provincia estamos en deuda perpetua con él.
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