Arranca la temporada de hurtos más atípica, la de los abrigos. Ni joyas, ni carteras, ni móviles. Abrigos. Sucede casi siempre en estas fechas, alrededor ... de mediados de noviembre, cuando casi nos hemos adaptado al cambio de hora y empezamos a sorprendernos con cierta ilusión ante los precoces decorativos navideños.
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Este año, la veda la ha abierto una pareja cerca de Plaza España, llevándose de un coche aparcado varios abrigos por valor de 3.263 euros, ni más ni menos. Por lo visto fueron rápidos. Cómo explicarse si no que alguien rompa la luna trasera derecha de un coche y se lleve en bolsas de plástico esa vestimenta 'dinamita-maletas' sin generar un alboroto. Y ya no sólo por lo que tiene de curioso el robo en sí, sino por el uso de un instrumento sentenciado a servir de atrezo en política y que ahora parece que recupera uno de sus usos históricos: el adoquín.
Pili y Mili cogieron un adoquín no se sabe de dónde, rompieron la ventanilla, cogieron el material textil y se dieron a la fuga dejando allí el arma del crimen. La broma les duró poco; tanto abrigo no es fácil de ocultar –que les pregunten a los erasmus que vuelan en Ryanair a sus casas por Navidad–. Al poco tiempo les encontraron con la mercancía montando un mercadillo improvisado en Los Pajarillos. El frío afila el ingenio, pero entumece el sentido común…
Esto, aunque parezca una simple anécdota, es un ejemplo de las diversas artimañas que utilizan los frioleros profesionales cuando llega el invierno. Un abrigo es un bien muy codiciado, y más en ciudades como Valladolid o Salamanca, donde he visto verdaderos expertos en el birlibirloque de este tipo de prendas. Eran además ladrones con un gusto exquisito. No sé cómo se las ingeniaban entre tanto tumulto, pero desaparecían las mejoras piezas: aquella chupa de cuero como la 'Perfecto' de Marlon Brando en 'Salvaje', el abrigo de paño negro hasta los tobillos como el de Christian Bale en 'American Psycho', el tres cuartos de leopardo a lo Barbra Streisand en 'Funny Girl'… No sé cuántos abrigos habrán podido robarnos a mis amigos y a mí en Pucela, pero desde entonces optamos por imitar al sabio Umbral y en cuanto llegan estas fechas salimos con la bufanda siempre puesta.
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