Casi todo cambia. A veces, a la fuerza. Parece que los jóvenes de la generación Z se alejan de los milenials y recuperan hábitos de ... sus abuelos. No se trata de buscar la pobreza de otros tiempos, aunque se vean abocados. La fijación está puesta en los 70 y los 80. Pero también en la segunda mitad del siglo XX. Leo en 'La vanguardia' que son nativos digitales a los que seducen las tradiciones que les resultan atractivas. Claro, no les va a resultar atractivo el Pelargón. Tienen la necesidad de «sentir el valor emocional» del mundo físico. Estos jóvenes cumplieron los 18 confinados en la pandemia y ahora buscan el contacto con personas. O quieren cocinar como sus abuelas. O coser. Claro que quieren lujo, pero como no se lo pueden permitir, buscan diferenciarse con la austeridad y la autenticidad. Adaptación al medio. Supongo que implica un botijo en lugar de una botellita de agua Fidji. Pero a ver cómo llevas el botijo en la mochila.
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