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Uno de los bomberos se lleva las manos a la cara. Emilio Fraile
Parresía

Delincuentes incendiarios

¿Por qué algunos se atreven a perpetrar este atentado? Pues porque sale muy barato e improbable el castigo, en el caso de que sean identificados

Domingo, 17 de agosto 2025, 08:36

Hay que tener muy mala intención para prender fuego al monte en plena ola de calor. Cuando todos los factores de riesgo se disparan al ... extremo (sequedad, viento, temperatura del aire o del suelo), llegan desaprensivos con sus mecheros, bencenos u otras sustancias inflamables dispuestos a poner en peligro a personas, bienes, medio ambiente; nadie queda a salvo del avance de las llamas, mueren bomberos, se desplazan familias, sufren perjuicios irreparables gentes sin culpa ninguna.

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¿Por qué algunos se atreven a perpetrar este atentado? Pues porque sale muy barato e improbable el castigo, en el caso de que sean identificados, arrestados, juzgados y condenados. Por eso, para evitar más tragedias en el futuro, la impunidad de los pirómanos merece reacciones en realidad contundentes, represivas y preventivas. Así como se requieren afiladas reformas en el Código penal, son asímismo precisos dispositivos de vigilancia y geolocalización mediante drones, tecnologías que permitan determinar quién estaba allí, donde y cuando se iniciaron los incendios.

Otras reformas legales también convendrían, porque las sanciones administrativas son escasas, inefectivas, poco disuasorias. Al igual que los delitos, deberían ser incrementadas en virtud de la Directiva europea de delitos contra el medio ambiente, necesitada aún de transposición. Nuestros legisladores autonómicos y estatales se fueron de vacaciones con tareas pendientes y deberes por hacer, porque no existe una buena ley contra el fuego a nivel estatal, ni siquiera una legislación suficiente en Castilla y León.

Dejemos a un lado el lamentable cruce de acusaciones entre políticos. Reclamamos acciones, no espectáculos en las redes. Si unos y otros no quieren incrementar las oportunidades de los incendiarios antisistema, habrían de dar ejemplo de colaboración, sumar fuerzas en lugar de perder energía discutiendo y demostrar, de una vez, aquello de «todos contra el fuego». No ser solidarios es regalar el territorio a quienes ignoran las consecuencias del calentamiento global, un hecho sobradamente constatado por la ciencia contemporánea (por las mediciones comparadas de cambios de temperatura en las catas de fondos marinos con sedimentos de millones de años).

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Así pues, la adaptación al cambio climático es el verdadero desafío. Esto no se ha explicado bien, porque todavía hay quien cree que puede 'luchar' contra esta deriva, un error. Lo prioritario, sepámoslo, es impulsar acciones inmediatas y dirigidas a reducir sus consecuencias. Nuestra especie debe acostumbrarse a vivir con temperaturas extremas, trabajando sobre todo para no poner las cosas peor, evitar los mayores daños.

Esto en lo que se refiere al presente y al futuro, pero no vendría mal seguir el ejemplo de nuestros antepasados. Ya el Derecho romano reprendía con severidad a quienes incendiaban los bosques, sanciones que fueron legisladas también por los visigodos: cien latigazos y obligación de indemnizar por los daños causados. Tomemos buena nota del rigor con el que reprendían a los pirómanos, conscientes de los efectos devastadores de los incendios. No propongo penas corporales, pero sí cárcel y que paguen con todos sus bienes presentes y futuros.

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Mensaje a nuestros representantes: en lugar de echarse la culpa unos a otros por estar o dejar de estar de vacaciones, alcancen ustedes mejores acuerdos sobre la gestión forestal, la prevención, el estatuto de los bomberos, las competencias administrativas, la coordinación, el papel de los entes locales y el mayor protagonismo que la Junta debería asumir en una tarea de alcance territorial superior al de una provincia o un ayuntamiento. Alcaldesas y alcaldes de todos los partidos deben ser escuchados, apoyados porque son la legítima voz de las personas que viven en las poblaciones afectadas.

Cuestión no menor es el régimen de las indemnizaciones por los hechos catastróficos, compensación que no debería depender de la generosidad puntual de quien mande en cada momento. Convendría crear un fondo específico con este fin, una suerte de fideicomiso administrativo en el que podrían ingresarse los importes de multas y las requisas de bienes incautados a los infractores condenados. Y sugiero una medida más: todo procedimiento sancionador a pirómanos debiera ser público, para que la sociedad conozca las responsabilidades. Recuérdenlo en septiembre y en marzo.

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