Mañueco tiene que espabilar
«¿Al final, qué sabemos de este triste episodio? Todo el planeta sabe que alguien del Gobierno, el que concentra el poder del Ejecutivo de nuestra comunidad, ha mentido»
Esta es una de las cartas más difíciles de escribir que he iniciado nunca, si no la más. Es natural que deba ocuparla en el ... análisis de lo ocurrido los últimos días en relación con la polémica suscitada en torno a las medidas provida anunciadas el 12 de enero en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León. Pero cuesta mucho analizar nada entre tanta confusión, descrédito, trilerismo, sonrisas falsas, silencios cómplices, calculados equívocos y absurdeces varias.
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¿Qué decir? Es sabido que los periodistas trabajamos con material voluble, elástico, verdades a medias, toxicidades de todo tipo, prejuicios, pocos recursos y menos tiempo. Pero acabamos aproximándonos a los hechos con cierta seguridad y sobre algunos presupuestos más o menos estables. Pisamos piedras en el río, resbalamos, nos mojamos, queriendo o sin querer, pero sabemos que todo río tiene un fondo... Esas piedras son el significado de las palabras, lo que escuchan nuestros oídos y ven nuestros ojos.
Por ejemplo, todo el planeta sabe que la objeción de conciencia de los médicos ante el aborto nada tiene que ver con la natalidad. Todo el planeta asumirá que si un consejero portavoz dice «nos acompaña el vicepresidente de la Junta en relación con la puesta en marcha de alguna de estas actuaciones en favor de la natalidad», lo que se dirá a continuación es asumido, salvo corrección expresa e inmediata, por todo el Ejecutivo. Pero ya ni eso está claro. Esta semana hemos descubierto, con fiereza inusitada, que entre las piedras hay trampas, espectros, protocolos fantasma, notas de prensa que dicen negro, pero significan blanco. Porque lo razonable es que, si ese vicepresidente insiste, cuando se le corrige, en que dice lo correcto y no es así o, peor aún, que, como se ha deslizado, ha engañado a todo un presidente, una de dos: o él renuncia o es destituido… Pero tampoco. Ni lo uno ni lo otro. Circulen.
Y cuidado, esto no es el juego de la política, sino la normal marcha de las administraciones. No hablamos de un mitin ni de una tertulia ni de un debate en el seno del poder Legislativo. Hablamos de medidas que se convierten en cosas prácticas que impactan y afectan en la ciudadanía. Lo mínimo es exigir claridad, eficacia y certezas.
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¿Al final, qué sabemos de este triste episodio? Todo el planeta sabe que alguien del Gobierno, el que concentra el poder del Ejecutivo de nuestra comunidad, ha mentido. O del PP o de Vox o de ambos partidos políticos, socios desde marzo pasado con el arranque del pacto de legislatura. Sabemos también que algunos han metido la pata; que todo lo ocurrido puede beneficiar, mucho o poco, a Vox, a Sánchez, al PSOE, pero que difícilmente va a beneficiar al PP, a escala autonómica y nacional. Y sabemos que en Castilla y León el aborto se ha convertido, por obra y gracia de Vox y el vicepresidente de la Junta, Juan García-Gallardo, en tema central de debate y conversación. Ahí está el comunicado conjunto del pasado viernes firmado por los diez obispos de las diócesis de la comunidad: «Ante el debate suscitado estos días sobre la vida humana naciente y la cuestión del aborto, los obispos de las diócesis de Castilla y León queremos recordar los principios que la Iglesia ha propuesto de modo constante en torno al don de la maternidad y la dignidad de la vida humana naciente». Lo menciono por si hay quien sigue confundido. Lo propuesto, corregido y desmontado por la Junta desde que fuese tratado, analizado, hablado, comentado, aprobado, o no, pero en todo caso perfectamente comunicado a la ciudadanía en sede institucional, ¿fue un paquete de medidas en favor de la natalidad y las familias o, como bien puede comprobarse en los vídeos y la hemeroteca de la Junta, cuatro acciones relacionadas con las circunstancias y protocolos vinculados al derecho a la interrupción voluntaria del embarazo? ¿O es que nos hemos vuelto todos locos de remate? Mi conclusión, que es otra certeza: el presidente Mañueco y todo su gabinete de asesores y altos cargos en el partido, la Junta, Las Cortes, etcétera deben espabilar y ponerse las pilas cuanto antes. Después del ridículo de la votación fallida del 23 de diciembre en el parlamento autonómico, cunde la sensación de que se improvisa más de lo debido, de que el despiste y el descontrol alcanzan cotas preocupantes.
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