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Agentes de la UCO, en la sede del PSOE en la calle Ferraz. Tania Sieira

De una gravedad indiscutible

En la política no hay compartimentos estancos o aislados, entre otras cosas porque el descrédito se extiende por sí mismo de un lado a otro

Jesús Quijano

Valladolid

Domingo, 22 de junio 2025, 09:34

Me comprenderán si les digo, casi en tono de confesión personal, que esta vez me pongo ante el teclado con el ánimo más alterado de ... lo normal. O mejor dicho, avergonzado, abrumado y tocado por el bochorno. Para muchos que hemos compartido ideas y afanes durante tantos años, el golpe bajo es de los que hacen época. Yo mismo, que he sido con frecuencia crítico con las cosas que no veía claras en el Partido o en el Gobierno, he tenido que echar mano del último recurso, aquella vieja convicción que te permitía mantener la lealtad a unas ideas y a un proyecto muy por encima de la adhesión a quien lo representara en un momento determinado. Y es verdad que hubo momentos duros y episodios oscuros en distintos momentos en el pasado; pero que hayan sido dos Secretarios de Organización sucesivamente, sabiendo lo que eso significa en un partido político, no tiene fácil parangón. No son dos cargos públicos que van a lo que van. Son mucho más, son los encargados, muy especiales por cierto, de la sala de máquinas de una organización que venía proclamando la superioridad moral y política de un discurso con el que se accedió al gobierno. Nada más y nada menos.

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