A por la mayoría absoluta
Con Vox en 'modo charlotada' y con el PSOE en 'versión avestruz', a Mañueco se le abre en el horizonte electoral autonómico su gran anhelo: ganar y no depender de terceros
El objeto que mejor representa a España hoy es una urna electoral. Hubo elecciones en mayo (municipales y autonómicas), en julio (generales) y va a ... haber en 2024 autonómicas en Galicia y País Vasco y Europeas en toda España, circunscripción única. Y para principios de 2025, en Cataluña, so pena que los tres comicios de 2024 fuercen un adelanto técnico en ésta.
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Galicia, País Vasco, Cataluña... ¿Y Castilla y León? ¿Por qué no Castilla y León? En contra de que Alfonso Fernández Mañueco vuelva a adelantar las elecciones en estas tierras cuenta que lo hizo hace solo dos años. A favor del adelanto... ¡Hay tantas cosas! La primera, el cabreo de la calle por las concesiones a los independentistas. Quien primero vaya a unos comicios va a ser capaz de aglutinar el enfado que existe y que los dirigentes del PSOE no están sabiendo ver debido a que están escondidos, temerosos de la que ha preparado Pedro Sánchez echándose en brazos de Carles Puigdemont.
El PSOE de provincias muestra hoy la 'versión avestruz'. Es un partido temeroso y alicaído. Sabe que quedará crujido en las primeras elecciones que haya. Las caras de muchos de sus dirigentes reflejan abatimiento y desánimo. Sin dejar de sangrar por la herida de mayo, con la pérdida de poder territorial, les llega el pacto con Puigdemont. Fíjense en Valladolid, donde Óscar Puente, que este fin de semana es la viva imagen de un hombre pegado a un teléfono como aspirante –y se ve él mismo con todo el derecho– a ser ministro, emite señales de no levantar cabeza en el ámbito de la ciudad. Por no decir Burgos, donde su exalcalde, Daniel de la Rosa, ni está en la escena política ni se le espera a corto plazo. En Soria, único bastión de la mayoría absoluta socialista en capital de Castilla y León, Carlos Martínez está a lo suyo, no sea que hable y le hagan secretario regional del partido ahora que está cada día más cerca la marcha de Luis Tudanca. En León, sujeto con alfileres por la UPL, José Antonio Diez bastante tiene con cuidar el bastón de mando. Y enPalencia, Miriam Andrés se ha visto obligada a renegar –con la boca pequeña, eso sí– del pacto Sánchez-independentistas porque, si no, la sacan de la Casa Consistorial los de 'Vamos Palencia'; aunque éstos, con tal de no ver a nadie del círculo de la popular Ángeles Armisén en el principal despacho de la Plaza Mayor, tragan lo que sea con los socialistas, pacto con Puigdemont incluido.
Pero lo que es incuestionable, como demostró la convocatoria de mayo, cuando los electores castigaron a los candidatos locales socialistas, es que quien hoy del PP convoque elecciones las gana de calle. Mañueco no sería una excepción. Además, su anhelo es hacerlo con mayoría absoluta, porque si alguna asignatura tiene pendiente como candidato es la de los abrumadores respaldo que disfrutaron sus antecesores en el Colegio de la Asunción, el soriano Juan José Lucas y el burgalés Juan Vicente Herrera.
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El errático hacer personal y político del gallego Alberto Núñez Feijóo (¿Todavía sigue a su lado el asesor que le hizo confundir unos versos de Machado con una estrofa de Ismael Serrano? ¿Permanece en su equipo quien le aconsejó que no fuese al debate de TVE1 con Sánchez, Yolanda Díaz yAbascal?) juega en contra de Mañueco. Pero la estrategia de este apunta maneras. Hay un detalle que no puede pasar desapercibido: en las concentraciones multitudinarias (se entiende el decaimiento de ánimo socialista) del pasado domingo, convocadas por el PP, el presidente de la Junta y del partido se quedó en Salamanca. No acudió a la cita de Valladolid. Y al día siguiente se encargó de que trascendiera que la de la capital charra fue la provincia de España en la que más parte de la población se movilizó. Mañueco marca distancia con el PP de Valladolid y Jesús Julio Carnero, aunque el medio alcalde-medio senador aproveche la mínima para pegarse a él.
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Mañueco tiene el horizonte electoral despejado. Más aún cuando Vox ha entrado en Castilla y León en 'modo charlotada'. Las imágenes de 'Cazacomunistas Veganzones' saltando al grito de 'Puto rojo el que no bote' o las del 'vicenada' de la Junta, García-Gallardo, megáfono en mano con el eslogan 'Noviembre nacional' son impagables para el PP –por mucho que piense el PSOE lo contrario– para crear en el elector de derechas la imagen 'Vox alborotador, PP partido de orden'; 'Vox, zascandileos callejeros, PP trabajo y gestión en las instituciones' y, así, volver al voto útil de la derecha al PP. En julio lo hubo y el PP le quitó a Vox en estas tierras 5 de sus 6 diputados. Solo le falló a Mañueco el PP de (cada día menos suyo) Conrado Íscar. Es lo que tiene que la estrategia se la marquen en un merendero privado de un empresario a orillas del Sequillo. Mañueco no olvida. Por mucho que el merendero esté construido con piedras del siglo XVII.
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