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La obra 'Las guerras de nuestros antepasados', por Javier Olivares. EL NORTE

Las guerras de nuestros contemporáneos

Delibes traspasa el tiempo, lo mismo que traspasa las fronteras, y su literatura se lee y comparte en los cuatro puntos cardinales del planeta

Sábado, 25 de febrero 2023, 00:39

Se cumple ahora un año del inicio de la guerra e invasión de Ucrania. Y hace ahora un año – el 24 de febrero de 2022– ... que estaba yo en una localidad de Navarra, presentando a la compañía vallisoletana La Quimera de Plástico, que ponía en escena 'Las guerras de nuestros antepasados', de Miguel Delibes.

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Y yo me atreví a decirle al público asistente, en el coloquio consiguiente a la representación, que lo que acababan de ver podíamos titularlo, corrigiendo al programa de mano, Las guerras de nuestros contemporáneos.

Y lo dije convencido de lo que decía y lo argumenté desde la certidumbre de que los grandes de la literatura, los clásicos, como lo fue y es Miguel Delibes, trascienden el espacio y el tiempo, y lo que plasman en sus escritos, dígase novelas o textos teatrales, sirven lo mismo para el momento histórico en que ocurren o ocurrieron, como para cualquier momento o circunstancia semejante.

Por eso dije a aquel público teatral navarro, que lo que acababan de ver sobre el escenario, protagonizado por el inocente Pacífico Pérez y sus violentos antepasados -bisa, abue y padre- valía y era igual de vigente en aquel 24 de febrero de 2022 –es decir, ahora– que en los pretéritos conflictos sacados a colación en la obra teatral de Miguel Delibes, conflictos que culminan en la guerra civil española del 36.

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Miguel Delibes traspasa el tiempo, lo mismo que traspasa las fronteras, y su literatura se lee y comparte en los cuatro puntos cardinales del planeta.

Es la grandeza y maestría de los grandes escritores. Y por eso ayer, el 24 de febrero de 2022, y ahora mismo, un año después, febrero de 2023, sospecho que Miguel Delibes hubiera titulado su novela, y luego su traslado al teatro –en el que tuve el honor, por voluntad y aquiescencia del propio escritor– hubiera titulado, digo, Las guerras de nuestros contemporáneos.

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