Miembros del Gobierno aplauden la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. EP

Ellos van ganando

La carta del director ·

«El blanqueo, la desmemoria, el eufemismo o la desvergüenza son algunos de los conceptos que podrían usarse para descifrar buena parte de lo que está pasando en el debate político en España»

Ángel Ortiz

Valladolid

Domingo, 17 de julio 2022, 00:06

El Congreso de los Diputados sacó adelante el pasado jueves la Ley de Memoria Democrática gracias al voto favorable de EH Bildu, que logró ... una concesión del Gobierno de Pedro Sánchez para que la norma incluya una comisión que estudiaría vulneraciones de derechos humanos entre 1978 y finales de 1983. Eso permitiría, en un texto que amplía la Ley de Memoría Histórica de 2007 pero que no contenta ni a las víctimas del franquismo ni a las fuerzas conservadoras, abordar bajo su paraguas la actividad de los GAL y el primer año de gobierno de Felipe González.

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El miércoles se conmemoró en toda España el 25 aniversario del secuestro y asesinato del concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco. En la manifestación a las puertas del Ayuntamiento de Bilbao de ese mediodía se evitaron alusiones a ETA y al terrorismo y por eso Ione Goirizelaia, abogada de presos de la banda y concejal de EH Bildu, se sumó al acto. El alcalde, Juan Mari Aburto, de PNV, realizó una convocatoria para recordar a Blanco y a todas las víctimas de la «violencia».

El mismo día 13, desde la tribuna de la Cámara Baja, durante el debate sobre el estado de la nación, la portavoz del partido abertzale, Mertxe Aizpurua, se expresó con las siguientes palabras: «Queremos trasladar ante todos ustedes nuestro compromiso sincero con el reconocimiento y reparación de todas, absolutamente todas las víctimas. [...] Sentimos su dolor. Y desde ese sentimiento sincero afirmamos que el mismo nunca debió haberse producido; que a nadie puede satisfacer que todo aquello sucediera ni que se hubiera prolongado tanto en el tiempo. Desgraciadamente, el pasado no tiene remedio. Sabemos que nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado. Pero estamos convencidos de que es posible al menos aliviarlo desde el respeto, la consideración y la memoria de todas las víctimas. Queremos decirles, de corazón, que sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a tratar de mitigarlo en la medida de nuestras posibilidades. [...] Los vascos y las vascas hemos avanzado mucho, muchísimo en la construcción de ese futuro compartido. [...] Es posible escucharnos, empatizar y desde el respeto avanzar. Porque la memoria, las víctimas y su dolor no pueden ser arma política contra el adversario».

El blanqueo, la desmemoria, el eufemismo o la desvergüenza son algunos de los conceptos que podrían usarse para descifrar buena parte de lo que está pasando en el debate político en España siempre que se adentra en el peliagudo ámbito de la historia, el recuerdo, la culpa y el perdón. Sucede parecido cuando Vox, por ejemplo, equipara víctimas de todos los bandos en la Guerra Civil. Pero claro, es normal. El partido de Abascal se aproxima –solo se aproxima– al esquema fariseo de los secesionistas, filoetarras o separatistas más radicales, que diluyen y trivializan las casi mil muertes que causó el terrorismo de ETA situándolas, en fondo y forma, a la par de acciones como las que acabaron con la vida de los etarras Lasa y Zabala.

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EH Bildu, como bien evidencia Aizpurua, periodista guipuzcoana condenada en su día por apología del terrorismo, dice lamentar el dolor de las víctimas, pero la alocución de su diputada fue tramposa y cínica. Porque ellos siguen sin reconocer que lo que lo causó –ese inmenso dolor gratuito para tanta gente durante tanto tiempo– no fue una lucha armada, un conflicto, una guerra, algo poco menos que irremediable, daños colaterales de una causa justa, sino actos terroristas planificados y sistemáticos de asesinos y mafiosos, perfectamente conscientes, muchos de los cuales aún no se han resuelto; que a la postre fueron suspendidos no por arrepentimiento, sino por estrategia. EH Bildu no manifiesta ningún respeto por las víctimas ni empatiza con ellas porque sigue patrocinando festivas bienvenidas –ongietorris– a los héroes de su «movimiento» cuando salen de prisión. EH Bildu no puede referirse a ningún futuro compartido, pues su modelo social y político es distópico, excluyente y está basado en el odio y la expulsión de quienes no piensan como ellos. Basta acercarse al País Vasco y Navarra –o incluso al propio Congreso de los Diputados– para comprobar que, en ese sentido al menos, en el del relato, la memoria, el lenguaje, la libertad, la dignidad y hasta la idea de lo que representa ser un buen ciudadano en esas dos comunidades autónomas, ellos, por desgracia, van ganando.

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