La muerte de Robert Redford a los 89 años supone mucho más que el adiós a un mito del cine. Representa el final de una forma de creación, tanto en su faceta de actor como de director y productor, que supo combinar la calidad comercial con un firme compromiso social. El fallecimiento de Redford se produce en un momento en el que se desmoronan en EE UU algunos de los valores que trasladó a la gran pantalla. Desde la base del sueño americano y con vocación de activista, defendió la pluralidad, la tolerancia y un medio ambiente que deja como legado en el festival independiente de Sundance. Siempre con sensibilidad, buen gusto y una sonrisa seductora que pasarán a la historia de la cinematografía. Son innumerables las películas en las que brilla su impronta hasta el punto de haber creado personajes inmortales en la cultura popular: Jeremiah Johnson en las Montañas Rocosas, Sundance Kid en 'Dos hombres y un destino', Bill McKay en 'El candidato', el alcaide Brubaker que convive con los presos o el aventurero que estremeció a Meryl Streep al lavarle el pelo en 'Memorias de África'. Todo un superviviente en el naufragio, como el navegante solitario de 'Cuando todo está perdido'.
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión