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Corina Machado. EP
Editorial

Nobel para los venezolanos

La elección de María Corina Machado desplaza la indecorosa ambición de Trump y se erige en símbolo global de la aspiración a la democracia

El Norte

Valladolid

Sábado, 11 de octubre 2025, 09:18

La concesión del Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado, la galvanizadora de la oposición al régimen autoritario de Nicolás Maduro en Venezuela, representa un canto global a las aspiraciones democratizadoras no solo en la castigada tierra natal de la galardonada, sino en todos los lugares del planeta donde la libertad y la plenitud de derechos continúan siendo una quimera. La autoproclamada e indecorosa ambición de Donald Trump por hacerse con una distinción universal a la que se consideraba acreedor incluso antes de su, por ahora y contra pronóstico, esperanzador plan de paz para Oriente Próximo había conferido este año a la decisión de los académicos reunidos en Noruega una expectación desbocada. Es verdad que el historial de los Nobel de la Paz incluye protagonistas de trayectoria tan vidriosa como para que la candidatura de Trump no resultara descabellada. Pero hay algo aleccionador, casi resistente, en que quien se conduce por el panorama internacional dando a entender que puede alcanzar lo que se proponga al compás de su dictado no haya podido, al menos en esta aspiración tan narcisista, salirse con la suya. Pero que no haya logrado el Nobel no disipa la insidiosa evidencia de que el nuevo gendarme del mundo se encamina hacia una conquista histórica en Tierra Santa que Israel y Hamás habían hecho inalcanzable para la diplomacia ortodoxa y cabal. La de una Europa que solo puede –y debe– congratularse de una tregua que es de otros.

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No hay imagen más poderosa de lo que significa que la elegida para el Nobel haya sido María Corina Machado que ésta recibiera la noticia en la clandestinidad que no puede abandonar porque el Gobierno de Maduro, sin contrapeso alguno, la mantiene bajo amenaza. Una coacción que es el símbolo de la degeneración del chavismo y de lo que implica para toda la ciudadanía –esté contra él, pero también a favor– la ausencia de una democracia merecedora de tal nombre. Por eso el reconocimiento al coraje de la mujer que ha conseguido cohesionar al conjunto de la oposición al régimen es un Nobel dirigido al conjunto de los venezolanos. Y por eso, también, supone un aldabonazo que recuerda que si Maduro sigue en el poder es por su negativa a mostrar unas actas en cuya ocultación buena parte de la comunidad internacional, la que no lo reconoce como presidente legítimo, ve la prueba del pucherazo electoral. Un vergonzoso fraude al que ningún actor político –tampoco en España– debería prestar cobertura alguna para su perpetuación.

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