Méndez Pozo y Ulibarri, en un desayuno informativo en Madrid en 2013. Ramón Gómez

Sin pan, pero con 'circo'

LA ESPITA ·

Con trabajadores sanitarios y de residencias protegiéndose con sacos de plástico y miles de pymes y autónomos en riesgo de desaparición, a los políticos de Castilla yLeón que no les falte 'su' televisión

J. I. Foces

Valladolid

Domingo, 12 de abril 2020, 08:52

La política de Castilla y León ha demostrado esta semana que estamos muy lejos de creer que lo habíamos visto todo y ha ratificado lo ... que este cronista piensa desde el minuto uno del confinamiento: hay que anotar todo lo que dicen y hacen los políticos estas semanas. No dejen de anotar.

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Este Jueves Santo, a la misma hora que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pedía el aval parlamentario para la segunda ampliación del estado de alarma y anunciaba que tendría que reclamar una tercera, el Gobierno regional de coalición que preside Alfonso Fernández Mañueco anunciaba por boca de Francisco Igea, su vicepresidente, que acababa de aprobar una subvención de seis millones de euros, seis, del primer cuatrimestre del año para RadioTelevisión Castilla y León (RTVCyL), la tele privada que los partidos políticos, en época de Juan Vicente Herrera y José Antonio de Santiago-Juárez, elevaron a la categoría de servicio público (sic) a golpe de millones de las arcas regionales. Se escuda ahora el Gobierno de Mañueco –con la complicidad vergonzosa de la presunta oposición regional (¿alguien se cree ya que el socialista Luis Tudanca es oposición? ¿O el portavoz de Podemos, Pablo Fernández?)– en que esta lluvia de millones para los dos empresarios que controlan el accionariado de RTVCyL es debida a que esta tele privada regional, que nos hacen pasar de vocación (necesidad, dijo Igea) pública, «es un servicio esencial» para los ciudadanos.

Para que el lector no crea que este cronista barre para su profesión y su sector (el de prensa privada), atendamos a la clasificación de empresas y servicios esenciales que acaba de hacer el Gobierno de Mañueco, con la complicada explicación igeniana del jueves, que necesitó una nota de prensa aclaratoria: De un lado, la tele regional; del otro, todas las demás empresas privadas de todos los sectores castellanos y leoneses de producción. Seis millones de euros para la tele en el primer cuatrimestre, con un millón por adelantado, que para eso (a juicio del PP y Ciudadanos) son 'esenciales' los servicios de sus dos empresas privadas (RTVCyL nació del acuerdo de los dos grupos de comunicación del empresario Miguel Méndez Pozo y del empresario José Luis Ulibarri); al otro lado, todas las demás empresas, desde la mayor multinacional asentada en la región, al autónomo más humilde. Da lo mismo que estas empresas construyan aviones o que sean unipersonales y, por ejemplo, de fontanería, de abogacía, de gestoría fiscal o de taxidermia; aunque sean miles, no merecen para la Junta recibir un euro en este momento como 'su' tele.

«La Junta acaba de establecer dos tipos de empresas privadas: la tele regional, por un lado; todas las demás, por otro«

Dejando a un lado las cualidades que deberían adornar el calificativo de esencial en un servicio público, aunque lo presten dos empresas privadas (y no parece que la repetición machacona de programas todos los días de todos los meses del año pueda entenderse como tal), solo cabe una interpretación al acuerdo de la Junta del pasado jueves, con cobertura de la presunta oposición para dar seis millones a las dos empresas que tienen la tele 'regional': vuelve el 'pan y circo', expresión que define a los regímenes políticos que quieren desviar la atención de los administrados sobre sus acciones. Pero ahora con un agravante: puede que cuando acabe el confinamiento entremos en una etapa en la que no haya pan en muchas casas, por la durísima crisis económica que ya está aquí, y solo quede el 'circo'. Y con programas de dulzaina, tamboril y espacios naturales, va a ser difícil engañar a una sociedad que si ahora no reacciona en la calle es porque no puede salir de casa.

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Y es que, claro, esencial-esencial la RadioTelevisión Castilla yLeón, con las audiencias que tiene, no parece que lo sea. En los informes de audiencia que circulan en España, la televisión privada de Castilla yLeón siempre aparece con ínfimos porcentajes, en torno al 1,4% en La 7 y al 1% en La 8 de un segmento de cadenas, las privadas autonómicas, que a su vez tienen porcentajes globales de audiencia muy bajos. Esa es la implantación entre los espectadores de la región de la televisión privada que la Junta quiere hacer aparecer como servicio público desde los tiempos de Herrera y De Santiago-Juárez –inventores políticos de la tele regional, con el concurso del PSOE (los socialistas siempre cómplices necesarios del PP para este tipo de cosas), que dirigía entonces el hoy presidente de Paradores, Óscar López–. Un informe llega a asegurar que Real Madrid TV tiene más audiencia en Castilla yLeón que RTVCyL. Y en 2017, la transmisión de las campanadas dio a esta un 0% de audiencia.

Cuando trabajadores sanitarios y de residencias se protegen con sacos de plástico y miles de pymes y autónomos están en estas tierras en peligro cierto de desaparecer, la Junta adelanta seis millones de euros, seis, a una televisión privada de escasísima audiencia. Se une esto a los sobresueldos (para gastos) de los diputados, senadores y procuradores regionales de 1.900, 1.800 y 1.400 euros.

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Sí, hay que anotar todo lo que dicen y hacen los políticos durante el confinamiento.

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