Banco de Alimentos
La aventura humana ·
Cuando nuestro Estado se muestra incapaz de poner remedio a situaciones catastróficas como estas, la sociedad se moviliza y toma cartas en el asuntoLo que de verdad debería de quitarle el sueño a quien salga investido presidente/presidenta del Gobierno no son los pactos con otros para sustanciarlo. ... Lo esencial es que todos los españoles tengan trabajo y, por tanto, que toda la familia tenga algo que llevarse a la boca.
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Uno de cada tres niños en nuestro país se encuentra en riesgo de exclusión social. Muchos se alimentan regularmente en los colegios, pero cuando llegan las vacaciones y se cierran los comedores... Un millón y medio de familias no tienen unos ingresos que les permitan tener una vida digna. Cuando nuestro Estado se muestra incapaz de poner remedio a situaciones catastróficas como estas, la sociedad se moviliza y toma cartas en el asunto. Sí, es cierto que las instituciones aportan fondos para paliar esta tragedia, aunque quienes verdaderamente se implican son los ciudadanos de a pie.
El Banco de Alimentos aquilata en todo el país una de las iniciativas más emocionantes de solidaridad.
Llega la Navidad y con ella la hipocresía y los excesos alimentarios. Pero los voluntarios del Banco de Alimentos van a la suya. Se los puede encontrar en los supermercados. Te dan una lista de alimentos de primera necesidad y te piden que colabores adquiriéndolos. El sábado pasado se acercaron a mí y cumplí con lo solicitado. No trato de bañarme en flores. Cuando salí a la calle no pude evitar que se me saltasen las lágrimas, pensando en esos niños y sus familias que van a pasarlas putas durante estas vergonzosas celebraciones. En la parte que me toca, acallé mi conciencia colaborando humildemente, aunque no paraba de repetirme por qué un país que se cree rico permite que este tipo de situaciones se mantengan año tras año. Personalmente, ‘esas’ fechas me repugnan. No trato de hacer proselitismo, aunque, qué diablos: sí. Colaboren con el Banco de Alimentos. Se sentirán un poco mejor. Pero luego, cuando se sienten a comer como si la vida fuese solo eso, traguen y hagan como los rumiantes: regurgite lo ingerido y decida si finalmente se traga tanto pasto. Eso sí: haga la digestión con conciencia.
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