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Unas personas se manifiestan en contra de Begoña Gómez, mujer del presidente del Gobierno, frente a los juzgados de Plaza de Castilla. EFE

Vulnerables, torpes, confiados, frágiles

Carta del director ·

«No se le ocurra a usted arrancar el día sin tener una respuesta clara y convincente sobre casi cualquier debate de la actualidad»

Ángel Ortiz

Valladolid

Domingo, 14 de septiembre 2025, 08:18

Comprendo perfectamente a aquellas personas que huyen de las noticias, de los analistas políticos y las columnas de actualidad. Observar el mundo, da igual a ... través de qué cristal o desde qué perspectiva, a escala local o a escala planetaria, causa angustia y decepción. Sucede, fundamentalmente, que nuestra capacidad de comprensión se ve sobrepasada por el número de focos de interés informativo, por el ritmo al que se suceden los acontecimientos, por la intensidad con que los viven sus protagonistas y, quizás lo más corrosivo desde un punto de vista anímico, por la urgencia y obligatoriedad con que sobre cada uno de esos focos debemos posicionarnos. Porque, paradójicamente, justo cuando da la impresión de que menos podemos hacer por cambiar las cosas, más nos empuja este ecosistema social, mediático y político a tomar partido y elegir postura. Agresivamente.

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No se le ocurra a usted arrancar el día sin tener una respuesta clara y convincente sobre Ábalos y Cerdán, sobre la dana, sobre el apagón, sobre Zapatero y su relación con el gobierno de Venezuela, sobre la ley de amnistía, sobre el despacho del exministro Cristóbal Montoro, sobre los incendios, sobre si Salvador Illa debió o no entrevistarse con Puigdemont, sobre la mujer del presidente, sobre el hermano del presidente, sobre Sumar y la jornada laboral, sobre Unidas Podemos y su petición de boicotear la Vuelta Ciclista, sobre el fiscal general del Estado, que será juzgado, sobre Koldo, sobre Broncano y el Hormiguero, sobre los mañaneros de Javier Ruiz y las malas lenguas de Cintora, sobre Trump, sobre Rusia, su invasión en Ucrania y sus drones en Polonia, sobre si Von der Leyen se ha arrodillado en un campo de golf de Escocia ante las políticas arancelarias del presidente de Estados Unidos, propietario del campo de golf, sobre la opa del Sabadell, sobre si lo que está haciendo Israel en Gaza es genocidio, matanza, holocausto inverso o defensa propia, sobre lo que Rosalía no opina de ello, sobre la quita de la deuda a las comunidades autónomas, sobre si deben adelantarse o no las elecciones generales, por supuesto sobre Vox, sobre la inmigración legal y la ilegal, sobre si debe intervernirse el precio del alquiler, si hay que construir más vivienda pública, sobre el colapso de las pensiones contributivas, sobre el soterramiento de la estación de tren y el plan de integración y los conciertos de las ferias de Valladolid, si son caros, baratos o mediopensionistas, sobre los bulos, la fachosfera, los jueces de izquierdas y los de derechas, los fiscales de izquierdas y los de derechas, sobre las próximas elecciones en Castilla y León, si deben coincidir o no con las andaluzas y eso beneficia o no a Feijóo, sobre los presupuestos autonómicos y los generales, el cambio climático, las redes sociales como fenómeno que deteriora la convivencia y las aptitudes de nuestros estudiantes, sobre el cegepejota, el presidente del Constitucional, el plante del PP en la apertura del año judicial, sobre Díaz Ayuso, sobre los tecnócratas de Silicon Valley, sobre coches eléctricos, híbridos o enchufables, sobre el libro no editado de Bretón y la autocensura previa, sobre si se es mejor persona por leer libros o no, incluido el de Bretón, yo creo que en general sí, como en general se es más prudente cuando se cruza en verde aunque ello no te proteja totalmente de un atropello, sobre el futuro de Carlitos Alcaraz en el tenis, más o menos prometedor que el de Nadal, sobre el carril bici y sobre la nueva ley anti tabaco, sobre Rufián y su chulería tipo portero de discoteca poligonera vestido de Calvin Klein, sobre Puente y sus tuits calentitos, sobre el nuevo perfil de Tik-Tok de la Moncloa, que acaba de estrenar con cameos de Sánchez y nuestro ex alcalde…

Agrias discusiones

Es solo una pequeña muestra. Porque el día a día ofrece muchas más oportunidades de discutir agriamente durante una conversación de apariencia intrascendente en un ascensor, la cafetera de la oficina o la barra de un bar de carretera. Es como si cada vez que alguien abre la boca frotara insistentemente un chisquero mientras está rodeado de bombonas de gas propano. Es al menos lo que yo percibo. Y, quizás por mi trabajo, también lo que experimento fuera de la redacción de El Norte de Castilla. Porque en nuestra redacción no hemos perdido la capacidad de compartir y tolerar puntos de vista diferentes. Por suerte.

De modo que al personal le da, de manera instintiva, por apartarse de cualquier polémica y desentenderse de todo aquello que no sea qué frío hace, cuánto bochorno en verano, la tostada sin alcohol se ha puesto tan de moda que ya la sirven de barril y cuánto tarda Guillermo Almada en hacer los cambios en los partidos del Pucela. Eso tiene una consecuencia inmediata nefasta: la opinión pública está desapareciendo porque no hay opinión, si acaso forofismo, y porque está dejando de ser pública, puesto que se van esfumando los espacios de debate. Sin opinión pública, la democracia de verdad también se evapora poco a poco. Queda algo que se parece a una democracia, cosa que ya hemos visto cómo ha sucedido en otros países o comienza a suceder en potencias como Estados Unidos, pero que no lo es. Y tiene otra consecuencia aún peor, que caemos rehenes del diversionismo y el evasionismo. Solo atenderemos a lo que nos divierta, a lo que nos permita huir. El que venga detrás que arree. O sea, nuestros hijos y nietos. Nos harán un monumento.

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Nosotros, en la redacción de El Norte de Castilla, no dejaremos de hacer nuestro trabajo. Tampoco es que sepamos hacer otra cosa. Y ello aunque cada día sea más difícil, aunque debamos enfrentarnos a la incredulidad de quienes prefieren sociedades invertebradas, al desprecio de muchos dirigentes, a la fortaleza con que el privilegio y los derechos privativos se imponen progresivamente a las responsabilidades y deberes generales. Para alborozo de los tecnócratas. Algunas veces dan ganas de doblegarse al venir de estos tiempos de jolgorio y presente continuo. Para vencer la tentación, yo suelo hacer una de estas dos cosas, que casi siempre me han ido bien. Una es coger un libro, bueno a ser posible, y leer, convencido como estoy de que leer me hace mejor, no sé si ser humano, periodista, ciudadano o simplemente lector. Leer un buen libro es elevar la vista y eso favorece el juicio. La otra es sentarme en un banco en un parque, ver pasar a la gente y fijarme en dos tipos de personas, los niños de menos de dos años y los ancianos. Cualquier ojo perspicaz se da cuenta de lo que somos si se detiene unos minutos en observar lo que son, o sea, lo que somos. Porque nos queda todo por delante o porque ya dejamos todo atrás. Porque nada como el vértigo de morir es comparable al milagro de nacer. Vulnerables, torpes, confiados, frágiles e idénticos. Por eso creo que los periodistas debemos seguir contando a la gente las noticias. Muy especialmente aquellas que estén deseando no conocer.

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