García Ortiz no contempla dimitir y confía en probar su inocencia en el juicio en el Supremo
El imputado ha venido defendiendo desde el principio que que «no puede ser que la mentira derrote a un fiscal general»
Álvaro García Ortiz no contempla, ni remotamente, dimitir, la única fórmula legal existente para apartarle de su cargo de fiscal general del Estado. La «esperada» ... decisión del juez instructor del Supremo Ángel Hurtado de sentarle en el banquillo por la filtración de datos del procedimiento contra el novio de Isabel Díaz Ayuso no ha hecho cambiar de opinión al máximo responsable del Ministerio Público, quien desde que el pasado octubre fuera encausado en este procedimiento ha defendido que seguirá en el puesto porque «no puede ser que la mentira derrote a un fiscal general».
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Ahora, abocado al banquillo y ante la inminencia de un juicio sin precedentes en el Supremo, García Ortiz, según explicó su entorno más cercano, aguarda esperanzado esa vista oral en la que confía probar su inocencia y demostrar que no participó en modo alguno, tal y como sostiene el instructor, en las maniobras en marzo de 2024 para filtrar a la prensa que el empresario Alberto González Amador estaba siendo investigado por un doble delito fiscal en los ejercicios de 2020 y 2021.
Para García Ortiz, la apertura del juicio oral no cambia nada con respecto a su imputación hace ahora casi un año o la decisión de Hurtado el pasado junio de procesarle. Entonces como ahora, en la Fiscalía General del Estado insisten en que no hay pruebas que vinculen a su máximo responsable con la filtración del correo electrónico de febrero de 2024 en el que el letrado de González Amador reconocía que su cliente había cometido los dos fraudes.
«Si estoy aquí como fiscal general del Estado es porque creo en la justicia y en las instituciones que la conforman. Creo en el Estado de derecho, en la independencia del Poder Judicial, en los principios de legalidad e imparcialidad. Y, por supuesto, también en la verdad», dijo García Ortiz el pasado viernes en su discurso en el solemne acto de apertura del año judicial presidido por el Rey y ante la Sala de lo Penal que lo juzgará a partir de la segunda mitad del próximo noviembre, según estiman las fuentes consultadas.
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«Mentira» y «derrota»
El pasado 13 de junio, García Ortiz, probablemente en la intervención en la que más claramente se refirió a su suerte judicial, se reafirmó en su decisión de no dejar el cargo pasara lo que pasara. En la clausura de la Escuela de Verano del Ministerio Fiscal que se celebró en el Pazo de Mariñán (A Coruña), el fiscal general llegó a afirmar ante sus subordinados que la instrucción que preside se veía «reforzada» por su decisión de no dimitir tras su procesamiento. «La Fiscalía debe ser fuerte y debe parecer fuerte. No puede ser que la mentira derrote a un fiscal general», aseguró tras afirmar que comprendía a quienes consideraban que debía dejar el cargo. «Si no permaneciese, el siguiente fiscal general iba a ser una figura muy débil», argumentó .
En ese foro defendió la «absolutamente impecable» actuación del Ministerio Público en marzo de 2024, que «pretendía ser manipulada por unas mentiras» que llegó a calificar como «infamia». «Eso provocó que yo recopilara el material de la verdad, de lo que efectivamente había ocurrido en unas negociaciones de conformidad, para defender la honorabilidad, el buen trabajo y la profesionalidad de la Fiscalía española», explicó García Ortiz en referencia a que dio orden de desmentir el bulo difundido por el entorno de Ayuso de que era la Fiscalía la que buscaba un pacto con González Amador y no viceversa. «Desde aquel 13 de marzo de 2024 hasta hoy no ha cambiado nada, por eso creo que mi permanencia en el puesto es absolutamente normal», reiteró entonces.
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«Como fiscal general del Estado hice lo que tenía que hacer: por un lado, poner de manifiesto la profesionalidad de la Fiscalía española y, por otro, algo que es esencial para los fiscales: dar a conocer, no sólo a la opinión pública, sino a los profesionales de la información y a los ciudadanos, el derecho a una información veraz, el derecho a a conocer la verdad. Frente a la mentira, el conocimiento de la verdad», apuntó.
«Creo que esta actuación institucional hay que defenderla, por eso mi permanencia en el cargo es institucionalmente relevante y necesaria para defenderla en cualquier momento procesal», zanjó el fiscal general.
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