Díaz reaviva su discurso más combativo a las puertas de un ciclo electoral decisivo
La vicepresidenta ha convertido la vivienda en un caballo de batalla contra el PSOE ante la falta de un proyecto común de las izquierdas
El fracaso en la votación de una proposición de ley sobre vivienda el pasado jueves en el Congreso pasó prácticamente desapercibida. En otra jornada frenética, ... todas las miradas estaban centradas en la entrada en prisión de José Luis Ábalos y Koldo García y en el descarrilamiento de la senda de déficit del Gobierno, primer paso para los Presupuestos, tras ser tumbada en por PP, Vox, UPN y Junts.
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Pero hubo un grupo parlamentario, el de Sumar, que tomó nota y guardó aquella derrota en el cajón de agravios. Los magentas, responsables de la iniciativa, habían visto como el PSOE, su socio de coalición, volvía a desmarcarse, con una abstención, de una propuesta en una materia que consideran «crucial» en esta legislatura. «La legislatura de la vivienda, decían. La ciudadanía necesita un Gobierno no una abstención», lamentaba uno de los diputados de la bancada de Yolanda Díaz. Un mensaje que luego repetirían las cuentas oficiales en redes sociales.
Cuando faltan solo tres días para el inicio de un nuevo ciclo electoral –lo hará este jueves con el pistoletazo de salida para la campaña de las elecciones extremeñas–, y con el infausto recuerdo del anterior, plagado de derrotas, el debate que recorre ahora de lado a lado a las organizaciones políticas que aún permanecen ligadas, en mayor o menor medida, al acuerdo que suscribieron el 23-J para forjar una candidatura única, es la necesidad de desperezarse y recuperar de una vez la iniciativa.
Mientras buscan acelerar en diciembre las negociaciones para repetir una candidatura unitaria y con un Podemos con el que prácticamente ya no cuentan –en Extremadura sí irán coaligados con IU debido a las urgencias del adelanto electoral promulgado por la presidenta María Guardiola– la propia vicepresidenta segunda ha abandonado su perfil bajo y su política de «no hacer ruido» para mostrarse combativa en un momento crucial en el que los casos de corrupción que salpican al Gobierno parecen pasarle más factura que a un PSOEque parece mantener el tipo, según las encuestas recientes.
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Díaz no solo ha lanzado dardos a sus rivales, también reconoce en público que los socialistas, con los que, su opinión, mantenían una «sólida relación», son ahora, respecto a Sumar, «dos formaciones diferentes, que tenemos políticas públicas diferentes para los problemas estructurales». «Hace muchos meses que estamos separados en materia de vivienda», afirmó en una entrevista en TVE.
De hecho, la portavoz parlamentaria de Sumar, Verónica Martínez Barbero, fue más lejos de lo que había llegado Podemos en la anterior legislatura y sugirió que la ministra de Vivienda, la socialista Isabel Rodríguez, «debería dejar paso alguien dispuesto a impulsar medidas». Un mensaje que, pese a ser matizado luego por la dirección de su grupo, ha quedado como un poso en el ambiente. «Se nos está acabando la paciencia», reconocen fuentes de la bancada magenta.
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Dardos a Junts
Díaz incluso ha ido más lejos que el PSOE –que sigue teniendo al PP como principal objetivo–y en el pleno de la semana pasada cargó contra Junts, con los que ha mantenido trifulcas sonoras por la reducción de la jornada laboral o la vivienda. Les afeó que «entre la patria y la patronal, por muy española que sea, siempre se quedan con la patronal».
Detrás de esta estrategia de la tensión se encuentra otra circunstancia, que la continuidad de Díaz al frente del espacio político no ilusiona a muchas de las organizaciones aliadas de Sumar. Aunque estarían dispuestos a acatar una victoria de la vicepresidenta en unas eventuales primarias, prefieren un nuevo rostro «sin mochila».
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