Siete sitios que visitar en León que no aparecen en las guías de viajes

La plaza mayor de León no es tan antigua como lo es la de Valladolid, pues la primera fue proyectada durante el siglo XVIII, localizándose fuera de la muralla romana original. La leonesa contiene infinidad de callejuelas por las que perderse pero hay una en concreto que bien podría considerarse la más sangrienta de toda la ciudad. ¿Por qué?

En ella tuvo lugar el asesinato de siete caballeros durante una reyerta con puñal en mano. Se cuenta que fue durante el año 1330, cuando ni siquiera había una plaza a la que llamar mayor, cuando el rey Alfonso XI mandó a sus dos emisarios a compartir un secreto con el caballero don Gutierre. Lo descubrió el infante Don Manuel, que estaba públicamente enemistado con el Rey, y el primero persiguió a los emisarios y a don Gutierre, que acudió también a la lucha. Murieron siete hombres debido a las heridas del combate, quedando para siempre la leyenda de la calle Matasiete.

A escasos metros del anterior punto, se localiza una pequeña escalinata de alrededor de treinta escalones que conecta la plaza mayor de León con la calle Puerta Sol. Dice la leyenda que las tropas francesas, en 1808, habían sitiado tanto la ciudad de Astorga como la de León y que los Dragones Franceses (así se llamaba el ejército galo) habían conseguido rodear a los caballeros leoneses en la plaza mayor. Uno de los coraceros es el que intenta penetrar en la plaza a través de las escalinatas, pero el caballo en el que cabalgaba tropezó con ellas cayendo el soldado sobre sus propios compatriotas y consiguiendo tiempo a los soldados leoneses para escapar.

Otros dicen que un soldado francés, en la taberna de Casa Benito, bebió más de la cuenta, cayendo con su caballo por las escaleras. Desde ese momento, se ubicó en su parte superior del arco de cuchillo madrileño una virgen de la Inmaculada, también conocida como la virgen de Ca Benito.

Es una de las localizaciones más visitada por los turistas que acuden en masa a León. Disfrutar de su entramado, de sus tiendas, y de sus bares ya es toda una tradición que bien cumple todos los que desean visitar la ciudad. Pero su historia no empieza aquí, sino en el siglo I después de Cristo, cuando la Legio VII Gémina se afincase en León, estableciendo su campamento en Lancia y su ciudad en lo que hoy es el casco histórico de León. Esta avenida principal dividía a la ciudad en dos y, con el tiempo, fue estrechándose debido a la aparición de Palacios, edificios o ermitas. Por lo que, debido al ensanche sufrido por León a finales del siglo XIX, la calle pasó de ser una laberíntica y angosta avenida a ser la que hoy conocemos. Lo curioso del asunto son todos los nombres que ha tenido durante los años: desde Calle de San Marcelo, Calle Catedral, Calle Herrería de la Cruz, Calle Fernando Merino y hasta Calle Generalísimo, en honor a Francisco Franco desde 1939 hasta el siglo XXI.

Muchos no saben que, desde que se tomó conciencia de la importancia patrimonial de las murallas de León, estas no solo se han cuidado, sino que se han protegido. Pero no por ello significa que sean inaccesibles a los viandantes quienes, si aún no lo sabían ahora lo hacen, pueden recorrerlas gratuitamente.

Hay dos puntos desde los que pueden subir a la muralla de forma directa. Uno es el Archivo Histórico Provincial, o lo que fuera la antigua Cárcel de León. Una vez que se entra, se puede preguntar en recepción sobre cómo acceder al patio trasero y dirigirse hasta la parte superior de la muralla. La otra, prácticamente aledaña, es el Centro de Interpretación Romano de León. Allí disponen de una gran exposición de fotografías y detalles del pasado romano de León y de un ascensor que comunica directamente con la muralla antigua.

¿Sabías que hay un palacio en León que oficialmente cuenta con un fantasma? Es el Palacio del Conde Luna. Este se construyó, bajo las directrices de Suero de Quiñones, en 1388 en la plaza homónima, donde se encuentra el mercado de abastos de León. Se dice que el fantasma que ocupa esos pasillos es el del obispo de la catedral de León desde 1470 hasta 1478. El obispo Vergara asesinó a sangre fría al canónigo de la catedral, Fernando Cabeza de Vaca. Se guareció de sus familiares, quienes buscaban venganza, en el Palacio para, finalmente, morir a manos de ellos.

Tanto trabajadores como conservadores del museo que allí expone la historia de León han determinado la existencia de un espectro que, con nocturnidad y alevosía, manipula los ascensores a placer y asusta a los transeúntes.

Hay una calle en León que conecta directamente con la famosa Catedral. En ella se localiza uno de los edificios más bonitos de Manuel de Cárdenas Pastor, que ahora es ocupado por el Hotel Camarote. Dispone de una imponente terraza desde la que asomarse para ver la Catedral.

A su lado, una casa en ruinas que cuenta con una historia curiosa. Fue una de las primeras viviendas construidas y data del Renacimiento leonés. En su pórtico, un arco de medio punto que nos da la bienvenida pero a su vez nos maldice, pues encontramos diferentes símbolos esculpidos en la piedra, como el misterioso hombre verde que nos mira con ojos de esmeralda. Esta representación es muy típica del gótico español y anglosajón, pues representa a un hombre, normalmente barbudo, naciendo desde una película vegetal que lo adorna. Nunca se ha esclarecido el significado de este hombre, pero les aconsejo que, cada vez que pasen por esa casa, comprueben que no les sigue con la mirada.

Si desean disfrutar de una comida pantagruélica en el seno del origen romano de León, les aconsejo conocer este secreto, del que muy pocos se han hecho eco. En el centro de León, al lado de la calle Ancha, existe un establecimiento hostelero, restaurante y pensión que ofrece una de las mejores experiencias gastronómicas y culturales de todo León.

Construida en plena muralla medieval se localiza la Bodega Regia, una antigua casa de comidas que cuenta con un cubo de la muralla original, donde puede uno deleitarse de los mejores manjares culinarios. Pero lo más curioso viene cuando, al terminar de digerir los alimentos, nos asomamos a su mirador superior, allí donde pocas personas se han atrevido a mirar, para conocer el León más moderno visto tal y como lo hubiera visto ese centurión romano vigilando desde la almena de la muralla milenaria de León.