Raquel Gago intenta demostrar hoy que nunca siguió a Isabel Carrasco

La figura de Raquel Gago será protagonista en la decimotercera jornada del juicio por el crimen de Isabel Carrasco donde su letrado, en lo que ha calificado como «auténtico disparate», incidirá en los «errores» para demostrar que su clienta nunca realizó seguimientos a la dirigente política y, como tal, no participó en el asesinato.

La investigación se ha centrado en periodos como el de Semana Santa, en el que, según el abogado de Gago, Fermín Guerrero, su cliente estuvo «custodiando aparcamientos y regulando el tráfico» en jornadas laborales de 15 a 23 horas. De ahí que, la defensa insista en que es imposible que pudiera «seguir a nadie», más aún cuando se encontraba «en compañía» de otro agente de la Policía Local. Por eso, Guerrero asegura que «no aporta nada en contra de Raquel» ese estudio policial.

Informe forense de la víctima

Una jornada que arrancará con la lectura detallada del informe médico-forense de la autopsia que se le practico a la dirigente política que falleció por un shock hipovolémico, una gran pérdida de volumen sanguíneo que provoca que el corazón sea incapaz de bombear sangre al cuerpo.

La autopsia además revela la destrucción de centros nerviosos superiores a consecuencias de tres proyectiles de arma de fuego corta. El primero de ellos, por la espalda, a la altura de la vértebra dorsal D11, que causó una lesión medular baja, así como la fractura del cuerpo vertebral. El trayecto de la bala permite afirmar que la víctima se encontraba en un plano ligeramente superior al arma de la agresora, hecho que concuerda con la posición de Isabel Carrasco en la zona ascendente de la pasarela.

Según el informe de los forenses, los efectos fisológicos de este impacto son «devastadores» y ocasiona que la víctima pierda la función locomotora y la bipedestación, por lo que se produjo la caída el suelo, que no fue «brusca», algo que desvela el hecho de que el cuerpo no presentara lesiones ni en manos ni en rodillas ni en los codos. El informe revela que, a pesar de que puede ser una herida «mortal de necesidad», no se trata de una agresión que cause la muerte inmediata, ya que quedan unos cuantos minutos de supervivencia y de conciencia.

El segundo disparo

La siguiente lesión, el segundo disparo, hizo entrada en la mandíbula izquierda, que revela que la víctima, en posición con el arma, se encuentra en una posición ya más inferior, durante la caída del cuerpo tras el primer impacto y en un movimiento de giro de la cabeza, mientras que la agresora se encontraba por detrás y a la izquierda.

La cabeza, al recibir el impacto, realizó otro movimiento, que es el del acompañamiento del recorrido de la bala, momento en el que recibe el tercer impacto de bala, que se introduce en la región posterior izquierda del hueso occipital, con un trayecto que, según el informe, es «devastador», ya que ocasiona una hemorragia cerebral para, después, quedarse el proyectil alojado en el interior.

El primer y el tercer disparo, mortales

El primer efecto fisiológico es la pérdida de conciencia y, a continuación, el coma. Fue ese el momento en el que el cuerpo de Isabel Carrasco entró en un severo shock hipovolémico, que fue la primera información aportada como resultado de la autopsia y que señalaba la causa de la muerte.

El primer disparo y el tercero, causantes del shock hipovolémico y de la destrucción de los centros nerviosos superiores, fueron las causas de la muerte de Isabel Carrasco. Técnicamente una muerte «de etiología médico legal violenta homicida», que se produjo alrededor de las 17:25 horas del 12 de mayo.