Joaquín Reyes, cómico
«Tengo miedo a dejar de ser gracioso»El humorista manchego participa en el Foro de la Cultura que se celebra del 20 al 23 en el Calderón, además de ser el creador de su cartel
Vino el año pasado al Foro de la Cultura por el tema, el humor, y ha pasado a ser fijo discontinuo en la troupe de ... pensadores que reúne esta cita anual en el Teatro Calderón. Joaquín Reyes (Albacete, 1974) ha mirado de frente al miedo, el asunto de esta edición (del 20 al 23), para hacer el cartel y mantendrá el duelo intelectual que tenía pendiente con Soto Ivars.
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–Viene a Valladolid a hablar del miedo, ¿qué le produce temor?
–Todos tenemos miedos y cuanto más mayor me hago, más temeroso soy. Tengo miedo a dejar de ser gracioso, a perder la inspiración.
–Debatirá con Juan Soto Ivars, tras una polémica de 2024 sobre la cancelación ¿que les confrontó?
–El año pasado cerré el Foro sobre el humor y tras asistir a todas las sesiones tenía una visión general. Hice una especie de perorata en la que defendí el humor y la libertad para hacerlo. No compartía la opinión de que ya no se puede hablar de nada, de que hay que ir con pies de plomo. Afirmé que no existía para mí la cultura de la cancelación. Me contestaron varios; Lucía Etxebarría, Rebeca Argudo, Juan Soto Ivars, Sergio del Molino, cada uno con sus argumentos. El director del Foro, Óscar Blanco, me propuso un debate con él y me pareció buena idea. Se echan en falta debates serenos, se suele llevar todo al terreno emocional. Me parece interesante escuchar.
–Se pone serio, quizá el Foro le convierta en un intelectual.
–Sí, hablamos de algo que tiene implicaciones. Me cuesta tomarme en serio a mí mismo, pero me parece que es un buen espacio para hablar de esto, para hacer bromas si hay que hacerlas y poner argumentos sobre la mesa. Alo mejor el Foro me está volviendo un intelectual, sí. Se abordan temas desde muchos puntos de vista y sales más listo de lo que entraste.
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–¿Cree que su sketch sobre David Lynch en la Seminci pudo empeorar su salud?
–No, no creo. Fue un homenaje a un director que me fascina, su mundo, su figura, hizo películas que están entre mis favoritas. Sánchez Tabernero me dio la oportunidad de hacer una parodia en la Seminci.
–¿Hay medida en la hipérbole?
–Hay medida, sí. Uno tiene su llámalo criterio, llámalo autocensura, no puedes decir lo primero que se te ocurra, ni en el humor ni en otras facetas. Tienes que pensarlo y eso no va en contra de la frescura o la espontaneidad. Confías en tu instinto a la hora de hacer bromas. Cuando haces una parodia sobre alguien trabajas con la exageración, con la distorsión del personaje, también tiene algo de forzar los límites. Cada uno tiene su criterio, no puedes decir luego «es que es humor». El humor tiene un mensaje y tu eres responsable.
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–¿Es gracioso por naturaleza o por oficio?
–Uno debe tener algo natural, de nacimiento. Luego, si haces de la comedia tu profesión, te vas refinando pero sin esa chispa es difícil que te dediques a esto. Gracioso se nace y luego vas adquiriendo experiencia.
–¿Sigue el humor ajeno?
–Me gusta consumir comedia, ver a la gente joven nueva, qué hace y dónde, el dónde condiciona. Ahora hay mucho humor en redes, memes ingeniosos. Dieron por muerto al chiste y el meme no deja de ser articulado como un chiste.
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–Tiene dos hijos, ha escrito una novela ¿plantó el árbol?
–Sí, planté pinos mediterráneos. He hecho mucho más de lo que esperaba. Creo que estoy muy satisfecho y soy afortunado.
–Hasta debutó como actor en el pasado festival de Mérida.
–Fue inesperado como tantas cosas, de repente alguien confía en mí para protagonizar una obra tan especial como esta adaptación de 'La paz', de Aristófanes por Nieva, con un texto tan complejo, refinado, ingenioso, sin ninguna experiencia en teatro. Había hecho mucho monólogo, tenía tablas, pero no de teatro. Que me lo propusiera la también albaceteña Rakel Camacho me sorprendió, luego me intimidó. Ha sido un regalo involucrarme, el proceso y la experiencia en Mérida.
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–¿Por qué es tan eficaz para los cómicos disfrazarse de mujer?
–El recurso del hombre disfrazado de mujer es muy antiguo, carnavalesco, es del mundo al revés, tiene que ver con represión, con la subversión de roles, con la astracanada, con la mamarrachada. Me visto de mujer para parodiar a algunas, pero es que hay personas que son personajes en sí mismos, te dan mucho.
–¿Qué tiene lo castizo que le saca tanto partido?
–Me gusta la mezcla del costumbrismo con lo absurdo, partir de algo reconocible, de repente, lo das una vuelta y se convierte en un disparate. Esto lo hemos aprendido de José Luis Cuerda, de Gila, por citar dos referentes. Me gusta lo costumbrista y lo castizo pero, a la vez, que haya algo que sorprenda, que no sea una recreación sino que se mezcla con lo fantástico y lo absurdo.
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–¿El humor ha dado otra vida a la televisión?
–Sí, y tiene que ver con debate con Ibars del que hablábamos. No se puede defender que no se pueda hacer humor de nada y que, a la vez, haya tanto humor en televisión. Me parece que no cas. Hay mucho humor y de tipos muy diferentes, también humor arriesgado. Cuando nosotros empezamos había más tabúes que ahora. Es un buen momento para hacer humor y la gente lo valora.
–¿Han aprendido qué charcos evitar?
–No tanto eso como que hay espacios donde se articula la crítica, alguna veces, de la misma forma que en redes. Allí la gente opina muchas veces de manera inadecuada. Te puede afectar pero no creo que exista un clima del que se deduzca que no se puede hablar de nada. Hay que fiarse de las críticas, teniendo en cuenta que hay gente a la que nunca gustarás, por tu forma de hacer humor, por el mensaje, por lo que sea. Mi consejo es que te mantengas ajeno a todo eso, confíes en ti y tires para adelante.
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–¿Han cambiado de temas?
–Al final tienes que ser responsable de tu mensaje y tu humor. La sociedad avanza y hay chistes que antes se hacían y ahora no, pero no hay que estar llorando por los que perdemos. Hay muchas cosas que no hago porque me parece que se han quedado obsoletas, el humor avanza como lo hace la sociedad. De eso hablaré con Ivars.
–¿Es más importante el cómo o el qué?
–Es importante el cómo porque también el humor tiene que ver con la complicidad y con que el público te permita hacer ciertas bromas. Hay bromas que en un teatro se entienden y en una red social no. Creo que el humor tiene su espacio, si se descontextualiza y se pone en una red social, llegará de otra manera. Yo hago humor en teatro, radio y tele, en redes no. El medio condiciona. Si estás seguro de tu mensaje, luego lidias con las críticas, pero las hay que solo son insultos porque la gente no analiza lo que dices sino que se mueve por emociones y prejuicios, con ese ruido tienes que dilucidar lo que merece la pena y lo que no. Yo no los leo, no te hace bien como creador, ni los halagos.
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–Usted, Sevilla, Areces, Cimas, salieron de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, ¿no les han reconocido por llevar la abstracción por estos otros caminos?
–Nuestra forma de hacer humor tiene que ver con esa formación, no venimos del audiovisual sino el mundo del arte. Eso ha hecho nuestra personalidad. Me sigue interesando mucho el mundo del arte. Ahora escribo una novela sobre el arte conceptual, el que tenía importancia en nuestra facultad.
–¿Qué lee Joaquín Reyes?
–Leo mucha novela, que tantas veces se ha querido matar. Hace poco he leído mexicano Juan Pablo Villalobos, 'El pasado anda detrás de nosotros', que cierra una trilogía. Me gustan los escritores que usan el humor como herramienta. También ensayo, los hay buenísimo como 'EL infinito en un junco' que o tiene nada de humor, pero otros como 'Los enemigos', de Kiko Amat, que sí, es una buena defensa de por qué hay que tener enemigos.
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–¿Con humor entra todo mejor?
–Para mí el humor es imprescindible. Yes algo que la gente valora mucho, los cómicos nos sentimos muy queridos cuando nos hacen saber que les hemos ayudado en algún momento.
–¿Ha visto la serie 'Bellas Artes', con Óscar Martínez, con otro 'Museo Coconut'?
–Me gustó, muy graciosa. Sí, es verdad que tienen cierta similitud, la nuestra más disparatada. Hay una cosa sobre arte contemporáneo que me fascina, la capacidad para incomodar al público y eso es buen material para la comedia. Sigue provocando reacciones muy viscerales. Desde Duchamp, y ha pasado mucho tiempo, la gente se enfrenta con desconfianza y desconcierto al arte contemporáneo.
–Con tanta solidaridad entre manchegos ¿se ve de 'chico Almodóvar'?
–Chico, chico, ya se me ha pasado el arroz. Almodóvar también contribuye a la comedia manchega, sus pelis tienen mucho que ver con los dichos y la idiosincrasia manchega.
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