El rincón de Galatea: Joseph Roth, testigo del derrumbamiento de la Europa de entreguerras

Fue un cronista de su tiempo a través de sus novelas pero también, cuando se convenció de que la ficción no era suficiente para describir la locura que empezaba a dominar el continente tras la Gran Guerra y el ascenso del nazismo, con el periodismo y el ensayo

Viernes, 24 de abril 2020, 17:09

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Considerado uno de los primeros 'malditos', Moses Joseph Roth, de origen judío, nacido en 1894 en Galitzia -región entre Polonia y Ucrania del entonces Imperio Austrohúngaro- y autor al que Alianza Editorial acaba de incorporar a su catálogo, fue un cronista de su tiempo a través de sus novelas pero también, cuando se convenció de que la ficción no era suficiente para describir la locura que empezaba a dominar el continente tras la Gran Guerra y el ascenso del nazismo, con el empleo del periodismo y el ensayo. Viajero pertinaz, como recuerda en su artículo nuestro colaborador Santiago Rodríguez Guerrero-Strachan, consideraba que a los hombres les unen más los lazos de proximidad temporal, su pertenencia a una misma época, que su procedencia física; que la patria no es si no un pedazo de tierra glorificada y que por tanto el nacionalismo era el mejor camino para acabar con la convivencia y por ende con el bienestar de la Europa de su tiempo, un contienente que recorrió durante su corta vida sin descanso en misiones informativas. Fue de los primeros de su tiempo que alertó de las terribles consecuencias que tendría la llegada de Hitler a la cancillería alemana y dejó constancia de ello en sus textos periodísticos, un ejemplo más del papel cardinal de una profesión imprescindible para defender libertades y denunciar desmanes.

Pero Roth, que dejó entre sus obras 'La marcha Radetzky', incluida recientemente en el catálogo de Alianza, considerada por Mario Vargas Llosa la mejor novela política jamás escrita y en la que se centra Carlos Aganzo en La sombra, fue también un cinéfilo, como muestran sus críticas sobre los estrenos de su tiempo, un tesoro de gran valor al tratarse de un género periodístico incipiente a propósito de un arte, el cinematográfico, que también estaba dando sus primeros pasos, como recuerda Jorge Praga en su artículo en La sombra el ciprés. Fermín Herrero describe en su texto la amistad de Roth, que no llegó a cumplir los cuarenta y cinco años a causa de una neumonía, con un autor consagrado de su tiempo, Stefan Zweig de la que deja constancia 'Ser amigo mío es funesto' la correspondencia entre ambos, publicada en España por Acantilado, y que es decisiva, al margen de su relación personal y literaria, para entender el destino de su Europa, también de la actual, cuyos valores, no sólo estéticos, ambos barruntaban que iban a derrumbarse, un momento de la historia del viejo continente que amenaza con repetirse ahora y que dan la razón a Roth cuando defiende que los lazos de cercanía temporal deben pesar más que los de la proximidad geográfica para unir a los países, tesis de validez y actualidad absolutas en tiempo de pandemias globales.

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