El pianista vallisoletano Guillermo Hernández, clasificado para el concurso Chopin Junior en Suiza

Guille lo disfrutará especialmente porque el reto gira en torno a su compositor fetiche. «Había que elegir cuatro obras. Una obligatoria de John Field, el irlandés que creó el nocturno y que influyó en Chopin. Luego de Chopin, el 'Opus 32 nº 1', un nocturno profundo, con aire de ensoñación dramática, una delicia de pieza, casi sonambulística. Por otra parte, el 'Opus 10 nº 5', un estudio subtitulado por el editor 'Teclas negras'. Es una obra corta, brillante que se ajusta muy bien a la microforma del estudio. Con la mano derecha solo se tocan las negras, todo pentatónico. Y por último el 'Opus 26 nº 1', la primera polonesa publicada de Chopin».

Guillermo siente a Chopin «como el compositor más cercano, el que es me es más natural desde que comencé a tocar junto con Liszt. Lo he tocado tanto que siento que lo conozco. Es mi favorito junto a Rachmaninov. Beethoven es una maravilla pero tocarlo es tenso».

El jurado está presidido por la argentina Martha Argerich. «La vi en Oviedo el pasado abril. No la conozco personalmente pero impone mucho. En cualquier caso lo importante no es dejarte llevar por la emoción de tocar ante ella. La interpretación no puede estar a la sombra de la admiración. Quiero sentir el gusto por tocar ante ella, la oportunidad de darme a conocer». Sigue estudiando en la escuela Katarina Gurska con Andrey Yaroshinsky, a la vez que cuarto de la ESO telemáticamente. «Estudiar a través de la pantalla es un poco más ambiguo así como los formatos de los exámenes pero me brinda la oportunidad de dedicar más tiempo al instrumento, lo que más valoro». En el horizonte, el concurso de Varsovia, en 2025.