Noches de jazz con Luna
El pianista cubano Rolando Luna enriquece la música de Carlos Sarduy y The Groove Messengers en el LAVA
Segundo concierto y segundo lleno absoluto de la vigésima edición del Festival Valladolid Jazz. La iniciativa de José Luis Gutiérrez rubrica así su éxito un ... segundo viernes con el respaldo de un público variado de incondicionales, que tras el espectáculo brindado la pasada semana por parte de Lucy Wijnands ha podido disfrutar esta noche de un concierto de sones cubanos, a cargo de Carlos Sarduy y su agrupación The Groove Messengers, que contaron con la participación excepcional del pianista Rolando Luna.
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Una participación casi truncada, pues el retraso de los trenes propiciaron una llegada tardía de Luna al concierto, que comenzó sus primeros temas en formato trío, con Dany Noel al contrabajo, Frank Durand a la percusión y el propio Sarduy regalando una imagen difícilmente olvidable, pasando su mano izquierda sobre las teclas del piano y manejando la trompeta al tiempo con la derecha.
Así se desarrollaron las tres primeras canciones, con la segunda de ellas descansando con fuerza sobre la percusión. El espectáculo era sonoro, pero también visual, sobre todo de la parte de Noel, que movía sus labios a veces en un audible 'scat' y a veces en un mudo tarareo mientras daba palmas sobre el bajo o rasgaba las cuerdas con sus dedos. El tercer tema, por su parte, cedió un mayor peso al piano, con el que Sarduy acometió con elegancia el improvisado protagonismo que las circunstancias le habían otorgado. El latin-jazz comenzaba a emerger, y de manera casi premonitoria, y de modo un tanto atropellado, al fin Luna hizo acto de presencia sobre el escenario.
De aquí el espectáculo fue de menos a más, y no tanto por la calidad del sonido como por el vigor y la fuerza imprimidos sobre los ritmos de las largas canciones que, sin contexto, desfilaron a lo largo del concierto. Sones cubanos, pues, envolvieron el concierto en el LAVA, con un Luna cambiando sensiblemente del registro anotado previamente por Sarduy. Y es que, si los dedos de este tamborileaban sobre las teclas del piano como si pulsasen las llaves de la trompeta, Luna optó por una energía casi hidráulica, que empezó juguetona con variaciones del himno de España y se arrojó de lleno en los sones más evocadores de aquellos grandes temas del género, firmados por Bebo y Chucho Valdés.
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Con todo, el concierto no estuvo exento de tropiezos. La melodía más reconocible de la noche, un 'Bésame mucho' desafiantemente lento y expresamente modificando el registro hasta entonces obsequiado, como un paréntesis cordial ante tanto ritmo y 'swing' encendidos, comenzó con muy buen pie pero terminó desinflándose cerca de la mitad, por una pequeña asintonía entre Luna y el resto de los Groove Messengers, prontamente solucionada por el buen hacer de los músicos y el aplauso de un público generoso ante quienes tanto les había regalado a pesar de los imprevistos surgidos.
A cierre de esta edición, nuevas canciones con los ritmos enérgicos y pegadizos de la noche se sucedían para deleite de los espectadores, que vieron cómo el trío inicial aumentaba hasta el quinteto con la incorporación de las congas al piano, trompeta, contrabajo y batería. Un concierto que contó, además, con el «teloneo» en el vestíbulo del conjunto 'Julio García Grupo', donde el guitarrista vallisoletano caldeó el ambiente acompañado por el bajo eléctrico de Chuchi Marcos y la batería de Diego Martín.
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