El organista Samuel Maíllo en la consola del Amezua catedralicio. J. M. M.

Un paseo por las escuelas organísticas de Europa

CRÍTICA DE MÚSICA ·

El salmantino Samuel Maíllo fue premiado con largos aplausos en el concierto que ofreció en la Catedral de Valladolid

José María Morate

Valladolid

Martes, 15 de julio 2025, 11:48

La Asociación Organaria, promotora del 16 Curso Nacional para Organistas Litúrgicos, que se celebra en el Colegio de Agustinos de Valladolid, celebró su apertura en ... el órgano histórico de la Catedral, el Amezua (1904), el mayor de la diócesis, de manos del profesor del Conservatorio Superior de Salamanca, Samuel Maíllo (Béjar, 1983).

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  • Samuel P. Maíllo de Prado Organista

  • Obras: Sweelinck, Frescobaldi, Buxtehude, Bach, Franck, Garbizu, Messiaen y Castillo.

  • Catedral de Valladolid. Apertura del XVI Curso Nacional para Organistas Litúrgicos.

Programa ordenado en el tiempo, adecuado a la estética romántico-sinfónica del instrumento, pensado para que los 24 alumnos del curso tuvieran una panorámica de las escuelas organísticas de Europa continental, desde el romanticismo tardío y el barroco temprano del neerlandés Sweelinck hasta el contemporáneo del sevillano Castillo y su gran órgano con las 'Fantasías': 'Cromática' y 'Para un libro de órgano'.

Entre ambas pasamos por la 'La bergamasca' de Frescobaldi, escuela de Ferrara y Roma; por la germano-danesa de Buxtehude con su 'Preludio en Sol', donde los pies del organista son ya más protagonistas y que Maíllo hizo estupendo. Llegó a Bach y su Preludio de coral 'Estos son los diez Mandamientos', del 'Dogma en música', y entró en el romanticismo con el belga Franck y su testamento musical 'Coral nº 3', que tan bien le sienta a nuestro órgano catedralicio (aún pidiendo rehabilitación urgente). Qué hermosa la 'Secuencia sobre Victimae paschali laudes' de Garbizu, de la escuela de Aránzazu, hecha con los tres teclados y el pedal, luciendo el organista su inventiva en la registración. Y qué decir de Messiaen, luz del siglo XX en 'Los ángeles' de su 'Natividad', donde Maíllo fue capaz de hacer ver las alas angélicas batiendo por el templo.

El abundante público aplaudió larga y repetidamente y tuvo respuesta emotiva al añadir Maíllo un recuerdo al zamorano Miguel Manzano con una de sus obras para órgano, muestra de su dominio de la melodía modal, con sabor a cantiga medieval y arraigo popular, digno broche para estupendo concierto.

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