Un cóctel y una biblioteca gastronómica para Urueña
El lingüista y barman Alberto Gómez Font, de origen riosecano, donará sus libros de cocina al restaurante Entretierras y creará un 'trago' durante la entrega este sábado
Lingüista de día, barman de noche. Alberto Gómez Font marcaba pautas de estilo en la Agencia Efe y a última hora creaba tragos en un bar de la movida madrileña. Ya jubilado, corrige a sus colegas de la barra y mezcla lecturas liberado del periodismo. La fusión de estas dos vidas le llevan este sábado a Urueña. Gómez Font hará entrega de sus libros de cocina al restaurante de la villa bibliófila Entretierras y creará para los asistentes un cóctel homónimo.
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Mixólogo curioso, considera que gastronomía y coctelería van de la mano, «ya se están haciendo maridajes, un concepto que parecía exclusivo del vino». Le gusta cocinar y atesoró libros del ramo en los viajes y en las paradas en los VIPS. «Apenas me han sido útiles un 15% de los que compré. Cuando hacía sitio en Madrid en las estanterías, los trasladaba a la casa familiar de Medina de Rioseco hasta que abrió este restaurante en Urueña que me pareció un buen destino para ellos». La biblioteca de los combinados y su colección de cocteleras los vendió en su día a otro barman, Diego Cabrera.
Font entrenó su muñeca en La Mala Fama (calle del Barco), bar de la Movida frecuentado por García-Alix, Ana Curra o Quico Rivas. «En la coctelería hay mucha innovación, como en la gastronomía, por la cantidad de instrumentos que se han ido sumando. Ahora se habla de maceración, de infusión, de doble destilación, se usan humos. Yo soy tradicional, de poco inventar», dice antes de explicar cómo será el cóctel que hará en Urueña. «El trago básico está formado por un destilado (un aguardiente que puede ser whisky, ron, ginebra, brandy, bourbon...), jugo de naranja o limón y se endulza con un licor. El de mañana será parecido al cóctel Tánger que creé paralelo a unos cuentos: naranja, triple seco (Cointreau) y ron añejo», explica el autor del 'Manual del español urgente de la Agencia Efe' y de '29 Dry Martinis', entre otras obras.
Anglicismos tras la barra
Ha participado recientemente en el documental 'El club de los cantineros', premiado en el Festival de Málaga y surgido a partir de una conferencia suya titulada 'De Chicote al calimocho. Un siglo de coctelería en España'.
El filólogo que lleva dentro detecta que el lenguaje tras la barra abusa de anglicismos. «Está bien que en vez de barman, tan marcadamente masculino, se use bartender, pero luego hay palabras más dudosas. Por ejemplo ahora al medidor le llaman 'jigger' o a la cáscara de fruta 'garnish'. También soy minusculista; si carajillo y sangría se escriben sin mayúscula, lo mismo para el dry martini o el manhattan».
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