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Victoria M. Niño
Miércoles, 16 de noviembre 2016, 17:03
No era su cuento favorito de niña pero la profesión le llevó a convivir con Caperucita un rato largo. Beatriz Martín Vidal ilustró la versión de los hermanos Grimm para Oxford Universitty Press y se enganchó al personaje. De las ideas que quedaron en el tintero nació Caperuza y de las preguntas que le provocan los cuentos clásicos surgió Enigmas. Ambos álbumes, editados por Thule, fueron presentados ayer en Oletvm por su autora, acompañada de Gustavo Martín Garzo y José Díaz, el editor.
«Caperucita es un cuento muy visual, icónico, la niña de rojo, el negro del lobo. Por otra parte, es uno de los cuentos clásicos de la tradición oral recopilados en el XVIII. No sé si estaban pensados para niños. Cuando te enfrentas a ellos ves que son muy crudos, amorales», dice Martín Vidal, colaboradora de La Sombra del Ciprés. «Me divierto pensando en un escritor yendo con estas historias a un editor de hoy. Por ejemplo Hansel y Gretel, unos niños abandonados dos veces por sus padres, que los echan de casa para que se los coman los animales, que son robados por una bruja y acaban volviendo porque se muere la madrastra». Sin embargo, son historias que el público conoces desde niños, «las tienes asimiladas y se dan por hecho muchas cosas sin entenderlas. Para un niño representa el miedo a perder a los padres y ese temor es entendible». La Beatriz Martín Vidal adulta identifica los cuentos clásicos «con el miedo al monstruo, que es el miedo a la desconocido. Está enraizado en la psicología humana y es su atractivo, lo que tienen de inexplicable, la ambigüedad según cada versión. Esencialmente es el miedo y el deseo visceral de la humanidad».
Su álbum Enigmas parte de «una inquietud interior. Los cuentos clásicos, como el Antiguo Testamento o la mitología ha sido transmitidos oralmente y están llenos de sugerencias. Las preguntas que me hago sobre estos textos las he condensado en imágenes, las he volcado de forma gráfica en una ilustración por pregunta. ¿Por qué vuelven a casa Hansel y Gretel si no les quieren sus padres? ¿Por qué se disfraza el lobo y no se come a Caperucita?La moraleja es decir a los niños que tienen que espabilar, que no se dejen engañar, apela a una moral primaria, la necesaria para sobrevivir».
Beatriz Martín Vidal no considera que dibuje para el público infantil, o al menos no para la visión estandarizada de la infancia en la que «se les considera seres felices y simples. No recuerdo una infancia tan feliz. El niño tiene una vida tan compleja como el adulto, a distinta escala pero sus problemas son gordos. Cuando están jugando no sonríen, están concentrados. Eso sí, cuando sienten miedo, alegría o aburrimiento, lo padecen más intensamente. Tienen unas emociones más agudizadas». Ha trabajado con editoriales grandes y pequeñas. «Las pequeñas se la juegan en cada álbum, así que la selección es mucho mayor y luego te arropan mucho, tanto al autor como al libro. Como he trabajado mucho para editoriales fuera de España, esto de presentar el álbum ante el público me resulta nuevo».
A veces, esta licenciada enBellas Artes gusta de volver «al dibujo básico, al apunte al natural. Le pasa también a Raúl Allén, necesitamos volver a dibujar la figura desnuda, sin pensar en la composición, en la metáfora, en la concepción del álbum». Ahora prepara exposición en la librería El bosque de la Maga Colibrí en Gijón, inaugurará el 25 de noviembre.
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