Sara revisa una urna de 1933, cuando las mujeres pudieron votar por primera vez. Peio García

Jefa del esplendor de los Botines

Sara Castañón es la restauradora de la colección de 5.000 obras del joven Museo Gaudí que celebra los 130 años del emblemático edificio de León

Victoria M. Niño

Valladolid

Viernes, 8 de abril 2022, 00:59

Como la Real Academia Española, Sara Castañón limpia, fija y da esplendor pero no a las palabras, sino a la colección de la Fundación Fundos que muestra al público la Casa Botines. El edificio de Gaudí en León, uno de los tres –junto al de Astorga y al de Comillas– que el arquitecto catalán levantó fuera de Barcelona, es la primera obra de las casi 5.000 que integran el fondo alimentado por las cajas de ahorros.

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El palacio que fuera primero almacén de telas y después banco (sede de Caja España) se convirtió en museo en 2019. Un equipo de jóvenes profesionales están haciendo la transición de esos seis pisos, que también albergaron inquilinos ilustres como el primer dentista de León (hasta su muerte en 1992) o una profesora de inglés en los años cuarenta, en los lugares para el mejor acomodo de 'goyas', 'dalís', 'sorollas','feitos' o 'sauras'. Precisamente su trabajo ha sido reconocido esta semana con el Premio Castilla y León de las Artes.

«Lo que aquí mostramos es sobre todo pintura española coetánea de Gaudí, finales del XIXy principios del XX, unas doscientas obras. Pero la colección es mucho mayor», explica Castañón. Su compañero Carlos Varela recuerda que tienen parte de ella en depósito, «por ejemplo el 70% de lo que se expone en el Museo Etnográfico de Zamora es de esta colección. También hay obra en otras instituciones. Y el grueso está en un almacén a las afueras de León».

De todo ello cuida la restauradora leonesa, formada en la Universidad de su ciudad, quien se siente privilegiada por poder ejercer su profesión con un material tan rico que abarca un rango temporal del sigloXVI al XXI.Cada semana pasa revista a las obras con su brocha de pelo de cabra. «La paso por encima de los cuadros y reviso que no haya ninguna incidencia desde la última vez que los vi», cuenta la conservadora. Tiene una pequeña enfermería en el palacio, pero el taller grande está fuera. «La restauración, en caso de que sea necesaria, se hace después de saber todo de la obra y con el criterio de mínima intervención. Casi todas las obras históricas están protegidas por barnices que van oscureciéndose o amarilleando, lo que no permite percibir bien el color. Cuando se decide restaurar, se hacen catas para probar materiales, se retira el barniz y se aplica otro». Lo que más le gusta es la reintegración cromática, cuando hay partes de la pintura perdidas y debe buscar el color. «Esa es mi especialidad pero también hago reintegración volumétrica en esculturas y mobiliario modernista».

Además ayuda en el departamento de Educación. Sara recuerda que en 1953 encontraron en la estatua de San Jorge un tubo con el plano del edificio neogótico: «Tenemos esa suerte ya que Gaudí no solía dibujar planos y los que había se quemaron en la guerra». Es el punto de partida para explicar 'La Casa del Dragón' a los niños, que se asoman al torreón de aguja y evocan al colegio de Harry Potter. El equipo de 'Juego de tronos' quiso registrar ese nombre, pero el palacio de Gaudí ya lo lucía.

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«Este es un edificio de titularidad privada con una colección publica hecha con los ahorros de todos», resume Carlos invitando a visitar el nuevo museo.

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