Cartel de Carnicería Blas en Villalón de Campos. Miriam Chacón

Valladolid

Últimos destellos: letreros del mundo rural al borde del olvido

Laura Asensio, Miriam Chacón, Ignacio Gil y Carlos de Miguel inmortalizan en un libro rótulos emblemáticos de la provincia de Valladolid y alertan de la progresiva desaparición del patrimonio gráfico

Jesús Bombín

Valladolid

Domingo, 13 de julio 2025, 08:33

Irradian memoria y, aún cerrado el negocio, mantienen en sus fachadas rótulos que siguen imprimiendo identidad a una calle, a un pueblo. Continúan proclamando que ... allí existieron o existen casas de comidas, droguerías, confiterías, mercerías, carnicerías, talleres, naves agrícolas, bares, farmacias, ultramarinos, cines rurales... El libro 'Valladolid con carácter' recobra para el recuerdo el patrimonio gráfico en un viaje por los letreros más icónicos de la provincia de Valladolid, un trabajo que inmortaliza 437 rótulos entre 1.797 fotografías tomadas. «La desaparición de letreros continúa, es constante», advierte Laura Asensio, diseñadora y coordinadora del proyecto junto a Miriam Chacón y José Ignacio Gil (autores de las fotografías) y el asesoramiento de Carlos de Miguel.

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El punto de partida de este proyecto fue una exposición en la Sala 0 del Museo Patio Herreriano en 2018 en la que se reivindicó el legado gráfico de las calles de la capital vallisoletana. En 2022 publicaron el libro –editado por el Ayuntamiento– con ese mismo título reuniendo el trabajo de documentación, catalogación y geolocalización. «La memoria compartida de los vecinos y vecinas fue la principal razón de su buena acogida», escriben los autores en la presentación editorial. Ahora es la Diputación la que edita este segundo tomo donde se exploran los letreros de rincones rurales vallisoletanos. «Los rótulos nos hablan de la trayectoria comercial y las experiencias compartidas por varias generaciones», ilustra Asensio.

«Los rótulos son creaciones únicas que diferencian y otorgan personalidad propia a cualquier población»

Laura Asensio

Direñadora y coordinadora de 'Valladolid con carácter'

Ser piezas únicas pintadas a pincel o diseñadas exprofeso para un espacio determinado. Ese es el criterio seguido para seleccionar o descartar cartelería. «En el libro se mezclan piezas emblemáticas por su calidad y su diseño con otras más humildes que nos cuentan hábitos o costumbres del territorio, como las inscripciones sobre los quintos –una localizada en Castrillo de Duero, realizada en la posguerra, es la más antigua– o los nombres de las peñas».

Si hay algo que distinga a estos letreros es su diseño personal. «El oficio de rotulista consistía en dibujar letras para un espacio concreto transmitiendo la idea de negocio o el mensaje que se quisiera contar», reseña Asensio sobre este patrimonio tipográfico, diferencial frente a la estandarización actual. Una tendencia uniforme acentuada por la proliferación de franquicias y por el emprendimiento en precario que lleva a crear rótulos a ordenador prescindiendo de un especialista en diseño. «Eso ha contribuido a empobrecer el paisaje urbano haciendo más despersonalizada la cartelería».

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Rótulo del antiguo cine de Casasola de Arión. Miriam Chacón.

En ocho zonas se divide el rastreo realizado por los autores del trabajo en busca de letreros: Tierra de Campos, Montes Torozos, Campiña del Pisuerga, Páramos del Esgueva, Campo de Peñafiel, Tierra de Pinares, Tierra del Medina y Tierra del Vino. «Los escaparates y las fachadas de las casas exhiben mensajes de todo tipo; rótulos que nos cuentan que Paqui vende pan de horno de leña, que esta casa se hizo en 1895 o que vivan los quintos.Letras que, con un sinfín de formas, tamaños y colores, reclaman nuestra atención para contarnos un montón de relatos», escriben los rastreadores en el libro.

Todas las referencias de letreros aparecen documentadas y geolocalizadas en un mapa al que se puede acceder desde la web valladolidconcaracter.es. Existe también un apartado dedicado a clasificar la cartelería por su estilo tipográfico agrupándolo en cuatro tendencias en función de la época, siempre anterior a la revolución digital, cuando el diseño era completamente artesanal: Geometría y vanguardia (1920-1930), retroceso a modelos tradicionales (1940), letras que emulan la escritura a mano (1950-1960) y fantasía y sicodelia (1970).

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Cartel en una fachada de Alaejos. José Ignacio Gil

Otro capítulo presta atención a rotulistas de la provincia como Juan Francisco Sánchez Duque, de Tordesillas, oJavier Sobradillo, de Laguna de Duero. Durante 2024 los autores de este proyecto recorrieron la provincia en busca de tesoros en fachadas y talanqueras de los pueblos. El abandono rural ha supuesto un desafío en la creación del archivo debido a la desaparición de tiendas y bares a medida que menguaba el padrón. «A lo largo de este tiempo, muchos de los rótulos que en su momento fueron icónicos han desaparecido por completo, mientras que otros solo existen como vestigios borrosos o huellas en fachadas de edificios». Una pérdida de elementos visuales, lamentan los valedores de la iniciativa, que ha dificultado enormemente la tarea de documentar de manera precisa los signos que formaban parte de la identidad comercial del siglo pasado en el territorio rural.

«La rotulación confiere una personalidad única a cualquier entorno, crea un lenguaje propio que esconde todo un legado artístico y cultural que alberga la identidad y la historia cotidiana de un territorio. Muchas de esas piezas están a punto de desaparecer para siempre, otras ya lo han hecho». Con esta perspectiva, la publicación pretende ser algo más que un muestrario del patrimonio gráfico que pervive en la provincia de Valladolid y que, aún en peligro de extinción, perdurará al menos en la memoria editorial. «Estos letreros son creaciones únicas –concluye Laura Asensio– que diferencian y otorgan personalidad propia a cualquier población».

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Algunos integrantes de equipo de rescate de carteles en la casona de Casasola de Arión.

Un equipo que rescata rótulos y los custodia en Casasola de Arión

Intentan estar al tanto de los letreros históricos que se retiran por cierre o cambio de negocio y salvarlos del contenedor de basura. La Asociación Don de Gentes reúne a un grupo de personas que rescatan rótulos y los guardan en una casona de Casasola de Arión. Ya custodian seis, cada uno con su ficha y documentación que relata su historia. El último en llegar, el de una tienda de la calle Regalado. «Hay casos como Los Sótanos, galerías del Paseo Zorrilla que se han reconvertido en trasteros, pero han mantenido y restaurado el rótulo; y locales que aun cambiando de negocio, lo conservan», elogia Laura Asensio.

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