Cuando la musa es el rostro de unas míticas chocolatinas

Títulos como 'Consumiéndome', 'Poder central' o 'Uno por todos y todos por uno' reúnen series en las que el artista utiliza el lenguaje publicitario para hacer reflexionar sobre el consumo, sobre el poder representado en la televisión, la informática, el ocio, la imagen. El mercado consifica al consumidor, le borra el rostro, todos pierden su singularidad para tener una cara idéntica como muestra el cuadro familiar.

«Estuve un tiempo trabajando en multinacionales lo que me llevó a pensar gráficamente en una compra-venta cada vez más agresiva, más productiva, más competitiva, que aniquila las relaciones personales». Vivió en Lille, en Dresde y en Bratislava, donde «vi crecer la economía de la ciudad». Luego encontró en Laguna de Duero las condiciones para dibujar. La serie 'La Mona Lisa económica' gira en torno a «el mínimo de información para ser perceptible la imagen tan conocida».

De su estancia en Francia procede la selección de cuadros que transforma en sintética línea dibujada.

El minimalismo de sus dibujos contrasta con el barroquismo de sus collages en los que utiliza encartes publicitarios de supermercados, bolsas, envoltorios de bombones y chocolates. «La imagen de Kinder se consume a sí misma», dice del chocolate rey.

'Dodo en la isla de los plásticos' y 'Río' denuncian la contaminación que genera el consumo exacerbado. La vulnerabilidad del título se va contrastando en cada obra de Baçao que podrá verse hasta finales de agosto.