Un total de 176 municipios de Valladolid están limpios de coronavirus
Sanidad vigila un repunte de los casos que los hospitales mantienen a raya
Aquí no se fía nadie. «Estamos ante un cambio de tendencia», advertía la consejera de Sanidad, Verónica Casado. «La incidencia acumulada a 7 días ... vuelve a los niveles de riesgo alto», reseñaba el delegado territorial de la Junta, Augusto Cobos. Y los gráficos muestran que no solo ha aumentado la incidencia en la provincia, sino que la tendencia es al alza. Solo algunos matices permiten mantener esa calma tensa de quien vigila la tormenta que se avecina.
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Por ejemplo, que esa incidencia se traduce en 391 casos notificados en la última semana en toda la provincia. Lo mejor para valorar ese dato es comparar. Cuando el 26 de enero se alcanzó la cota de 1.535 en la incidencia acumulada a 14 días por 100.000 habitantes –la más alta de la tercera ola–, eso se traducía en que en una semana se habían diagnosticado 4.141 positivos nuevos. Por lo tanto, de momento no se ha producido un salto dramático en la incidencia, aunque esta se haya incrementado respecto a semanas anteriores.
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Otro matiz que permite seguir la situación con cierto alivio es que los casos graves parecen haber mermado ahora que la población de más riesgo, los mayores de 60 años, ha accedido a la vacuna, al menos a una dosis. En el mes de mayo se han registrado 16 días en los que no se han producido fallecimientos por covid-19 en los hospitales vallisoletanos. Las unidades de críticos, lentamente, han continuado con su desocupación de pacientes covid, pese a que todavía representan un número importante de los ingresados en esas zonas. Son 11 en el Río Hortega y 12 en el Clínico. Desde el mes de septiembre no se encontraban en esas cifras, que menguan conforme pasan los días.
También se encuentran al nivel más bajo desde el mes de agosto las estadísticas de ingresados en planta, aunque en este caso ha aumentado la cifra en la última semana. Son 46 los hospitalizados cuando días atrás se contaban 31, y ese es el dato que preocupa más en estos momentos.
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Resulta evidente que la vacunación tiene una influencia directa en esta situación, absolutamente diferente a la que se ha vivido en las tres primeras olas de la pandemia. Castilla y León ya cuenta con 595.000 personas vacunadas con el ciclo completo. Los porcentajes en las edades más avanzadas son abrumadores, superando ampliamente el 90% a partir de los 70 años, mientras que en el tramo de 60 a 69 se ha vacunado ya a un 17% de los ciudadanos.
Una empresa farmacéutica, Iqvia, ha realizado una proyección de cómo la vacunación puede erradicar la pandemia según los diferentes escenarios. Es decir, si se cumplen los pronósticos del Gobierno o no, si hay más o menos reticencia a vacunarse. Una de las conclusiones resulta contundente: «En un escenario con el 70% de la población con pauta completa a 31 de agosto, las hospitalizaciones y la utilización de UCI por covid-19 prácticamente desaparecen a partir del mes de octubre». Es decir, que el otoño se plantearía en una situación de normalidad como la que hoy viven países como Israel. En Castilla y León ya se ha superado el 28% de la población que se pretende inmunizar (todos salvo los menores de 16 años). Alcanzar ese 70% solo depende, aseguran desde la Junta, de recibir las dosis necesarias, porque según Francisco Igea la maquinaria sanitaria de Castilla y León sería capaz de pinchar entre 200.000 y 280.000 dosis semanales si hiciera falta, vacunando los siete días a ritmo de récord.
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Al aire libre
Otro factor que permite un cierto optimismo es el climatológico. No porque el calor mate los virus, que ya ha quedado claro que no, sino por el cambio de modo de vida, más al aire libre, y porque en breve comenzarán los traslados a las segundas residencias, donde la incidencia es mínima en estos momentos.
Un vistazo al mapa de la incidencia permite comprobar que 176 de los 225 municipios de la provincia vallisoletana se encuentran en situación de «nueva normalidad». Es decir, que prácticamente no registran casos positivos. En el otro extremo, de los 19 que presentan un riesgo «muy alto», hay cuatro cuya tendencia es claramente descendente y solo destacan, por su volumen de población y los casos registrados, Zaratán (11 en una semana), Medina del Campo (47 casos), Mayorga o Villanubla (5 en cada localidad, en una semana).
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En la semana del 26 de enero hubo 4.141 positivos nuevos, mientras que en los últimos siete días se han registrado 391
Entre los de riesgo alto destaca Laguna de Duero, con 34 casos detectados en una semana, junto a La Cistérniga (9) y Cigales (6).
Lo más preocupante se concentra en la capital, obviamente el municipio de mayor riesgo por la densidad de población. 225 casos se han contabilizado en los últimos siete días y eso hace que la incidencia a 7 días sea de 75 casos cuando la de 14 días es de 125. Es decir, que la tendencia es al alza. Arroyo de la Encomienda, con 9 casos en siete días, Tordesillas (8) o Tudela de Duero (6) son otros municipios encuadrados en ese nivel de riesgo alto.
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Un nivel que viene determinado por incidencias que hace apenas unas semanas tenían un reflejo directo en las hospitalizaciones y, por tanto, en la presión hospitalaria. El hecho de que ahora no sea así permite, sin dejar de mantener la vigilancia, superar algunas de las restricciones más severas que se han vivido desde que se decretó la situación de pandemia.
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