Marina Muñoz: «Me gustaría poder ganarme la vida aquí, pero no me cierro a seguir trabajando fuera»
Marina Muñoz es analista de datos en Barcelona
Si Madrid capta anualmente la mitad de los trabajadores de la comunidad que se desplazan por motivos laborales, Cataluña es el destino de uno de ... cada diez. Marina Muñoz Escribano, de 23 años, graduada en Físicas en la UVA, emprendió el camino catalán unos años antes de empezar a trabajar, ya que cursó el máster pos carrera en Barcelona. Antes de terminarlo ya tenía una oferta en la misma capital. «Casi todos los compañeros que conozco de la facultad han acabado en Madrid, algunos en el extranjero, pero que se hayan quedado, pocos». Además, el desenlace tiene miga: «Una gran mayoría de estudiantes Físicas hemos ido a parar a un trabajo que no tiene nada que ver con lo que hemos estudiado».
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Marina es analista de datos en Indra y había trasladado su vida a la Ciudad Condal cuando la irrupción de la pandemia le ofreció la posibilidad de teletrabajar desde Valladolid. «Los desplazamientos no son como a Madrid, dependes de los vuelos, que son en días y a horas muy concretas. La empresa valorará en noviembre la vuelta al trabajo presencial y yo no tengo ningún problema en volver;mantengo el piso en Barcelona y me gusta la ciudad».
A su edad, está abierta a fijar su domicilio «allí donde lleguen las oportunidades». «En el extranjero no me veo y no buscaría. Me gusta mucho Valladolid y me gustaría poder ganarme la vida aquí, pero no me cierro a seguir fuera ni tampoco el futuro es algo que me plantee en serio en este momento».
Precariedad y largo plazo
Tiene un contrato indefinido y un sueldo «que está bien para un primer trabajo» y le permite pagarse el alquiler de un apartamento en una capital como la catalana y sobrellevar un nivel de vida con precios más elevados que los que se ven por aquí. «Eso sí, de ahorro, nada».
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Si bien ella puede considerarse, hasta la fecha, una afortunada, es consciente de los problemas que sufren los jóvenes a la hora de independizarse y levantar un futuro. «Prácticamente no tenemos expectativas de futuro por la imposibilidad de hacer planes a largo plazo. Mi caso es algo excepcional; conozco gente de todo tipo de carreras que encadenan prácticas hasta no se sabe cuándo, con una precariedad insoportable».
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