Manuel de Gregorio, en su finca de Alaejos con los almendros afectados por la helada. CARLOS ESPESO

Las heladas dañan más de mil parcelas de almendros y colzas en Castilla y León

Los expertos las consideran «normales» pero no habituales, y menos durante tantos días y con temperaturas tan notablemente bajas

Silvia G. Rojo

Ciudad Rodrigo

Jueves, 7 de abril 2022, 00:11

«Normales, pero no habituales». Así define las heladas de los últimos días Fernando Polanco Uyá, profesor de Climatología en INEA Valladolid, quien además insiste en que «no estamos en un reflejo del cambio climático, sí que se han dado otros años y la agricultura de la meseta las conoce; a pesar de que sea normal y conocido, no quiere decir que sea habitual que se extiendan durante tantos días y a temperaturas tan bajas».

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El experto identifica las heladas de abril y mayo como «muy peligrosas», al tiempo que explica los motivos por los que se han producido: «Nos ha visitado una lengua de aire polar ártico que, normalmente, se queda en las capas más altas de la atmósfera, pero esta vez ha caído a la superficie porque pesaba bastante».

Para que se aprecie la diferencia, pone el ejemplo de lo sucedido en Murcia o Almería, donde ha nevado a estas alturas del año. «Eso sí es una anormalidad y se ha debido a la lengua de aire polar y a mucha humedad».

Las producciones agrícolas en floración han sido las más castigadas, especialmente los almendros u otros frutales como manzanos, pero también colzas, vezas, alfalfas e, incluso, cereales. Los daños definitivos no se conocerán hasta pasados unos días, pero desde Agroseguro ya avanzan que durante las próximas jornadas se van a seguir recibiendo partes de siniestros. De momento, se contabilizan 2.300 hectáreas afectadas en la región en más de un millar de parcelas.

«A nivel nacional, aún es imposible cuantificar el impacto económico de los daños, pero sabemos que va a ser muy alto. Es una helada tan grave o más que las registradas en 2021 en marzo o abril». Los mayores daños están en fruta de hueso y fruta de pepita del valle del Ebro, especialmente en Aragón y Cataluña; y en el almendro, aunque el daño es generalizado, el frío se ha dejado sentir especialmente en el manchego. Todas ellas son producciones de alto valor económico y las heladas han coincidido con un momento muy delicado de los cultivos.

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Lucha contra las heladas

Manuel de Gregorio, cultiva cuatro hectáreas de almendros en la localidad vallisoletana de Alaejos, donde contabiliza 9.000 árboles en la modalidad de superintensivo. Coincide en que es pronto para cuantificar la totalidad de los daños, pero las variedades más tempranas «se han helado, puede quedar entre el 20% y el 25%».

Desde la madrugada del pasado viernes al sábado, y todavía ayer, no ha dejado de salir cada noche al campo con una máquina antiheladas que va soltando aire a 100 grados. El sistema sirve para heladas con humedad, no lo que se consideran heladas negras, «y es que hemos tenido días de hasta seis grados bajo cero, han sido bestialidades durante cuatro días seguidos».

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Este es el cuarto año que Manuel trata de rentabilizar este cultivo, en el que invirtió 100.000 euros, y después de varios disgustos, incluida la helada del año pasado, llega a la conclusión de que en la región «no tenemos clima para almendros, nos empeñamos en cosas que ya nos dijeron nuestros mayores que no».

Fernando Polanco relativiza esa afirmación: «Sí que es tierra para almendros, pero ya se sabe de siempre que uno de cada tres años no van a tener almendras. Puede dar un aprovechamiento intermitente y se está plantando en laderas, en tierras malonas que de otra manera estarían abandonadas, por lo que hacen una importante labor y de vez en cuando dan producción».

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En la región se contabilizan unas 3.500 hectáreas de almendros. El aumento se ha constatado en los últimos cinco año, con un incremento anual de unas 300 hectáreas.

En la zona de Santibáñez, también en la provincia de Valladolid, hay agricultores que han optado por ahumar sus plantaciones de almendros y todavía esperan a tener resultados definitivos. «Hay yemas que están heladas, otros que están un poco negros por dentro; no todos estaban florecidos, pero los botones también se hielan».

En la zona se recuerda una helada que tuvo lugar el año pasado sobre el 20 de abril y que propició que no se cogiera «nada», y este año «no se va a librar todo».

Sin néctar para las colmenas

Otro sector que se está viendo afectado de manera muy directa por estas bajas temperaturas es el apícola. «Estamos empezando a recibir polen fresco a cuentagotas», indica el responsable de la cooperativa salmantina Reina Kilama, Santiago Canete. «Las zonas de Extremadura y Andalucía también están afectadas por el frío, y la semana pasada el agua fue fatal para la floración del naranjo, se la ha cargado prácticamente». Esto provoca que en el campo casi no haya néctar en el momento en el que las colmenas tienen más población, por lo que los apicultores se ven obligados a alimentar a las colmenas «con un gasto tremendo». En la región se contabiliza un censo de unas 428.000 colmenas, alrededor de 234.000 de ellas en Salamanca, la casi totalidad trashumantes, y en estos momentos se encuentran en las mencionadas zonas y también en Portugal. «Apartir de mayo es cuando vuelven a Castilla y León, pero de momento no son nada buenos los inicios de campaña», concluye Canete.

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Como dato, las heladas de abril de 2021 en Castilla y León provocaron daños en diferentes términos municipales de las provincias de Valladolid, Burgos, Segovia y Zamora, y afectaron principalmente a viñedos de la DO Rueda, seguidos de los de la DO Ribera de Duero y la DO Toro. En este caso, la indemnización superó los 5 millones de euros, según Agroseguro.

Juan Luis Fradejas, agricultor

«Ahora vienen días de calor y espero que las vezas se recuperen»

Bernardo García, agricultor y ganadero

«La alfalfa la ha dejado arrasada completamente, no sé si brotará»

Antonio Torres, agricultor

«El primer día ya dejó las colzas para abajo, han sido temperaturas muy bajas»

Manuel de Gregorio, agricultor

«Hemos tenido que salir todas las noches dos personas con la máquina»

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