Dos alumnos, en clase de una academia Estudiolid, en Valladolid. HENAR SASTRE

Las academias de Castilla y León se alían como alivio ante la falta de extraescolares en los colegios

Los centros de estudios inician el curso con la esperanza de atraer a los alumnos huérfanos de actividades complementarias y de suplir las carencias del confinamiento

Víctor Vela

Valladolid

Lunes, 21 de septiembre 2020, 07:03

No había terminado la frase la consejera de Sanidad, Verónica Casado, y el Whatsapp de María José Fernández ya estaba lleno de mensajes. Fue el ... 8 de septiembre. Dijo Casado que, además de la suspensión de las extraescolares, las familias deberían «limitar lo más posible» la asistencia a las actividades que se desarrollan en academias y centros deportivos. «Limitar lo más posible», dijo.

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«Cuando lo escuchamos, nos quedamos sorprendidísimos», asegura María José Fernández, secretaria de la Asociación de Castilla y León de Academias de Enseñanza (Aclacem), creada en junio. «Hemos remitido un escrito a la consejera, aún no hemos recibido respuesta, en el que recordamos que cumplimos con todas las medidas y los protocolos que se nos exigen. No entendemos que defienda que los centros escolares son seguros y que no diga lo mismo de las academias, cuando tenemos ratios reducidas, aforos limitados, separación de espacios...».

El colectivo (que agrupa a 42 negocios de la comunidad) encara un nuevo curso que comienza con un «buen ritmo» de matriculaciones y con más opciones de clases 'on line'. «El verano no ha sido bueno. Creo que el peor desde que tengo la academia», dice Fernández, responsable de un centro en la calle Flores, junto a la plaza Circular. «En Castilla y León, como todavía hay recuperaciones de septiembre, se trabaja bien en verano. Pero este año, con la pandemia, la situación económica de muchas familias y el mensaje de que se podría promocionar y pasar de curso con más facilidad, no ha habido tantos alumnos», cuenta Fernández, portavoz de un colectivo, el de las academias, que ha tenido que hacer frente a inversiones para adaptar los locales.

Han sustituido sillas tapizadas o mesas corridas por pupitres individuales y de más fácil limpieza entre clase y clase. En algunos centros han tenido que panelar paredes o que tirar tabiques para habilitar las aulas. Que comprar mesas auxiliares para que el docente no las comparta con los alumnos. Que adquirir termómetros para medir la temperatura.

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Todo ello, para cumplir con una normativa que el pasado 21 de agosto se hizo todavía más estricta, al reducir del 75% al 50% los aforos, con la obligación de mantener la separación de metro y medio y el uso de mascarilla.

«Además de estas medidas, tenemos otras complementarias que ha diseñado nuestra federación nacional», asegura Noni Gilbert, presidenta de la asociación castellano y leonesa de academias de idiomas, que engloba a 18 socios con 23 centros. «Nosotros no somos un colegio, con estudiantes que están allí durante toda la jornada. En nuestro caso, tenemos más flujo de gente, con estudiantes que entran y salen. Por eso, hay más labores de desinfección, más medidas para limpiar y ventilar las aulas y garantizar la separación. Las academias nos hemos preparado, los profesionales se han formado. Y somos un negocio más, empresas que cumplen con los reglamentos de Sanidad», asegura Gilbert. «Cumplimos con todos los protocolos», defienden desde Aclacem. Y, por eso, dicen no entender ese señalamiento de la consejería de Sanidad.

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Las dos asociaciones confían en un otoño propicio para el sector, ya que se presentan como alternativa ante la falta de extraescolares en los colegios (al menos durante el primer trimestre). «No habrá natación, fútbol. Y tal vez ese tiempo se invierta en mejorar la formación, sobre todo después de las algunas en los currículos que se han detectado después de una primavera con educación 'on-line'», asegura Fernández.

«La cosa está revuelta. Al principio sí que se notó una bajada de la matrícula, que atribuyo más a la situación económica de muchas familias que al temor a la pandemia. Hemos demostrado que, además de la formación presencial, es posible una educación 'on-line' de calidad», defiende Gilbert, quien se apoya en los «buenos resultados de los exámenes internacionales». «Las academias pudimos, desde el primer día del confinamiento, ofrecer una solución 'on-line', con formación para nuestros profesores y uso de una variedad de recursos». Ahora, esta alternativa también existe y se potencia para el nuevo curso. La mayor parte de las academias ofrecen seguir sus clases de forma presencial o a través de Internet.

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Las empresas del sector se han dotado de protocolos que, en la mayor parte de sus medidas, son calcadas a las obligaciones que se exigen en la educación reglada. Por ejemplo, que los alumnos no puedan compartir material (como calculadoras, bolígrafos...). O la ventilación de las aulas durante, al menos cinco minutos, después de cada clase. La federación nacional de centros de enseñanza de idiomas (FECEI) recuerda que hay que extremar las precauciones también en los accesos a las academias. Y así, se presentan como alternativa frente a las carencias provocadas por la covid:falta de extraescolares, necesidades de conciliación y formación.

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