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M. J. Pascual
Martes, 9 de diciembre 2014, 12:51
Manuel Javier Peña Echeverría (Zamora, 1960) es policía, criminólogo y padre de tres hijas. Con cuatro mujeres en casa, dice, la lucha contra la violencia machista va más allá de su cometido al frente de los 3.000 policías bajo su mando en Castilla y León. Erradicarla es un empeño personal. El jefe superior del Cuerpo Nacional de Policía no quiere hablar más de la tragedia que le dio la bienvenida nada más llegar al cargo. Su toma de posesión se abrió con un minuto de silencio por la joven asesinada en Medina a manos de su expareja. «El asunto está zanjado desde el punto de vista policial, y hablar más de ello no conduce más que a hacer daño a las víctimas y también a los compañeros de allí, que lo han pasado muy mal porque les acusaron injustamente de hacer mal su trabajo».
Usted tomó posesión en marzo pasado. ¿Qué es lo que más le ha sorprendido de su nuevo cargo?
Sorpresa especial, ninguna, porque son cargos que ya va uno conociendo y desarrollando. En todo caso, la sorpresa, que no lo es, es el tamaño donde se desarrolla este cometido: la diferencia con otros cargos anteriores y también con otras comunidades, es que son nueve provincias en un territorio de 94.224 kilómetros cuadrados que hay que coordinar. Y hay un intento claro de que el Cuerpo de Policía Nacional tenga una presencia homogénea en el territorio.
Castilla y León es una de las comunidades más seguras de España. Sin embargo, este año han saltado varias veces las estadísticas.
Las estadísticas no. Lo que han saltado son delitos que no son normales en el devenir criminológico de Castilla y León.
Me refería a que, con un solo homicidio donde nunca hay, las cifras se disparan en las estadísticas.
El asesinato de Isabel Carrasco, la presidenta de la Diputación de León y una política de prima fila, ha sido por una venganza común. Esto no se había producido en Castilla y León desde que mataron al presidente de la Audiencia de Ávila. (Antonio Pérez Barona, un jubilado de 61 años asesinó de dos disparos en la cabeza al presidente de la Audiencia Provincial de Ávila, Juan Agustín Mora Benito, de 41 años, en 1993). O el crimen del boxeador Larralde, el tiroteo en un club de Medina con dos personas muertas, o la detención de la pareja, presuntos autores de la muerte de su hijo de dos años en Oviedo, y más reciente, el pasado 25 de noviembre, con la aparición en un pozo de Zamora de los cadáveres de una madre y su hija que, aunque el asunto arrancó en Madrid, tuvo su final en la región.
El asesinato de Isabel Carrasco conmocionó a la comunidad. ¿Cree usted que las investigaciones y los tiempos se habrían medido de la misma forma que si no se hubiera tratado de un personaje público?
Si hubiera sido una persona anónima es cierto que el trabajo policial no habría estado sometido a tanta presión mediática, que genera muchas tensiones porque se examina la actuación policial con lupa, pero, como responsable de la Policía de Castilla y León, creo la investigación ha sido correcta y eficaz y que el juez tiene elementos de prueba suficientes para actuar.
Usted es experto en seguridad ciudadana. ¿Cree que la actuación policial durante las movilizaciones de Gamonal estuvo ponderada, se podría haber prevenido la violencia callejera?
Respecto de las primeras protestas de Gamonal no tengo todos los datos porque estaba todavía en Cantabria, pero toda protesta que desemboca en violencia grave es difícil de corregir por las fuerzas de seguridad porque la parte violenta no tiene límites y la parte de control policial sí está sometida a límites. A veces se interpreta el control normal como falta de respuesta o inhibición, o lo contrario. Lo mejor es no opinar pero, como idea general, se acusa a la Policía de inhibición cuando no es tal. Respecto de la segunda protesta, la de la Plaza de Toros, vemos dos realidades: una movilización lícita de una parte de la ciudadanía, no muy amplia, y, a parte, un grupo que siempre se separa y se dedica a ocasionar daños importantes en el mobiliario urbano. Pero creo que hemos logrado controlar esa virulencia hace tres semanas.
¿Está preparada la policía de Valladolid para prevenir y evitar sucesos como la multitudinaria quedada de ultras que acabó en una muerte en Madrid?
Desde la Ley del Deporte (1990) se reconoce el fútbol como espectáculo de masas donde se producen focos de violencia que se consideran una de las prioridades de las Fuerzas y Cuerpos de la Seguridad del Estado. De hecho, los grandísimos dispositivos que hemos diseñado en España han sido copiados por muchas Policías del mundo. Pero pienso que hoy, a pesar de todo, el fútbol es menos violento. Los que tenemos más de 20 años nos acordamos que entonces había vallas de separación. Hoy lo que ocurre es que hay unos cuantos radicales que han hecho de la confrontación su forma de entender el deporte. Tenemos un intercambio de información permanente con todos los equipos, pero los ultras procuran evitar elementos que permitan la detección policial y organizan quedadas mucho antes de montarse el dispositivo policial, como ha ocurrido en este caso. En Valladolid tomamos medidas para cada partido para evitar la violencia, pero a veces salta donde menos se espera. El otro día hubo en Soria una reyerta entre hinchas de Zaragoza y eran del mismo equipo. Cuando llegamos volaban las sillas de una terraza.
El pasado lunes ustedes compartían un minuto de silencio por la policía que murió tiroteada en un atraco en Vigo. Mucha gente se pregunta el motivo de que la agente no llevara chaleco antibalas.
Sí, ella no llevaba chaleco. Desde hace unos tres años hay una política de reparto de chalecos antibalas a las unidades que están en la calle. La mayoría de los vehículos llevan dos, uno para cada agente. En el caso del atraco de Vigo no sé cómo se produjo la aproximación, ni si les dio tiempo a colocárselo... Solo sé el resultado. Chalecos para todos los agentes todavía no hay, aunque en los vehículos, en casi todos hay.
El Observatorio de Violencia de Género detecta un ligero aumento en el número de denuncias en Castilla y León. Pero los datos también corroboran que las mujeres asesinadas por sus exparejas o parejas no habían denunciado.
Lo importante son las estructuras puestas a disposición de las mujeres. En la Policía Nacional hemos procurado que existan unidades especiales hasta en las últimas y más pequeñas comisarías de España, y se va a poner en marcha una unidad central que las aglutinará. Se forma a los agentes para que visualicen a la víctima y tenemos unos baremos para medir el grado de riesgo. Lo que pasa es que no siempre la víctima es consciente del peligro que corre o, por otros motivos, no denuncia. La violencia se aprende, como un oficio. Por lo general, un hombre no mata de entrada (excepto los que luego se suicidan, pero ahí hay otro tipo de trastornos). La violencia empieza por un insulto o una bofetada y va in crescendo. No lo denuncian, pero cuando hablas con ellos la familia lo sabe, los vecinos lo saben...Es rara la muerte como la primera acción de despecho. Es muy raro. Antes casi siempre ha habido agresión.
Las nuevas campañas institucionales hacen hincapié en que el entorno de la víctima se implique.
Esta manifestación criminal es especial porque se produce en el ámbito más íntimo de la persona y por ello la sociedad tiene que hacer que aflore. Al contrario que ocurre con robos y otros delitos, siempre hay alguien que ve o que oye, amigos, vecinos, familia, compañeros de trabajo, siempre hay un confidente. El papel de las asociaciones es fundamental: hay que educar y hacer que aflore. A veces el hombre es incapaz de convivir en igualdad, hay que educar en igualdad.
Los fiscales alertan del incremento de menores denunciados por sus progenitores por maltrato. También se asoman a la delincuencia a edades más tempranas.
Nuestra estadística coincide: ha aumentado el maltrato de hijos a padres y sí, cada vez son un poco más jóvenes los que se inician en los delitos, pero el pico de alerta está en la violencia familiar, y, en algunos casos, más que la de género. Pero todavía muchos padres, por vergüenza, no se deciden a denunciarlo.
¿Sería mejor que el fiscal liderara la investigación criminal en lugar del juez?
Se está en este debate desde 1987. A nosotros, ni nos quita ni nos pone que en la cúspide de la policía judicial esté el fiscal o el juez. La necesidad está en agilizar la justicia, en reducir los plazos en un mundo tecnológico. Y eso se puede aplicar con un juez y con un fiscal.
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