Incendio en Ávila
«Nos llevamos de allí a la Arce, que no quería dejar su casa y en el pueblo todo el mundo se ofrecía a ayudar»Diego Vinuesa, nieto de un matrimonio nacido en el Valle de las Cinco Villas, no va a olvidar la experiencia vivida la noche del lunes cuando las llamas obligaron a su familia a abandonar su casa
A Diego C. Vinuesa, de catorce años, le va a costar no acordarse durante años de la experiencia que vivió anoche. Tiene por delante muchos ... días para instagramear, pero pocos posts -ojalá- se parezcan a los de ese fatídico lunes. En la red social de subir fotos precisamente estaba cuando, a eso de las 23:30 horas, en el jardín de la casa de sus abuelos en Mombeltrán, Sonia, su madre, «entraba en casa y dice, papá (a mi abuelo, [Beni]) hay un fuego al otro lado del cerro y huele mucho a humo».
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«A partir de ese momento empezó el caos», recuerda Diego. «El viento era fuerte, en diez minutos las llamas ya se veían enfrente de casa, apenas a doscientos metros. Mi padre [David], y yo empezamos a regar la finca, mi madre y mis abuelos empezaron a cerrar todas las ventanas, mi hermana [Jara] y mis primos pequeños lloraban mirando el fuego cada vez más cerca», recuerda.
«La casa de mis abuelos está a las afueras del pueblo, por la zona donde empezaron las llamas. El humo era intenso, por lo que decidimos bajarnos al pueblo, durante el trayecto se veía a la gente mirando al fuego sin saber muy bien qué hacer, nosotros recogimos a la Arce, amiga de mis abuelos que, llorando, decía que ella no se iba de su casa».
«En el pueblo la gente ya estaba organizándose, Alberto abrió la gasolinera, según le dijo a mi padre por si podía ayudar a alguien, en el Ayuntamiento preparaban bocadillos para todos los voluntarios que habían venido de todos los pueblos de alrededor, los chavales de mi edad ofrecían botellas de agua...».
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«Lo que más repetía la gente era 'hoy hace 16 años del anterior gran incendio' demasiada casualidad...». Diego se refiere al incendio forestal ocurrido en el mismo paraje de la Sierra de Gredos en 2009, uno de los más graves registrados en la provincia de Ávila. Se originó en las proximidades de Arenas de San Pedro y se extendió por al menos siete municipios, incluidos El Arenal, Cuevas del Valle, Mombeltrán, Navarredonda de Gredos y Villarejo del Valle, muchos de ellos escenario del drama forestal que comenzó el lunes. Aquel fuego arrasó entre cuatro mil y cinco mil hectáreas, la mayoría arboladas y de alto valor ecológico, con un perímetro afectado de treinta kilómetros, con efectos devastadores.
Diego, que no había nacido cuando se produjo el desastre de 2009, es testigo del de 2025. «A las dos de la madrugada, mi madre, abuela [Tere], hermana, primos y la Arce se fueron al centro multiusos donde estaban los voluntarios de Cruz Roja y yo volví con mi padre y mi abuelo a subir a casa acompañados de la Guardia Civil».
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A Diego le impresionó la cantidad de gente que había «y sobre todo la cantidad de camiones de bomberos, también estaban mis primos mayores de El Arenal que siempre están cuando alguien les necesita». Mientras, «el fuego seguía ahí, avanzando, pero por lo menos las casas ya no corrían peligro».
«A las cuatro de la mañana bajamos a por mi familia, estaban muy bien acompañados por el personal de la Cruz Roja, muy majos, nos dieron la enhorabuena aunque yo pensé que debería ser al revés, porque sin toda la gente que estaba ayudando yo no sé lo que hubiera pasado», relata agradecido Diego.
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«Esta mañana me he despertado con el ruido de los helicópteros e hidroaviones, no paran de echar agua aunque el fuego ahí sigue, esto es una pesadilla. Estamos sin luz desde anoche, los teléfonos de mis abuelos no paran de sonar, todo el mundo les ofrece algo, aquí en el pueblo parece que todo es de todos«.
Lo que le preocupa a Diego ahora, cuando ni siquiera se puede dar por controlado el fuego, es cómo resulte de devastador para el valle en el que ha pasado gran parte de los veranos de su vida, donde nacieron sus abuelos Beni, en El Arenal, el pueblo natal de aquel controvertido alcalde que tuvo Marbella, Julián Muñoz, 'Cachuli', y Tere, natural de la villa de Mombeltrán.
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El pueblo del que salieron -como tantos jóvenes de la segunda mitad del siglo XX- para buscarse la vida, muchos de ellos, como Tere y Beni, rumbo a la Francia de la emigración para instalarse en París, ciudad donde nacieron sus hijas y a la que renunciaron cuando llegó la edad de jubilarse, pese a lo que suponía dejar atrás una de las urbes más bonitas del mundo. Pero lo tenían claro, cuando ya tenían medios para elegir no se les pasó por la cabeza otra cosa que volver a sus raíces. Por eso no entenderían no poder seguir viviendo en ese microclima del frondoso valle, con sus árboles frutales y el Macizo de Gredos en el horizonte, al otro lado del escenario natural que todos los años desde 2006 acoge el festival Músicos en la Naturaleza.
Que ya tiene esa comarca, la del Barranco de las Cinco Villas, como tantas otras de Castilla y León, dificultades para no verse despobladas como para que la acción del hombre -los investigadores consideran que la forma en que inició el fuego y la hora son indicios que apuntarían a que podría tratarse de un fuego intencionado- o una inadecuada gestión de la extinción del fuego contribuya a que se vean expulsados de su casa, del paraíso.
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