Suenan campanas de boda

La corrida de ayer dejó un sabor amargo. Entre que para los más puros amantes del toreo sobraba el rejón, como para Carlota Treceño y Javier Luquero, y entre que no apareció ninguna res brava por la plaza, el respetable se volvió a su casa con los bolsillos vacíos de emociones. Solo los enamorados de los caballos recibieron algo de Diego Ventura y el resto los muletazos que logró dar el maestro Enrique Ponce ante la nada. El mayor disgusto se palpaba en el rostro de la ganadera Carmen Lorenzo y de su marido el matador y también ganadero Pedro Gutiérrez Moya, que se sentaban en el tendido ocho, junto a su hija Verónica. Tuvieron que aguantar los abucheos, en vísperas de la pedida de la niña. El novio, el torero Miguel Ángel Perera, también pinchó. Pero, vamos, poco había que hacer. Pues eso, que suenan campanas de boda. La hija del Niño de la Capea se casa con Perera el 19 de octubre en Salamanca. Lo que es digno de agradecer es la solidaridad del matador, que por la mañana se hizo fotos con los niños de Aspace para su calendario en el Recoletos.

Pero lancemos un ¡viva! por las dos abuelas de las fotos que llevaron a sus nietas a los toros.