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Quequé, en una imagen promocional. / ROBERTO GARVER
CULTURA

Héctor de Miguel 'Quequé': «El club de la comedia vino para quedarse»

El humorista salmantino abre hoy los actos del 75 aniversario del Teatro Cine Ortega

FERNANDO CABALLERO

Viernes, 2 de noviembre 2012, 11:24

Héctor de Miguel se llamaba así hasta que se convirtió en un personaje público de esos que salen en la tele. Desde entonces se hace llamar Quequé, sobrenombre tras el que se esconde uno de los monologuistas más conocidos y reconocidos del panorama humorístico español. Integrante de la primera generación de El club de la comedia, abrirá este lunes, a las 21:00 horas, los actos del 75 aniversario del Teatro Cien Ortega, con su espectáculo 'Sesión golfa'.

¿Por qué el formato de El club de la comedia funciona bien?

Por varias razones. Primero, porque el humor funciona bien en una situación como la actual de crisis. También influye que es un formato barato, que no requiere de grandes escenarios o decorados ni de una gran producción. Solo con el micro es suficiente. Luego, también interviene la televisión, que ha ayudado mucho a que los monólogos se instauren como un género más en los teatros o en los bares.

¿Se puede decir incluso que es un género multidisciplinar, que se adapta a cualquier escenario?

Se puede realizar en cualquier lugar. En un teatro, el público responde bien ante el monólogo, y es rentable, que en estos tiempos es complicado, y sobre todo hace que no vivamos de las subvenciones.

¿Los contenidos de El club de la comedia son similares a los del resto de formatos de humor o tienen un ingrediente especial?

En El club de la comedia hay dos situaciones. La primera es la del que escribe los textos y los defiende, y en la segunda llaman a un actor para hacerlo. Yo, que pertenezco al primer grupo y sin menospreciar a los actores que interpretan un texto que no es suyo, creo que el monólogo puro y duro consiste en que una misma persona escriba y defienda sus textos. En televisión, al emitirse en 'prime time', a veces puede llevar a la impresión de que es un género apto para toda la familia, pero conviene advertir de que todos los humoristas y cómicos somos más brutos y arriesgados cuando actuamos sin cámaras delante.

¿Qué tipo de humor se representa más en El club de la comedia?

Se tira bastante del humor cotidiano, de las cosas con las que la gente se siente identificadas. Yo no desdeño esto, pero sí me gusta darle una vuelta más de surrealismo. Me gusta partir de la cotidianeidad o de los temas normales para ir a otros sitios menos transitados.

¿Se improvisa mucho en El club de la comedia?

En el formato de televisión, yo diría que cero, pero en un teatro como el Ortega de Palencia, en el que el público está ahí y pasan cosas, siempre hay una parte de improvisación.

¿En sus espectáculos se informa de la ciudad en la que actúa e introduce alguna pincelada local?

Sí, siempre hay una pinceladita. Además, Palencia en este caso es un ciudad que no me pilla lejos soy de Salamanca y alguna vez me he dejado caer por allí en visitas privadas... poco confesables.

¿Qué temas interesan más al público?

Hay un tema que nunca se agota, el estrella, que es el que tiene que ver con la pareja, el amor, el sexo, la guerra de sexos..., aunque cada vez es más complicado tratar este último, porque cada vez las diferencias entre hombres y mujeres están más difuminadas, y me parece muy bien que así sea. Luego hay un repunte del tema político o de la crisis. La gente agradece que dediques una parte del espectáculo no a recordar que estamos es crisis, que ya lo sabemos, pero sí a reirnos de los que nos han llevado hasta aquí.

¿Hay algún humorista que le haya influido?

Tengo varias influencias que se notan bastante, por ejemplo la de Eugenio. Acostumbrados como estábamos a escuchar chistes más exagerados e histriónicos, de repente llegó Eugenio, que se quedaba quieto, que no se reía de sus chistes y que se tomaba su tiempo y su ritmo para contarlos. Dentro del género de los monólogos, es obligado hacer una referencia a Gila, que fue el gran precursor de este género.

¿Cuándo se da cuenta de un chiste no ha gustado?

El público es la guía fundamental de todo humorista, es el que te dice si algo es gracioso. Cuando escribes es casa, tienes una guía que eres tú mismo. Si te hace gracia a tí, se supone que le hará gracias al público. Luego, uno va adquiriendo cierta experiencia con el tiempo y ya sabe más o menos qué resortes tienes, pero te puedes equivocar. Al final, es el público el que te dice si una cosas es buena o no, pero tampoco se enfada si no funciona. Si un chiste no entra, hay silencio, pasas al siguiente y aquí no ha pasado nada.

¿El club de la comedia es un formato con futuro?

Los monólogos ya llevan mucho tiempo en España, más de una década instaurados en televisión, en salas o en bares, y es un género que ha venido para quedarse. El público lo acepta, lo conoce y le gusta. Le auguro un gran futuro. Otra cosa es que, como todo, haya una sobreexplotación en un momento como este, en el que a lo mejor hay demasiados monólogos, pero el mercado, que es sabio y regulará la situación.

¿Por qué el nombre de Quequé?

Cuando era pequeña, mi hermana, que estaba aprendiendo a hablar, llamaba mi padre Queco; a mi madre, Queca, y a mí, Queque. Cuando empecé a dedicarme al espectáculo, no me apatecía funcionar con mi nombre real, me acordé de este apodo y me lo puse.

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