Juan Cano: "Queremos un estado federal donde todas las partes tengan el mismo peso político"
El presidente del Consejo Consultivo de Andalucía realiza una visita institucional en Zamora al Consejo Consultivo de Castilla y León
ICAL
Viernes, 3 de febrero 2012, 10:43
Aunque solamente han mantenido tres encuentros durante los últimos diez años, los consejos consultivos de Andalucía y Castilla y León mantienen una estrecha relación, como asegura Juan Cano, que preside desde hace una década la institución andaluza. Juan Cano Bueso (1949, Montefrío, Granada), a quien le precede una amplia trayectoria política, jurídica y docente, desempeña unas funciones que le permiten ser un observador privilegiado de la realidad desde el frente social a institucional. Durante su visita a Zamora, ha aprovechado para intercambiar experiencias con su homólogo castellano y leonés, Mario Amilivia, con quien departió sobre el mantenimiento de los servicios básicos y la preservación de los derechos de los ciudadanos en tiempos de crisis. En una entrevista concedida a la agencia Ical, el presidente del Consejo Consultivo de Andalucía reflexiona sobre la realidad constitucional española, la crisis económica, el proceso interno del Partido Socialista y las próximas elecciones andaluzas, entre otros asuntos.
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- Como experto en Derecho Constitucional, ¿qué cree que le falta al Título VIII de la Constitución Española?
Cerrarse. Ponerle un límite, un fin, porque el Título VIII de la Constitución es una posibilidad que abre un camino que algún día deberemos decir dónde termina. El artículo 150.2 de la Constitución, ése que permite que el Estado, mediante ley orgánica transfiera a las comunidades autónomas competencias exclusivas del Estado, es otra vía de penetración abierta y el Estado autonómico necesita desembocar ya directamente en un federalismo simétrico donde todas las comunidades autónomas tengan una posición jurídica similar y, naturalmente, de querer salvaguardar los hechos diferenciales de naturaleza cultural acogidos por los estatutos.
- Como ¿por ejemplo?
Por ejemplo, la lengua propia o las instituciones forales, en el caso del País Vasco y de Navarra, pero donde todas las comunidades autónomas tengan el mismo peso. El problema es que hasta ahora no se puede dar este paso y por eso no se ha producido la reforma del Senado: Porque los nacionalistas catalanes y vascos se niegan a considerar que ellos pueden estar en paridad con otras comunidades autónomas. Por tanto, eso es un federalismo asimétrico con el que desde Andalucía, por ejemplo, estamos en contra. Queremos un estado federal donde todas las partes tengan el mismo peso político y la misma representación en ese Senado de composición, de integración. Mientras esto no suceda, el sistema autonómico, que ha sido un gran invento y que ha realizado un rendimiento óptimo para la democracia y para el bienestar en el país, necesita poner de una vez un límite final.
- Buena parte de los sondeos dan una victoria clara al PP en las próximas elecciones andaluzas. ¿Qué sensaciones tiene usted al respecto desde un puesto que le permite tener una visión amplia de la realidad?
Yo percibo una regla general que se viene produciendo desde hace aproximadamente tres años que tiene validez para Europa: El gobierno que comparece en las elecciones en momentos de crisis como estamos padeciendo, pierde las elecciones. Ésa es una constante que se ha producido así hasta ahora. ¿Qué dicen las encuestas en Andalucía? Que existe un cierto cansancio del electorado después de 30 años, que la crisis está haciendo verdaderos estragos en el empleo y en la financiación de la Comunidad autónoma y que hay dificultades y, por consiguiente, que el Partido Popular tiene, ahora ya sí, por primera vez, una oportunidad de gobernar en Andalucía.
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- ¿Mayoría absoluta?
Quién sabe. Lo que sucede es que como el PP concentra todo el voto de centro-derecha, ha de ganar por mayoría absoluta, en términos de razonabilidad de condiciones postelectorales, y ésta es una apuesta muy importante porque requiere una alta concentración de voto. Ahora mismo, las últimas encuestas que yo conozco, a una diferencia de nueve puntos sobre el PSOE, le colocan en el borde de la mayoría absoluta pero la política en estos tiempos es muy dinámica y puede suceder cualquier acontecimiento, bien desde el gobierno de Europa, bien desde Madrid o bien en la propia Andalucía, que decante estos resultados. Ahora mismo, diríamos que hay un empate técnico entre centro-derecha y centro-izquierda y cualquier movimiento en falso de cualquiera de las fuerzas políticas, porque estamos hablando de un más menos uno por ciento de voto, puede orientar el voto a favor o en contra pero hay una gran incertidumbre, casi tanta como la que hay entre Rubalcaba y Carme Chacón por la secretaría general del PSOE.
- Usted vivirá con especial intensidad ese proceso.
Sí, es verdad. El candidato y la candidata son dos grandes amigos. A mí los dos me parecen excelentes. Cualquiera de los dos que gane me parecerá bien. Conozco bien a Carme Chacón. Me parece una mujer excelente y que tiene un gran porvenir, eso es indudable, y creo que Alfredo Pérez Rubalcaba ofrece la solidez, la tranquilidad y la transición sin miedos. ¿Qué sucederá? Pues está en manos de los delegados y, como el voto es secreto, en este momento hay también una especie de empate técnico aparente aunque, según parece, está pendiente de unos 100 delegados que todavía no han decantado su voto. En cualquier caso, lo más importante es que, gane quien gane, el Partido Socialista salga reforzado para hacer una oposición política consistente, sólida y que, en cualquier momento que llegue la alternancia pueda tomar las riendas del país sin que haya inquietud a ese respecto. En todos los estados democráticos consolidados, tan importante como el papel del partido que esté en el gobierno es el del partido que esté en la oposición.
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- ¿Uno de los puntos en común entre Castilla y Andalucía es la tan mencionada deuda histórica del Estado?
Bueno, es que es un concepto que, al menos en Andalucía, ha sido claro. Cuando nosotros aprobamos nuestro Estatuto de Autonomía y recibimos las transferencias de los servicios partíamos con un retraso grande respecto de las medias nacionales y, en ese sentido, lo colocamos en el Estatuto y ha sido saldada por el Estado como éste ha podido. También hay que comprender los momentos de crisis. Pero lo más importante es que haya vocación de salir de la crisis.
- ¿Puede haber alguien que no tenga esa vocación?
A mí me parece que la crisis en una situación objetiva, evidentemente, pero también una especie de estado de opinión y, en la medida en que nosotros seamos capaces de sacudirnos la depresión, intelectual y psicológica, sentaremos de verdad las bases para la reactivación económica. Es indudable que hay un componente psicológico indudable en el funcionamiento de la economía. La gente, cuando tiene miedo, cuando siente incertidumbre, no arriesga, no crea negocio, no mueve, no activa.
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- Hoy se han publicado las cifras récord de desempleo de enero.
Efectivamente. Las cifras del paro son demoledoras. Afortunadamente, esta crisis, al contrario de otras crisis históricas, incluida la de 1929 en Estados Unidos, nos coge con un sistema de protección importantísimo creado por el Estado social en España porque, si no existieran estos elementos de protección y otros elementos de amortiguación, como la solidaridad, las instituciones benéficas o la institución familiar, que está paliando a sus miembros en peor situación económica, verdaderamente estaríamos en una situación de conflicto social y de ruptura de la paz social. ¿Por qué no sucede? No sucede porque, a pesar de ese nivel de paro tan enorme, hay elementos de amortiguación y paliativos muy importantes desde las prestaciones públicas, desde las prestaciones sociales.
- Castilla y León y Andalucía guardan también cierto paralelismo con la exclusividad de las aguas del Duero y del Guadalquivir.
Nosotros hemos hecho un dictamen recientemente para informar la proposición de ley de transferencia de la gestión del Guadalquivir, que es una ley que se ha de aprobar por las Cortes Generales. Y, después de conocer la sentencia del Tribunal Constitucional y de discrepar de ella, hemos aceptado que por cuanto lasentencia del Constitucional es inapelable y ha declarado que es inconstitucional el artículo del Estatuto de Autonomía que asumía la cuenca hidrográfica del Guadalquivir, hemos de caminar por la vía de que el Estado sea como competente el que nos transfiera la competencia. Entonces, lo que se ha hecho para respetar la sentencia ha sido una proposición de ley en la que se adquirirían facultades ejecutivas, no legislativas, simplemente ejecutivas, sobre la gestión de la cuenca. Ahora, el Parlamento de Andalucía aprobó esta proposición de ley, se envió a la Mesa de las Cortes, al Congreso de los Diputados, y corresponde a las Cortes Generales impulsarla y aprobarla. Pero he de decir que en el tema del Guadalquivir el asunto ha sido muy polémico y así como hay sectores de la opinión pública y sectores de regantes y políticos contrarios a la transferencia, en cambio hay un fuerte sentimiento popular de que el Guadalquivir es un río que se identifica plenamente con Andalucía y que no hay ningún obstáculo constitucional a que pudiera ser gestionado al menos en sus aspectos ejecutivos desde la Comunidad autónoma y esa misma doctrina creo yo que sería válida para el Duero.
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