El físico de las 200.000 firmas
¿Quién está detrás de la idea de dar a la Ciencia su casilla en la declaración de la renta? Se llama Fran Hernández, un investigador soriano de 25 años que estudió en Valladolid
ROCÍO MENDOZA
Miércoles, 18 de enero 2012, 15:50
Cuando Michael Faraday presentó su generador eléctrico, que en el siglo XIX no era más que una curiosidad científica, un político le preguntó sobre su utilidad. El científico inglés le contestó que lo ignoraba, pero que seguro llegaría el día en que su gobierno pondría un impuesto a su invento. Y así fue. Dos siglos después, la moraleja de esta anécdota permanece viva. Los científicos siguen hoy defendiendo la importancia de su trabajo para revolucionar día a día el mundo que conocemos. Eso sí, hoy lo hacen de otro modo. En el siglo XXI utilizan Twitter para reivindicarse. ¿El ejemplo? La iniciativa que corre como la pólvora en Internet sobre la creación de una casilla de aportación complementaria a la Ciencia en la declaración del IRPF.
Pocos serán los que no hayan oído hablar de ella. Los medios de comunicación se han hecho eco de esta idea, que no extraña demasiado en unos tiempos en que las donaciones privadas como ha sido el caso de Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) intentan mantener viva una línea de investigación. De hecho, son ya casi 200.000 individuos los que han firmado su apoyo en la red. Y el ritmo al que crece la cifra es de mil por hora. Casi literal. ¿Pero cuántos conocen a la persona que ha logrado tocar la fibra sensible de tanta gente?
No es ni un político ni un indignado organizado. Tamaño tino tiene detrás a un aspirante a investigador de 25 años rebosantes de rebeldía e idealismo, que va a todas partes en bici, experimenta con cámaras fotográficas antiguas y que, sobre todo, ama la Ciencia. Alumbró la idea después de leer que el nuevo gobierno tenía intención de recortar 600 millones de euros en la asignación al I+D y, al tiempo, percatarse de que la subida de impuestos podría suponer una mayor aportación a la iglesia católica en el IRPF. Entonces se dijo: «Igual la ciencia necesita una casilla para compensar parcialmente la caída de su presupuesto». Pensado y escrito: lo plasmó en su modesto blog y hoy es, con mucha diferencia, la iniciativa más apoyada en www.actuable.com.
Hijo de un ferroviario
Quien razona de este modo es Francisco Hernández, soriano de nacimiento y vallisoletano de adopción, de padre ferroviario e hijo de la educación pública española. Creció soñando con Carl Sagan y, sin dejar nunca de hacerse preguntas, se licenció en Física en la Universidad de Valladolid. Ahora investiga en la rama de Neurociencias en Cambridge, en un grupo de doctorado.
¿El futuro del científico español es marcharse al extranjero?
Me siento afortunado por investigar en Cambridge; es una situación fruto de una decisión. No estoy en contra de que los científicos investiguen en el extranjero; de hecho, me parece una experiencia irremplazable. Lo que creo que hay que conseguir es que en España se den las condiciones para que podamos volver y que no se pierda el dinero que se ha invertido en nuestra formación.
Su granito de arena es la popular propuesta de la Renta y, aunque no pensó que adquiriese tanta relevancia su idea, él no, sí cree que la gente está concienciada de la importancia invertir en I+D. «Solo tienen que mirar a su alrededor para ver que es uno de los motores de la sociedad. Es imposible saber de dónde va a salir la próxima tecnología que revolucione el mundo».
¿Por qué cree que la investigación científica no es tomada como un motor anticrisis?
Buena pregunta, hágasela al nuevo gobierno. Desde mi punto de vista, en el fondo, el recorte es una medida esperable en gobiernos que identifican erróneamente el Estado y lo público como un problema. También porque se trata de una inversión a largo plazo. Es fácil apostar por la Ciencia en los buenos tiempos, pero es en los malos en los que hay que mantenerse firme para no destruir lo conseguido.
A pesar del apoyo masivo a su propuesta, Fran así le llaman duda de que vaya a tener efecto en la clase política. «Pero hay que intentarlo. Nos arriesgamos a perder a toda una generación de científicos: es un drama humano, pero también económico».
Su escepticismo no significa que le reste importancia a su propuesta. «Es válida y debería ser discutida como se merece. Si el gobierno la rechaza, y no da alternativas para evitar el tercer recorte, debería explicar por qué. No dar dinero a la Ciencia es una decisión, no una imposición de las circunstancias», reflexiona.
Mientras el número de firmas crece, Fran ya ha dado otro paso: animar a la gente a trasladar la propuesta a los diputados y senadores de sus provincias. Y como cree que parte del progreso se debe a científicos que un día soñaron con lo imposible, él, por ahora, anhela un gobierno que «invierta en Ciencia lo que se merece».
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